Con un Mexicano en Cartagena. c6g5h

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Ahora así comencemos.

Con un mexicano en Cartagena.

Para mi cumpleaños fui a Cartagena de paseo y terminé en la cama de hotel con un mexicano.

En Cartagena conocí a Damián, un mexicano que conocí durante un paseo.

Para mi cumpleaños número 18 fuimos a Cartagena de paseo y para la ocasión me llevé una vestidos de baño y vestidos muy sexys.

Que mi mamá no me quería comprar pues decía que mostraría todo, pero mi prima Vivana le dijo a mamá que me los comprara que yo tenía un cuerpo muy lindo y que tenía que mostrar y mi mamá accedió a cómprame los bikinis sexys.

Mi mamá fue con su pareja, Viviana con un novio que se llamaba Marcos y yo sola sin pareja.

Eso me tenía un poco triste ir a un paseo de esos y sin pareja.

Llegamos al hotel a mi me tocó mi habitación sola pero estaba feliz porque sabía que si conseguía a alguien podría ir a mi habitación meter a un amante.

Salimos a la playa, yo me puse el vestido de baño y un vestido como en Maya, se me veían las tetas y el culo.

Porque era una tanga pequeñita y la parte de los senos bien pequeña que no dejaba nada a la imaginación.

Llegamos a la playa y nos hicimos cerca de un grupo de turistas de seis hombres y cuatro mujeres.

Los hombres muy lindos y las mujeres también y como yo me veía muy sexy y mostraba todo dos de los tipos no dejaban de verme.

Me miraban el culo y las tetas me miraban y se reían, me desnudaban con la mirada.

Yo los miraba de reojo y me reía, no dudaba en coquetearles y mirarlos con mirada de traviesa y viciosa y llena de picaría.

Yo no podía quitarle la vista de su bulto pues es lo que más me gusta ver en un hombre.

Nadaba cerca de ellos y no dejaba de verlos yo quería metermele por los ojos.

Viviana se dio cuenta y me dijo mira cómo te miran esos tipos te comen con la mirada, tú les gustas, te tienen ganas yo me reía.

Mis acompañantes se fueron a nadar yo me quedé sola y uno de los tipos se me acercó y me dijo hola hermosa cómo estás.

Mucho gusto me llamó Damián, yo lo mire y le sonreí y gracias, hola me llamo Lisette.

Damián, te vi y me pareces muy bonita, mis amigos dicen que tienes un cuerpo muy lindo como buena colombiana.

Lisette, ay tan lindo, gracias.

Damián, ¿por qué te dejaron sola? ¿Dónde están tus compañeros? Lisette, míralos allá están nadando.

Damián, ¿a qué bien? ¿Y una mujer tan linda? ¿Tiene novio? Lisette, yo me reí y le dije no vine sola, no tengo novio.

Damián, tienes unos senos muy bonitos.

Lisette, ay que eh, me puse roja como tomate, pero le dije gracias.

Damián, ese vestido de baño te queda bien lindo, ese color te queda muy bien.

Me sentí un poco nerviosa y roja de la piel.

Pero no podía dejar de ver a Damián.

Damián era un tipo alto, de tez blanca, pelo negro, una barba bien poblada y bien arreglada, brazos y piernas fuertes de unos 36 años y un bulto grande.

Lo que siempre me pasaba a la edad de 17 años que tenía era que yo tenía las tetas y culo bien firmes y las piernas bien hermosas y suaves.

Como yo hacía buen ejercicio en la clase de educación física y me gustaba salir a correr.

Y eso me servía para tener buen cuerpo y ser un postre para muchos hombres, un postre que todos se querían comer.

Y me empecé a echar su bronceador en mi cuerpo.

A lo que Damián me dijo que si me ayudaba yo le dije que sí.

Y le pasé el bronceador y con sus grandes manos me lo llevé.

Y me empecé a echar su bronceador en mi cuerpo.

A lo que Damián me dijo que si me ayudaba yo le dije que sí.

Y le pasé el bronceador y con sus grandes manos me empezó a echar el bronceador.

Pasaba su grandes memanos por cada centímetro de mi cuerpo.

Yo me estaba calentando, hasta que vi Diana.

Mi mamá y los demás volvieron y Damián se fue y me dijo que si después nos podíamos volver a ver yo le dije que sí.

Seguimos nadando.

Damián no dejaba de verme y yo seguía coqueteado.

Le lo miraba y me mordía los labios.

Lo miraba con deseo.

Él me miraba y se tocaba la verga yo solo o miraba y me reía.

Nos fuimos al hotel Mecambia y nos fuimos al restaurante del hotel.

Volvimos a cruzar miradas.

Él no dejaba de verme con deseo y yo al él pues quería a un macho estaba llena de deseo.

Se me acercó y me invitó a tomar una cerveza.

Y nos pusimos a hablar y me dijo que era mexicano y yo le dije.

Juan casi no se le nota y me reí.

Como mi mamá y Diana me dieron con él me dejaron a solas.

Pensaron que me iría el mexicano.