
Luis II y los Castillos de Baviera. 196fe
Descripción de Luis II y los Castillos de Baviera. z662p
Luis II de Baviera (Ludwig Otto Frederik Wilhelm; Palacio de Nymphenburg, Múnich, Baviera; 25 de agosto de 1845-Lago de Starnberg, ibídem; 13 de junio de 1886), conocido también por su apodo el "Rey Loco" o también el "Rey Cisne" o "der Märchenkönig" (el Rey de Cuento de Hadas), fue rey de Baviera desde su ascenso al trono, en 1864, hasta su fallecimiento, en 1886. Antes de ser rey, Luis fue un príncipe de Baviera, desde su nacimiento hasta 1864. Érase una vez un príncipe apuesto, melancólico y enfermizo al que le gustaba más soñar que gobernar. Le embriagaba el arte, la música y la poesía hasta enloquecer. Éste es el cuento de un príncipe que, cuando se convirtió en rey, construyó una fantasía como un castillo, luego otra, y otra. Luis II de Baviera fue tan extravagante como las fortalezas que mandó levantar. Los castillos de Neuschawanstein, Linderhof y Herrenchiemsee nos acercan a la biografía de aquel llamado "rey Loco", según algunas biografías esquizofrénico y atormentado por su homosexualidad, que adoró a Wagner hasta la obsesión y cuya muerte, ahogado en un lago junto a su psiquiatra, en 1886, aún encierra un misterio trágico, como los grandes dramas que tanto le fascinaban. El castillo de Neuschwanstein, uno de los más visitados de Europa, es una reinvención puramente kitsch de las fortalezas feudales de la Edad Media, llenas de almenas, frontones y puentes levadizos en donde es imposible no pensar en hadas y princesas. De hecho, es célebre el parecido de esta caprichosa construcción con el castillo de la bella durmiente de Walt Disney, reproducido en el parque temático infantil. Pero las paredes níveas, los torreones puntiagudos y fachadas de estilo neorrománico y neogótico no son más que una divertida excentricidad en medio de un paisaje mucho más contundente. Después de una caminata de media hora por una colina -también hay autobuses, para los más perezosos- se llega hasta el puente de Santa María, desde donde se ve la silueta del castillo rodeado de hayas y castaños. La soledad de las montañas y los verdes valles al fondo parecen, como debió de pensar Luis II, una ensoñación, casi irreal. A esa altura, a menudo las nubes envuelven al castillo y la estampa se presenta francamente romántica. El interior de Neuschwanstein, diseñado por el escenógrafo Christian Jank, es una borrachera de arañas de primas y espejos, terciopelo, dorados, sedas, mosaicos, cisnes, dragones, candelabros, doseles y murales que testifican la pasión que sentía el rey por Richard Wagner. Los dramas de Tannhä, Lohengrin y Tristán e Isolda resumen el mundo sinuoso, espeso y dramático que el visitante encontrará en el más famoso de los castillos del 'Rey Loco'. 3i47r
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Un eterno enigma quiero permanecer, para mí y para los demás.
La leyenda, el secreto, la tragedia.
Todo esto marca la imagen del rey Bávaro Luis II, del único verdadero rey de este siglo, como una vez le definió un poeta francés.
Inseparables de su personalidad son sus castillos de Neuschwanstein, Linderhof y Herrenquimse.
Los castillos de Luis nunca fueron ideados como construcciones para actos ceremoniales de la monarquía o como residencia para la familia real.
Se construyen en medio de la soledad, entre montañas y lagos, sin uso público.
Son lugares de retiro, de un intranquilo, de un solitario soñador.
El compositor Richard Wagner escribe después de su primer encuentro con el rey Por desgracia, es tan bello y genial, magnífico y con tanta alma, que temo que su vida se desvanezca como un fugaz sueño divino en este mundo tan malvado.
Sólo aquellos que intenten comprender su forma de pensar, entenderán cómo el rey transforma sus ideas y sus sueños en una arquitectura sin igual.
En nuestro viaje por la baviera de Luis II, encontramos luz y sombra, formas y colores de los proyectos soñados y llevados a la realidad.
Son las fantasías de un excepcional rey hechas realidad.
Nace el 25 de agosto de 1845 Otto Luis Federico Guillermo en el palacio de Nymphenburg de Múnich.
Por deseo de su abuelo y padrino Luis I, nacido en el mismo día, se le llamará Luis.
Luis es el hijo mayor del príncipe heredero Maximiliano II de Baviera y de María Federica de Prusia.
Tres años más tarde nace su hermano Otto.
La familia disfruta de estancias estivales casi todos los años en el castillo de Hohenschwangau en Algobia.
En 1832 el padre de Luis compra la antigua fortaleza del siglo XII de los señores de Hohenschwangau y la restaura en estilo neogótico.
La infancia de Luis II se ve muy marcada por la distancia entre los padres y su hijo.
Debido a los disturbios de los movimientos revolucionarios de 1848, Luis I abdica en favor de su hijo Maximiliano II.
Le quedará menos tiempo aún para dedicar a sus hijos.
Hasta su séptimo cumpleaños será educado por su vila Meilhaus, con la cual mantendrá toda su vida un estrecho o.
El siguiente educador, el conde Baslé de la Rosée, no tendrá ninguna influencia positiva sobre el joven, ya que le apoyará en su exagerado espíritu de soberanía.
La educación de los dos príncipes es, por voluntad de su padre, muy severa y estricta.
Maximiliano II quiere educar a sus hijos con sentido de la responsabilidad.
A base de hambre, trabajo, castigos duros, los prepara para que cumplan sus funciones de príncipe.
A sus 30 años, escribe Luis, mi padre siempre me ha tratado con superioridad.
Sólo se ha dignado dirigirme de vez en cuando a algunas frías palabras.
Fui obligado a someterme a la voluntad de maestros torpes e insensibles.
Lo que tuve que aprender me parecía estúpido, absurdo e inútil.
A los 10 años…
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