Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Relatos ERÓTICOS
Esto es un fragmento de un episodio exclusivo. ¡Escúchalo completo apoyando a este podcast!
JUEGOS PERVERSOS - PARTE 13

JUEGOS PERVERSOS - PARTE 13 5z492g

10/5/2025 · 01:01:32
0
301
0
301
Relatos ERÓTICOS

Descripción de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 13 454m1t

JUEGOS PERVERSOS - PARTE 13 ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1539967 525v6d

Lee el podcast de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 13

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Tus fantasías más prohibidas están aquí. Relatos calientes. Hoy presentamos.

Juegos perversos. Parte 13.

Lucía estaba sentada en el sofá en medio de la sala. Su mente aún no asimilaba lo que acababa de presenciar. Su cuerpo temblaba sin control. Parte de ello era por descubrir la traición de Antonio, pero también porque había estado al borde de un peligro inminente. Al recordar cómo había estado a punto de caer por las escaleras, el temblor se intensificó. De no haber sido por Rogelio, habría caído y las consecuencias podrían haber sido devastadoras. Sin embargo, lo que realmente tenía consternada a Lucía era lo que había visto en la habitación de Lorena.

Las imágenes volvían una y otra vez a su mente. Antonio, su Tony, encima de Lorena, moviéndose con un ritmo lento pero constante, mientras ella lo recibía con los brazos abiertos, o más bien dicho con las piernas abiertas. El corazón de Lucía se encogía cada vez que lo volvía a visualizar en su cabeza. Sentía como si la estuvieran apuñalando sin parar.

Nunca imaginó que Antonio sería capaz de traicionarla de esa manera. Sabía que el juego de cartas había provocado una atmósfera cargada de deseo, y también era consciente del interés que Lorena mostraba por su marido. Pero creyó en él, confió en que no caería en las insinuaciones de Lorena, ni se dejaría llevar por sus propios deseos.

Una parte de ella le recriminó, señalándole que tampoco estaba en posición de juzgar, ya que ella también había tenido un encuentro indecente con Joaquín. Sin embargo, se justificó a sí misma pensando que no era lo mismo. La felación que le había practicado a Joaquín fue por compasión, por caridad. El pobre hombre estaba sufriendo, y ella lo había aliviado. No tenía nada que ver con la lujuria. Estos pensamientos invadían su mente cuando Rogelio reapareció en la sala. Se había ido a preparar una taza de té para ayudarla a calmarse, y el repentino regreso del hombre la sorprendió.

—¡Aquí tienes Lucy! —dijo Rogelio, entregándole la taza de té. —Espero que te ayude a tranquilizarte.

Rogelio era consciente de lo que Lucía había presenciado. No le preguntó al respecto. Ella estaba segura de que él sabía exactamente qué ocurriría entre Lorena y Antonio cuando se retiraron a sus habitaciones. —¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —le preguntó, aún sin probar el té. —Tu esposa y mi marido están... están...

Rogelio la miró con una expresión que transmitía compasión. Debía sentir lástima por ella. Lucía dio un sorbo al té. Estaba caliente, y tenía un sabor agradable, aunque no logró tranquilizarla.

—Bueno, Lucy, como ya mencionamos en el juego de cartas, nosotros tenemos ese tipo de relación —explicó Rogelio—. Ella puede acostarse con quien quiera, y yo también. Así que...

Lucía sospechaba que Roger iba a responderle algo así. Pero eso no evitó que se sintiera ofendida, asqueada incluso. No podía concebir un mundo donde las parejas casadas aceptaran ese tipo de obscenidades. Creía firmemente en la santidad del matrimonio y la monogamia. Y, sin embargo, ahí estaba Rogelio, quien parecía no tener problema alguno con el hecho de que su mujer estuviera revolcándose con su mejor amigo en su propia cama. Todo aquello resultaba muy extraño para Lucía. —No puedo creer que Antonio me esté siendo infiel —dijo ella con tristeza.

Creía que me amaba. —Te ama, Lucy, créeme —respondió Rogelio—. Lo conozco casi desde siempre, y te aseguro que nunca lo he visto tan feliz como desde que te conoció. Eres todo para él. —Entonces, ¿por qué...? —Porque Lorena es la persona más convincente que he conocido.

—Tiene el don de la seducción —respondió Rogelio—. No había reproche en su voz, sino algo muy parecido al... ¿orgullo? —Sé que esto te duele, pero no tomes una decisión precipitada por el dolor. Antonio es un buen hombre, solo que esta vez no pudo resistirse.

Todo lo que pasó en el juego debe haberlo excitado muchísimo. Y un hombre en ese estado es como una bestia. A veces simplemente no podemos controlarnos. Lucía se sentía abrumada por todo lo que estaba escuchando. No entendía cómo Rogelio podía hablar tan tranquilamente de la infidelidad de su esposa.

Comentarios de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 13 1z3p1e

Apoya a este programa para poder participar en la conversación.