Infernum Z - Libro 4 - El asedio de Plasencia - 022 4i1p6v

A la mañana siguiente nueve y veintitrés de la mañana de pie junto al viejo y oxidado toa m ciento trece transporte oruga acorazado que les había sido asignado para según las órdenes recibidas trasladarse a su nuevo destino el sargento echanove fue alternando la mirada entre los hombres de su pelotón sus equipos sus petates los dos metros cúbicos de material y provisiones que les habían entregado y nuevamente volvió a mirar hacia el blindado no me digan que no es una preciosidad caballeros dijo el sargento pasando suavemente la mano por la oxidada chapa hombre yo no es por quitarle la ilusión mi sargento pero este chisme tiene más años que mi abuela y eso que ella murió con ochenta y nueve hace veinte años precisamente es en eso es en lo que radica el aura de gloria que lo envuelve soldado gutiérrez así que no me sea usted uno de esos pero pero pero que critican cualquier avance o mejora a que lo que tiene es gloria pues vale yo es que pensaba que era óxido y telarañas pero oye que si usted dice que es otra cosa a mí me parece estupendo olvídate de las telarañas el óxido y la ca pa de polvo lo único que importa es la experiencia acumulada en combate en que combate en el islote de perejil porque que yo sepa españa no ha entrado en guerra desde la guerra civil ya pero es que esté blindado estuvo nada más y nada menos que en vietnam señores a saber cuántos vietcong sabrán aplastado esas orugas yo me conformo con que sea capaz de llevarnos a nuestro destino y no nos deje tirados en medio de la nada dijo hernández y hablando de dejarnos tirados qué tal se han portado a la hora del material y las provisiones mi sargento no sé yo muy bien qué responderte la verdad no quiero ser agorero pero pa mi que no nos va a coger todo esto hay dentro murmuró echanove alternando nuevamente la mirada entre los dos palets de material el blim andado y la carpeta llena de papeles que llevaba en las manos y en la que se detallaban todos ellos veo yo muchos telares para tan poco sitio a ver mi sargento está claro que si metemos todo esto dentro la mitad de nosotros vamos a tener que viajar subidos al techo dijo jiménez además según el mapa nuestro destino está a setecientos kilómetros así que cómo vamos a hacer setecientos kilómetros dentro o aún peor encima de esa lata de sardinas está claro que forzosamente alguien tiene que haber cometido una equivocación en primer lugar sepa usted que el ejército español jamás se equipo boca y que si se equivoca no lo reconoce en segundo lugar tuve benítez no vais a viajar en el techo porque según vuestros expedientes vosotros dos ya habéis conducido estos trastos así que por vuestras razones y por mis cojones no os quedan más huevos que ir dentro y en tercer lugar digo yo que si cogemos unas cuantas cuerdas y un par de redes bien podríamos llevar parte de ello dentro y parte de ello fuera usease en el techo coño pero si es que en el fondo lo único que hay que hacer es improvisar un poco creatividad señores creatividad vamos a ver mi sargento que yo lo único que le estoy diciendo es que son setecientos kilómetros o sea un siete seguido de dos ceros y que la autonomía de este cacharro es de tan solo cuatrocientos ochenta kilómetros y eso tirando muy por lo alto así que si echamos cuentas queda claro que a no ser que paremos a repostar a medio camino no vamos a llegar nuestro destino ya ya entiendo lo que me quiere decir lo que pasa es que digo yo que podríamos llevar unas cuantas latitas de más o no latitas tiene usted la menor idea de cuántas latitas necesitaremos para rellenar dos depósitos de doscientos sesenta litros cada uno tanto lleva corona pues sí que debe gastar gasoil es mamotreto aunque bueno de todas maneras digo yo que ya que nos queda de camino podríamos parar a repostar en la zona segura de zamora dijo revisando la documentación que le había entregado el coronel lo lo que pasa es que no veo ningún vale de combustible entre los papeles de nuestras órdenes pero claro como son tan secretas lo mismo es que están escritos con tinta invisible alguien tiene un mechero por ahí no mi sargento déjese de mecheros que me parece que todavía no acaba usted de entender lo que le estoy diciendo a ver usted pierde los ojos e imagínese que por un milagro divino conseguimos llegar a zamora y podemos repostar se lo imagina pues claro que me lo imagino dijo cerrando los ojos y esbozando una sonrisa ahora mismo estoy sentado en una terraza de la plaza mayor bebiendo un buen vaso de vino de toro y degustando mi tercera etapa de crujiente