
Infernum Z - Libro 4 - El asedio de Plasencia - 041 421f8
Descripción de Infernum Z - Libro 4 - El asedio de Plasencia - 041 i5z1m
El asedio de Plasencia es la cuarta entrega de la saga Infernum Z. Con mucho humor, mucho suspense, muchos zombis y muy extensa. Casi ochocientas páginas de suspense, en el que, adelantándonos a los personajes, veréis cómo la compleja telaraña se va tejiendo a su alrededor hasta conducirlos a un desenlace inesperado para todos. La infección continúa, pero tras la derrota de Ferranzo las grandes hordas de zombis se han disgregado en pequeños pero muy numerosos grupos. Lo poco que quedaba del gobierno ha desaparecido, por lo que varias regiones se han unido en una Federación cuyo fin es reunificar todos los territorios y alcanzar un ambiente de aparente normalidad potenciando el comercio, la recolonización y el apoyo militar; y los Jabatos, perenne dolor de cabeza del coronel Hernández (al mando de Musel City) han sido nombrados Legados de la Federación para representarla en las negociaciones de adhesión con las ciudades situadas al otro lado de la frontera. Pero esa apacible vida desaparecerá en cuanto les sea encomendada un simple misión. Deberán ir a la Base Origen, una base científica levantada alrededor de la base subterránea nazi de la que surgió Ferranzo, reunirse con los investigadores y, junto con ellos, trasladarse a Plasencia para anular el creciente movimiento que pretende presionar al senado para conceder derechos civiles a los no-muertos. Son muchas las sorpresas que les aguardan en el camino a Plasencia, una ciudad fronteriza excesivamente alejada del resto de asentamientos, y demasiado cerca de la oscura frontera y de lo que se esconde al otro lado de ella. O, lo que es lo mismo, el lugar ideal para acabar con ellos y lanzar un ataque definitivo. Un ataque que, procedente del otro lado del Mediterráneo, se está gestando en lo más profundo del la Base Origen y en el que, tanto los Demonios como los Constantinianos, tendrán un papel dramáticamente fundamental… sin tener ni la menor idea de que quien está realmente al frente de la inminente “Eclosión”, es el único ser al que Ferranzo teme y con el que contrajo una deuda que ahora deberá pagar. Pero, por supuesto, frente a ellos tendrán a los Jabatos, a la Segunda Brigada Cabriteña, a las tropas del Coronel Blanco (acuarteladas en Grajal De Campos), a las del comandante Roberto (de la Ciudadela de Sanabria), a sus habituales compañeros de aventuras (Juanfra, Lucio, Nufrio, etc.) y a dos departamentos de inteligencia al servicio de la Federación: el DAE (Departamento análisis exocientíficos) y la CSIC, “Cooperativa Secreta de Inteligencia Cabriteña”. Aunque… bueno, en realidad estos últimos no son tan inteligentes, así que con ellos de por medio el caos está garantizado. ¿Estáis preparados para afrontar lo que os aguarda? ¡Pues que comience el juego! 6i694g
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Plasencia el ataque eran las dos de la madrugada el viento había rolado al sur y arrastraba consigo un acre olor a carne en descomposición que mantenía en alerta por igual a los centinelas de las torres que a los afortunados que una vez finalizado su turno caminaban apresuradamente sin atreverse á mirar atrás entre las callejuelas iluminadas por la amarillenta luz de las farolas todos los que á aquella hora estaban despiertos que eran casi todos los adultos sabían que el aroma de la muerte siempre precede a la misma ella la siempre correcta y puntual barca tiene la deferencia de avisar de su visita con antelación y así ocurrió el estridente aullido de las sirenas de alarma se extendió congelando los corazones de quienes llevaban horas rezando para no escuchar las jamás por toda plasencia empezaron a oírse las voces aterradas de las gentes el sonido apresurado que hacían las botas de los soldados corriendo hacia sus puestos de combate la voz de miles de labios rezando en voz baja como si no quisiesen molestar a dios y el llanto disimulado de las madres que corrían con sus hijos en brazos para ponerlos a salvo en refugios que todos sabían que no resistirían el envite de aquellos que hubiesen derrotado a las altas y gruesas murallas a los pocos segundos el tañido de las campanas se unió al de las sirenas y ambos se fundieron en un único grito de auxilio que se extendió más allá de las murallas cruzando montes y dehesas valles y sierras mientras que los defensores se preparaban para afrontar los que probablemente serían sus últimos momentos de vida tal vez fuesen minutos tal vez horas en el fondo no les importaba el tiempo que de vida les quedase lo que les impone taba era que sus seres queridos no sufriesen la misma horrible muerte que padecerían ellos pero no la muerte física sino la muerte del alma al saber que aun dando tu vida en su defensa aquellos a quienes amas no tardarán en experimentar una muerte tan horrible como la tuya no no era morir lo que les encogía el corazón sino s a verse impotentes para evitar que los suyos sobreviviese sabían que aquellos engendros jamás hacían prisioneros que cruzarían la ciudad como una gigantesca ola de muerte y que cuando la dejasen atrás de ellos tan solo quedarían huesos descarnados que por primera vez no castigarían el ánimo de los vivos porque ya nadie quedaría para llorarlos nadie lamentaría no haber podido hacer más nadie se introduciría el cañón de una pistola en la boca mientras lloraba ante una fotografía de los que ya nunca más estarían a su lado los bórax no dejaban arrepentidos tras de sí tan solo irreconocibles restos humanos abrazándose bajo el implacable sol desde lo alto de la muralla el coronel blanco dirigió los prismáticos hacia la oscuridad que envolvía la interminable llanura pulsó el interruptor y la negrura se tornó súbitamente de color verde al mismo tiempo que el pánico intentaba hacer mella en un coraje que en aquel instante parecía haberse esfumado no era una falsa alarma una ingente masa de bórax una horda sin precedentes de unas proporciones inimaginables que se extendía hasta donde alcanzaba la mirada se aproximaba lentamente hacia ellos el teniente que estaba á su lado le mostró las imágenes térmicas y nocturnas que les estaban enviando los drones todo absolu tamente yodo lo que rodeaba la ciudad era una única masa de seres estrechando el cerco a su alrededor el portátil temblaba entre las manos del joven oficial el coronel blanco le dirigió una mirada compasiva también él estaba asustado aquello era mucho más de lo que cualquier otro combatiente que siguiese con vida hubiese visto jamás as un centenar de focos iluminarán los alrededores los soldados situados en el frente norte desde torre lucía hasta la esquina del antiguo cuartel vieron los primeros bórax acercándose entre el campus universitario y el acueducto y haciendo acopio de todo el valor que les quedaba prepararon sus armas apuntaron controlaron la respiración y esperaron la orden de su coronel sin apartar la vista de los millares de hambrientos seres que avanzaban por la calle de juan carlos y muchos millares mas lo hacían por todas las demás calles ocultos por los edificios que no habían podido volar el coronel encendió un puro exhaló una larga nube de humo azulado y dio la orden de prepararse adelante teniente que esos cabrones de ahí abajo se enteren de lo que les espera unos segundos después por los altavoces repartidos por toda la ciudad empezó a escucharse al himno de quienes resistirán todo lo que el destino les arroje por muy imposible que esto pueda aparecer hasta que se hace realidad cuando pierda todas las cuando duerma con solera cuando se metía salidas lo lleno ya les hemos avisado así que más les vale que después no nos vengan llorando que los cañones
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