
Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 024 691m54
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Tras la repentina retirada de la horda zombi que mantenía sitiada la ciudadela de Puebla de Sanabria, justo cuando la caída de la ciudadela parecía ya inevitable, nuestros amigos mantuvieron una inesperada reunión con el ahora coronel del CNI Pérez. El mismo hombre que hasta que la infección se descontroló había sido el oficial a cargo de la investigación sobre las masacres ocurridas en San Facundo y Santa Marina, y de las de las que, tras haber secuestrado un autocar lleno de pasajeros se entregaron a la policía con la esperanza de que sus explicaciones sobre lo que realmente había ocurrido en los dos pueblos fueran suficientes para exonerarlos de toda culpa. Pero no fue así. Durante tres interminables semanas el por entonces capitán Pérez les sometió a continuos interrogatorios en los que todo el grupo se reafirmaba una y otra vez en su versión de lo ocurrido y en que en vez de estar perdiendo el tiempo con ellos, la policía haría bien en ocuparse de buscar a Ferranzo antes de que pudiese expandir la infección. Sin embargo, cuando Pablo, al que la policía consideraba el líder de una especie de secta satánica, se dio cuenta de que la infección se había extendido camuflando sus primeros síntomas con lo que todo el mundo consideraba que era una anómala, pero de ninguna forma preocupante “gripe de verano”, ante la sorpresa de Pérez se ofreció a firmar una declaración de culpabilidad a cambio de que él y sus compañeros fueran inmediatamente llevados a “la zona cero” para realizar una reconstrucción de los hechos. Lo que aconteció después es de todos conocidos. Cuando la policía les escuchó decir que habían encerrado a algunos supervivientes de la masacre en un viejo bunker subterráneo situado bajo un campo de trigo, intentaron acceder a la base subterránea en la que Ferranzo había pasado ochenta años confinado y se encontraron con los zombis que Ferranzo había dejado en su interior para asegurarse de que nadie que llegara hasta ella sobreviviera. Tras haber masacrado a todos los que se encontraban dentro de la zona acordonada, los zombis llevaron la muerte más allá de ella al mismo tiempo que el virus entraba en su última fase de mutación y por toda la meseta comenzaban a darse los primeros casos de infectados que atacaban violentamente a todo aquel que se ponía a su alcance. A ello le siguió el caos absoluto, la anarquía, el cierre perimetral de la meseta y el abandono de todos los que no había podido ser evacuados antes de la instalación de las torretas de fuego automático que la OTAN, bajo el auspicio de la ONU y de la OMS, había decido situar alrededor de toda la zona de cuarentena con el fin de evitar que virus pudiera salir de ella. Pero no lo consiguieron. Así que, tras “arreglar cuentas” con él, y dejarlo tirado en el suelo con la nariz rota, decidieron abandonar Puebla de Sanabria antes de que Pérez ordenase su captura. Y gracias a la inestimable ayuda del teniente Roberto, ellos y los supervivientes que habían recogido durante el trayecto a Sanabria, se unieron a una patrulla y, con la esperanza de encontrar a Sofía, la única integrante que permanecía desaparecida, pusieron rumbo a Ciudad Rodrigo. Pero en esta historia, nunca nada es tan sencillo como debería de ser. Ferranzo les lleva meses de ventaja. Y tampoco se ha olvidado de ellos. Lleva meses aguardando ese momento. Para ser exactos, desde el mismo instante en que Maruja le clavó el cuchillo en el cuello y consiguieron escapar de su emboscada en el cementerio, lo que quiere decir que ha dispuesto de mucho tiempo para planificar su venganza. Él sabe que antes o después caerán en su trampa, y ellos saben que antes o después llegará en momento de la suya. Son dos locomotoras circulando a toda velocidad sobre un laberinto de vías y que, a pesar de ser conscientes de que antes o después colisionarán, siguen adelante porque anhelan que llegue ese instante. asistir a la muerte del rival aunque sepan que hacerlo conllevará la suya propia. in57
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Epílogo poco después mientras que el blindado que transportaba a los luchadores del páramo sería su rumbo el sol del amanecer iluminaba a los miles de personas que se agolpaban en las murallas de la ciudadela fortificada de ciudad rodrigo para comprobar por sí mismas que las voces de alarma que recorrían aquella posición no estaban equivocadas a algo menos de un kilómetro de ellos al otro lado del polígono industrial que separaba la vía del tren de la ciudadela una vieja locomotora que arrastraba tras de sí un aún más viejo vagón y cuyo penoso estado hacía suponer que acababan de regresar de la más cruenta batalla imaginable se detuvo en la curva y un grupo compuesto por alrededor de unas cien personas muchas de ellas malheridas descendieron y comenzaron una penosa marcha en dirección a la seguridad de la ciudadela y de inmediato ante la enorme cantidad de heridos que parecían llevar con ellos y a pesar de que llevaban varios días sin avistar a ningún zombi el oficial al mando ordenó que dos unidades blindadas salieran para recogerles y escoltarlos hasta el interior pero no todos los integrantes de aquella expedición habían descendido del tren en la cabina de la locomotora melitón tras escuchar el triste informe de bajas que gervasio les acababa de dar con los ojos llenos de lágrimas aceptó el pañuelo que emeterio le ofrecía se sonó la nariz hinchó el pecho y murmuró con orgullo héroes cabal aleros todos ellos y ellas son héroes lo sabemos melitón asintió emeterio esas valerosas personas ni tan siquiera nos avisaron de que el tren había sido tomado por los muertos y que se combatía cuerpo a cuerpo en cada asiento en cada ventana en cada centímetro de cada vagón pa mi que eso fue por la cosa de no molestar para evitar poner en riesgo la vida de los tripulantes y por lo tanto del resto de pasajeros indicó gervasio eso fue porque tenían los huevos más grandes que el caballo de espartero y porque ante el ataque de un enemigo superior en número escogieron morir combatiendo en tan desigual contienda antes que retroceder y poner en peligro al resto del tren se sacrificaron por todos nosotros y es de justicia que recordemos su heroísmo y que se lo transmitamos a las generaciones venideras para que esta recuerden el espíritu de sacrificio del que han hecho gala y que caracteriza a los buenos patriotas señores como caballeros españoles que somos pero sobre todo como honorables integrantes de la primera brigada pesada cabritilla no podemos permitir que sus cuerpos se conviertan en unos irreconocibles excrementos de muerto la primera brigada pesada cabritilla nunca deja a nadie atrás así que regresemos a por ellos recojamos lo poco que de ellos quede y honremos sus restos como reliquias que mantengan el recuerdo de este glorioso día en el que los cabritillos volvimos a anteponer el honor y el deber a nuestras propias vidas diga usted que sí señor alcalde celebró don luciano que en su mente ya se estaba imaginando el falo incorrupto de san ve rancio sitúa en el centro del altar de la iglesia y rodeado por los pechos y nalgas de aquellas hermosas y peleonas mujeres en el nombre de dios de la cristiandad y de samba rancio que está muy solo yo digo que es de justicia que convirtamos sus grietas y mordisquear las carnes en reliquias que poder legarles a las futuras generaciones gervasio a la orden cuántos cabritillos quedamos ahora mismo en el tren ocho contando con nosotros siete y uno más si contamos al pacorro que es que al pobrecico animal le ha entrado la cazuza y anda por el vagón picoteando los restos de carne y qué le pasa al honorato es que está herido no qué va lo que pasa es que se ha quedado dormido en uno de los asientos del vagón y me da pena despertarla después de todo lo que ha pasado y como estamos de armas y municiones buf de eso hay pa dar y tomar está el vagón repleto por todos los lados imagínense que hasta que dan caja sin abrir así que usted dirá pues lo que digo es que no hay nada más que hablar todo el mundo a sus puestos y tú gervasio baja y guíame durante la maniobra para salir de aquí a la orden alcalde comandante melitón y un par de minutos después los soldados llegados junto al tren asistieron con pasmo a la visión de este comenzando a circular marcha atrás mientras que el emeterio le saludaba moviendo alegremente la mano y sentado ante la enorme ametralladora que acababan de colocar en la puerta trasera del vagón ahora convertida en parte delantera del tren hasta que encontraran en donde poder dar la vuelta y el gervasio asomado a una de las ventanillas daba las pertinentes indicaciones técnicas para realizar la maniobra tire que libra alcalde usted tire todo recto que no hay nadie detrás el capitán gómez quien se había acercado hasta la locomotora con el objeto de felicitarles en persona y acompañar a los tripulantes hasta la ciudadela abrió los ojos con incredulidad y preguntó pero se puede saber qué se creen que están haciendo ustedes y entonces melitón se asomó a la ventanilla le saludó como manda
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