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Infernum Z
Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 023

Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 023 p3z2z

11/9/2023 · 02:22:22
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Infernum Z

Descripción de Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 023 5m2931

Tras la repentina retirada de la horda zombi que mantenía sitiada la ciudadela de Puebla de Sanabria, justo cuando la caída de la ciudadela parecía ya inevitable, nuestros amigos mantuvieron una inesperada reunión con el ahora coronel del CNI Pérez. El mismo hombre que hasta que la infección se descontroló había sido el oficial a cargo de la investigación sobre las masacres ocurridas en San Facundo y Santa Marina, y de las de las que, tras haber secuestrado un autocar lleno de pasajeros se entregaron a la policía con la esperanza de que sus explicaciones sobre lo que realmente había ocurrido en los dos pueblos fueran suficientes para exonerarlos de toda culpa. Pero no fue así. Durante tres interminables semanas el por entonces capitán Pérez les sometió a continuos interrogatorios en los que todo el grupo se reafirmaba una y otra vez en su versión de lo ocurrido y en que en vez de estar perdiendo el tiempo con ellos, la policía haría bien en ocuparse de buscar a Ferranzo antes de que pudiese expandir la infección. Sin embargo, cuando Pablo, al que la policía consideraba el líder de una especie de secta satánica, se dio cuenta de que la infección se había extendido camuflando sus primeros síntomas con lo que todo el mundo consideraba que era una anómala, pero de ninguna forma preocupante “gripe de verano”, ante la sorpresa de Pérez se ofreció a firmar una declaración de culpabilidad a cambio de que él y sus compañeros fueran inmediatamente llevados a “la zona cero” para realizar una reconstrucción de los hechos. Lo que aconteció después es de todos conocidos. Cuando la policía les escuchó decir que habían encerrado a algunos supervivientes de la masacre en un viejo bunker subterráneo situado bajo un campo de trigo, intentaron acceder a la base subterránea en la que Ferranzo había pasado ochenta años confinado y se encontraron con los zombis que Ferranzo había dejado en su interior para asegurarse de que nadie que llegara hasta ella sobreviviera. Tras haber masacrado a todos los que se encontraban dentro de la zona acordonada, los zombis llevaron la muerte más allá de ella al mismo tiempo que el virus entraba en su última fase de mutación y por toda la meseta comenzaban a darse los primeros casos de infectados que atacaban violentamente a todo aquel que se ponía a su alcance. A ello le siguió el caos absoluto, la anarquía, el cierre perimetral de la meseta y el abandono de todos los que no había podido ser evacuados antes de la instalación de las torretas de fuego automático que la OTAN, bajo el auspicio de la ONU y de la OMS, había decido situar alrededor de toda la zona de cuarentena con el fin de evitar que virus pudiera salir de ella. Pero no lo consiguieron. Así que, tras “arreglar cuentas” con él, y dejarlo tirado en el suelo con la nariz rota, decidieron abandonar Puebla de Sanabria antes de que Pérez ordenase su captura. Y gracias a la inestimable ayuda del teniente Roberto, ellos y los supervivientes que habían recogido durante el trayecto a Sanabria, se unieron a una patrulla y, con la esperanza de encontrar a Sofía, la única integrante que permanecía desaparecida, pusieron rumbo a Ciudad Rodrigo. Pero en esta historia, nunca nada es tan sencillo como debería de ser. Ferranzo les lleva meses de ventaja. Y tampoco se ha olvidado de ellos. Lleva meses aguardando ese momento. Para ser exactos, desde el mismo instante en que Maruja le clavó el cuchillo en el cuello y consiguieron escapar de su emboscada en el cementerio, lo que quiere decir que ha dispuesto de mucho tiempo para planificar su venganza. Él sabe que antes o después caerán en su trampa, y ellos saben que antes o después llegará en momento de la suya. Son dos locomotoras circulando a toda velocidad sobre un laberinto de vías y que, a pesar de ser conscientes de que antes o después colisionarán, siguen adelante porque anhelan que llegue ese instante. asistir a la muerte del rival aunque sepan que hacerlo conllevará la suya propia. 69630

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Capítulo veintitrés la batalla de san cabritos poco antes del amanecer los hasta entonces distantes sonidos que brotaban de las impacientes gargantas de los zombis se fueron acrecentando poco a poco sonando cada vez más próximos retumbando por todo el valle y entre las piedras del pueblo evocando en las mentes de todos los que en su interior se encontraban las espantosas imágenes de cadáveres horriblemente mutilados de malignos semblantes con los ojos inyectados en sangre y de mandíbulas que ansiaban hundirse en sus aún calientes entrañas para devorarlas antes incluso de que los corazones de sus agonizantes víctimas hubiesen dejado de latir a lo largo de toda la muralla comenzaron a escucharse los primeros cuchicheos temerosos que fueron inmediatamente seguidos por los gri hitos de alarma de los centinelas y por el sonido producido por las gotas de quienes se apresuraban á ocupar sus puestos de combate sonidos delgados que eran acompañados por el tañido de las campanas extendiéndose más allá de los montes los mismos montes que durante tanto tiempo habían protegido el diminuto pueblo ahora convertido en según iba proclamando el cura a diestro y siniestro por las calles el último baluarte de la cristiandad y el en el último representante de dios en el páramo por lo que mientras que don luciano difundía la palabra de dios se infundía ánimo en sus corazones al mismo tiempo atraía las miradas agradecidas de todo aquel que se cruzaba en su camino aunque no no sé pero analizando más detenidamente las expresiones de sus caras al encontrárselo de frente lo mismo aquellas miradas en realidad no eran de agradecimiento sino de asombro al ver ahora sobre la sotana llevaba puesto un chaleco militar repleto de munición y cruzado por dos bandoleras llenas de cartuchos tres enormes crucifijos de oro y la caja que alberga la reliquia de san ve rancio todo ello colgado al cuello cual m a baracus castellano por supuesto también llevaba una ametralladora ligera colgada al hombro un casco militar sobre la boina y una mochila de sulfatar de un intenso color naranja con dieciseis litros de agua bendita colgada a la espalda y con cuya lanza iba bendiciendo a todo aquel con el que se cruzaba que dios permanezca siempre en ti exclamó al cruzarse con gervasio y regándolo de arriba abajo que la felicidad perdure todos los días en tu corazón que tu vida esté rodeada de paz y tranquilidad pero sobre todo que el amor de dios te llene de alegría bondad y sobre todo de buena puntería para poder reventarle la cabeza muchos de esos demonios amén dios le bendiga señor cura y muchas gracias por el baño que la verdad es que como estamos en noviembre y ya me iba tocando agradecido gervasio secándose la cara con la manga de la camisa mientras que don luciano seguía su camino y ascendía los peldaños que llevaban a lo alto de la muralla mantel la fe gritó descargando una larga rociada sobre el obús autopropulsado e m ciento nueve todos nosotros somos soldados de dios y es por ello por lo que esos demonios sin alma jamás podrán rebasar nuestra sacrosanta muralla continuó diciendo mientras empapaba dos soldados y á su ametralladora ocasionando que uno de ellos se apresurarse a secarla mientras se acordaba de la madre que había parido al cura y aún mucho menos podrán profanar el santuario de samba rancio y no lo harán porque dios todopoderoso está a nuestro lado y porque yo sé que si es necesario todos vosotros estaréis felices de entregar vuestras vidas para impedirlo clamó rociando al sordo propietario del tractor guiado por el alcalde y que precisamente por estar mas sordo que un ladrillo no se percató de su presencia hasta que el agua le cegó y entonces sobresaltado por la inesperada duca di un traspiés cayendo de la muralla abajo sobre un grupo de combatientes mientras que el cura quien como iba entregado en cuerpo y alma a su abnegada labor de preparar el alma de aquellos valientes para cuando los zombis acabarán con ellos no se había enterado de nada y continuaba adelante con su sagrada misión de difundir la palabra de dios y ya de paso alguna que otra pulmonía nuestra invicta muralla continuará alzándose orgullosa otros mil años más hacia el cielo o se hundirá hasta lo más profundo del infierno arrastrando consigo a todos esos endemoniados engendros y aplastando al mismísimo satanás adelante nobles hijos de san cabritos y forasteros también por supuesto no permitáis que vuestra cercana y con toda seguridad extremadamente dolorosa muerte os aflija porque el señor os ha preparado un sitio a su lado a ver obviamente vuestro sitio no estará tan cerca de él como lo estará el mío puntualizó para que nadie se hiciera falsas ilusiones con la posibilidad de poder pasar el resto de la eternidad al lado del cura pero ya vereis como casi seguro que tampoco será mucho más allá así que velad vuestra sacras y honorables armas y orad al señor para que os conceda la gracia divina y el don de reventarle la cabeza a todos esos diablos sentidos afortunados porque habéis sido elegidos para ser la mano que aplastará al demonio en la inminente batalla final contra el mal

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