
Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 017 3o6l1l
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Tras la repentina retirada de la horda zombi que mantenía sitiada la ciudadela de Puebla de Sanabria, justo cuando la caída de la ciudadela parecía ya inevitable, nuestros amigos mantuvieron una inesperada reunión con el ahora coronel del CNI Pérez. El mismo hombre que hasta que la infección se descontroló había sido el oficial a cargo de la investigación sobre las masacres ocurridas en San Facundo y Santa Marina, y de las de las que, tras haber secuestrado un autocar lleno de pasajeros se entregaron a la policía con la esperanza de que sus explicaciones sobre lo que realmente había ocurrido en los dos pueblos fueran suficientes para exonerarlos de toda culpa. Pero no fue así. Durante tres interminables semanas el por entonces capitán Pérez les sometió a continuos interrogatorios en los que todo el grupo se reafirmaba una y otra vez en su versión de lo ocurrido y en que en vez de estar perdiendo el tiempo con ellos, la policía haría bien en ocuparse de buscar a Ferranzo antes de que pudiese expandir la infección. Sin embargo, cuando Pablo, al que la policía consideraba el líder de una especie de secta satánica, se dio cuenta de que la infección se había extendido camuflando sus primeros síntomas con lo que todo el mundo consideraba que era una anómala, pero de ninguna forma preocupante “gripe de verano”, ante la sorpresa de Pérez se ofreció a firmar una declaración de culpabilidad a cambio de que él y sus compañeros fueran inmediatamente llevados a “la zona cero” para realizar una reconstrucción de los hechos. Lo que aconteció después es de todos conocidos. Cuando la policía les escuchó decir que habían encerrado a algunos supervivientes de la masacre en un viejo bunker subterráneo situado bajo un campo de trigo, intentaron acceder a la base subterránea en la que Ferranzo había pasado ochenta años confinado y se encontraron con los zombis que Ferranzo había dejado en su interior para asegurarse de que nadie que llegara hasta ella sobreviviera. Tras haber masacrado a todos los que se encontraban dentro de la zona acordonada, los zombis llevaron la muerte más allá de ella al mismo tiempo que el virus entraba en su última fase de mutación y por toda la meseta comenzaban a darse los primeros casos de infectados que atacaban violentamente a todo aquel que se ponía a su alcance. A ello le siguió el caos absoluto, la anarquía, el cierre perimetral de la meseta y el abandono de todos los que no había podido ser evacuados antes de la instalación de las torretas de fuego automático que la OTAN, bajo el auspicio de la ONU y de la OMS, había decido situar alrededor de toda la zona de cuarentena con el fin de evitar que virus pudiera salir de ella. Pero no lo consiguieron. Así que, tras “arreglar cuentas” con él, y dejarlo tirado en el suelo con la nariz rota, decidieron abandonar Puebla de Sanabria antes de que Pérez ordenase su captura. Y gracias a la inestimable ayuda del teniente Roberto, ellos y los supervivientes que habían recogido durante el trayecto a Sanabria, se unieron a una patrulla y, con la esperanza de encontrar a Sofía, la única integrante que permanecía desaparecida, pusieron rumbo a Ciudad Rodrigo. Pero en esta historia, nunca nada es tan sencillo como debería de ser. Ferranzo les lleva meses de ventaja. Y tampoco se ha olvidado de ellos. Lleva meses aguardando ese momento. Para ser exactos, desde el mismo instante en que Maruja le clavó el cuchillo en el cuello y consiguieron escapar de su emboscada en el cementerio, lo que quiere decir que ha dispuesto de mucho tiempo para planificar su venganza. Él sabe que antes o después caerán en su trampa, y ellos saben que antes o después llegará en momento de la suya. Son dos locomotoras circulando a toda velocidad sobre un laberinto de vías y que, a pesar de ser conscientes de que antes o después colisionarán, siguen adelante porque anhelan que llegue ese instante. asistir a la muerte del rival aunque sepan que hacerlo conllevará la suya propia. 69630
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Capítulo diecisiete la caída cuando los guardias entraron en la enfermería de braganza con aquellos tres hombres el doctor tragó saliva al verlos no sabía el qué pero había algo en ellos que no le gustaba algo que les hacía diferentes del resto de los refugiados estos son los que han encontrado hoy sí doctor el capitán carlos quiere que les examine antes de enviarles a los túneles muy bien y mirándoles de refilón ordenó por favor desnudarse por completo para proceder al reconocimiento rutinario pero no se preocupen que no se trata de ninguna revisión exhaustiva simplemente es para buscar alguna señal de infección en la piel de acuerdo doctor seremos unos buenos chicos y obedeceremos pero le advierto de que personalmente no soy partidario de intentar llegar hasta la tercera base en la primera cita yo siempre he creído que es mucho mejor ir poco a poco bromeó pérez ya veo que por lo menos mantiene usted el sentido del humor a pesar de joder de todo eso contestó anonadado y señalando la larga sutura que cubría gran parte de su vientre que coño le ha ocurrido y cómo es posible que esté usted tan aparentemente bien a pesar de que está recién cocida a la primera pregunta le responderé que tampoco se crea que es para tanto y a la segunda que tiene usted razón y que si efectivamente la sutura es de esta misma mañana puede decirme cómo se hizo esa herida y quién le ha hecho esa sutura tan desastrosa la verdad es que he de itir que como desde siempre he sido un poco torpe sue aló tropezarme muy a menudo y sobre lo de quién es el responsable de esta chapuza tengo que reconocer que debido a las prisas no he tenido más remedio que coserme la yo mismo usted vale entiendo por sus respuestas que no me quiere decir la verdad pero lo cierto es que tampoco es necesario que lo haga para poder diagnosticar la infecta ción así que allá usted dijo apuntando con el termómetro de infrarrojos hacia la frente de su paciente y alzando una ceja al comprobar que la temperatura que marcaba era anormalmente baja pero qué diablos le pasa a este cacharro si le he puesto pilas nuevas esta misma mañana rezongó dándole la espalda para coger otro paquete de pilas en ese instante pérez se llevó ambas manos a la herida y tiró de un extremo del hilo haciendo que esta se abriera como si de una cremallera se tratase pero que se cree que está usted haciendo preguntó el doctor paralizado por la impresión es que se ha vuelto completamente loco tranquilo doc contestó introduciendo la mano derecha en ella y extrayendo un cuchillo totalmente empapado en su propia sangre tan solo me estoy preparando la merienda agregó hundiendo la hoja en el vientre del doctor y tirando con fuerza hacia arriba rasgando lo y provocando que el vientre de su víctima se abriese en canal y que sus tripas salieran escupidas desparramándose por el suelo mientras que éste bajaba la mirada y observaba con los ojos desencajados por el terror como sus manos temblorosas intentaban en vano contenerlas eso ocurrió en apenas unos pocos segundos y antes de que los dos guardias pudieran siquiera reaccionar los dos acompañantes de pérez hicieron los mismo y ante la aterrorizada mirada de sus vigilantes se abalanzó a una velocidad endiablada contra ellos al primer guardia el cuchillo le entró por la boca y le salió por la nuca mientras que al segundo guau ardía el filo del cuchillo dibujó un semicírculo en el aire cortándole el cuello hasta prácticamente decapitarlo buen trabajo chicos les felicito pérez pero esto no ha hecho nada más que comenzar así que teniendo en cuenta que llevamos dos semanas ayunando para evitar que otros inmunes pudiesen detectarnos creo que será mejor que pongamos fuerza antes de continuar con nuestra misión seguro que tendremos tiempo suficiente para hacerlo preguntó uno de sus hombres no fijo que no lo tendremos así que dejémonos de sutilezas y vayamos directamente a por lo que realmente importa añadió hundiendo la cara en el vientre del doctor unos minutos después los tres hombres salieron de la consulta vestidos con las batas blancas que habían encontrado en las taquillas las manos enfundadas en unos guantes de látex y los rostros cubiertos por mascarillas quirúrgicas y se dirigieron directamente hacia el edificio del cuerpo de guardia ocurre algo preguntó con voz inquieta el caballero que hacía guardia ante la puerta nada más verles aparecer unas arrugas se dibujaron en su frente no era nada habitual que los sanitarios llevasen puesta la mascarilla a no ser claro está que hubiera llegado algún superviviente que fuese sospechoso de estar infectado con alguna extraña variante del virus y que considerasen que había riesgo de contagio en realidad eso depa ende contestó pérez está el capitán si hay alguien más ahí dentro tan solo otros dos caballeros estupendo y el resto de los caballeros
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