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Infernum Z
Infernum Z - Libro 2 - La batalla de San Cabritos - 013

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11/9/2023 · 46:44
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Tras la repentina retirada de la horda zombi que mantenía sitiada la ciudadela de Puebla de Sanabria, justo cuando la caída de la ciudadela parecía ya inevitable, nuestros amigos mantuvieron una inesperada reunión con el ahora coronel del CNI Pérez. El mismo hombre que hasta que la infección se descontroló había sido el oficial a cargo de la investigación sobre las masacres ocurridas en San Facundo y Santa Marina, y de las de las que, tras haber secuestrado un autocar lleno de pasajeros se entregaron a la policía con la esperanza de que sus explicaciones sobre lo que realmente había ocurrido en los dos pueblos fueran suficientes para exonerarlos de toda culpa. Pero no fue así. Durante tres interminables semanas el por entonces capitán Pérez les sometió a continuos interrogatorios en los que todo el grupo se reafirmaba una y otra vez en su versión de lo ocurrido y en que en vez de estar perdiendo el tiempo con ellos, la policía haría bien en ocuparse de buscar a Ferranzo antes de que pudiese expandir la infección. Sin embargo, cuando Pablo, al que la policía consideraba el líder de una especie de secta satánica, se dio cuenta de que la infección se había extendido camuflando sus primeros síntomas con lo que todo el mundo consideraba que era una anómala, pero de ninguna forma preocupante “gripe de verano”, ante la sorpresa de Pérez se ofreció a firmar una declaración de culpabilidad a cambio de que él y sus compañeros fueran inmediatamente llevados a “la zona cero” para realizar una reconstrucción de los hechos. Lo que aconteció después es de todos conocidos. Cuando la policía les escuchó decir que habían encerrado a algunos supervivientes de la masacre en un viejo bunker subterráneo situado bajo un campo de trigo, intentaron acceder a la base subterránea en la que Ferranzo había pasado ochenta años confinado y se encontraron con los zombis que Ferranzo había dejado en su interior para asegurarse de que nadie que llegara hasta ella sobreviviera. Tras haber masacrado a todos los que se encontraban dentro de la zona acordonada, los zombis llevaron la muerte más allá de ella al mismo tiempo que el virus entraba en su última fase de mutación y por toda la meseta comenzaban a darse los primeros casos de infectados que atacaban violentamente a todo aquel que se ponía a su alcance. A ello le siguió el caos absoluto, la anarquía, el cierre perimetral de la meseta y el abandono de todos los que no había podido ser evacuados antes de la instalación de las torretas de fuego automático que la OTAN, bajo el auspicio de la ONU y de la OMS, había decido situar alrededor de toda la zona de cuarentena con el fin de evitar que virus pudiera salir de ella. Pero no lo consiguieron. Así que, tras “arreglar cuentas” con él, y dejarlo tirado en el suelo con la nariz rota, decidieron abandonar Puebla de Sanabria antes de que Pérez ordenase su captura. Y gracias a la inestimable ayuda del teniente Roberto, ellos y los supervivientes que habían recogido durante el trayecto a Sanabria, se unieron a una patrulla y, con la esperanza de encontrar a Sofía, la única integrante que permanecía desaparecida, pusieron rumbo a Ciudad Rodrigo. Pero en esta historia, nunca nada es tan sencillo como debería de ser. Ferranzo les lleva meses de ventaja. Y tampoco se ha olvidado de ellos. Lleva meses aguardando ese momento. Para ser exactos, desde el mismo instante en que Maruja le clavó el cuchillo en el cuello y consiguieron escapar de su emboscada en el cementerio, lo que quiere decir que ha dispuesto de mucho tiempo para planificar su venganza. Él sabe que antes o después caerán en su trampa, y ellos saben que antes o después llegará en momento de la suya. Son dos locomotoras circulando a toda velocidad sobre un laberinto de vías y que, a pesar de ser conscientes de que antes o después colisionarán, siguen adelante porque anhelan que llegue ese instante. asistir a la muerte del rival aunque sepan que hacerlo conllevará la suya propia. 69630

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Capítulo trece intrigas y sacrificios mientras tanto a muchos kilómetros de allí en la sala de mando de la ciudadela de braganza manuel se reunió con josé juan fraile los jefes de las unidades para ponerles al corriente de las fuerzas de las que disponían en la ciudadela y decidir cuál iba a ser su siguiente paso el total de los aquí refugiados es de dos mil seiscientos personas mil setecientos de ellas son portuguesas unas quinientas son españolas y las otras cuatrocientos de diferentes nacionalidades en su mayor parte británicos y alemanes que se encontraban de vacaciones en el sur disponemos de un total de mil cien combatientes divididos en cinco compañías de voluntarios que están integradas por cien civiles cada una de ellas una compañía de militares españoles integrada por doscientos soldados y veinte suboficiales y oficiales otra compañía de doscientos quince militares portugueses y cinco unidades de caballeros ungidos cada una de ellas formada por veinte hombres contamos además con cuatro blindados de transporte del ejército portugués con sus corres pendientes dotaciones una veintena de vehículos militares y policiales tanto españoles como portugueses y otros quince vehículos todoterreno con distintas características en lo que respecta al armamento añadió mirando directamente a juanfra gracias a nuestros amables proveedores estamos sobradamente abastecidos tanto de fusiles de asalto sus fusiles y pistolas como de munición a lo que hay que añadir una larga lista de escopetas y rifles de uso civil de distintas características y calibres en cuanto a las tropas de las que podríamos prescindir para la acción hemos de tener en cuenta que nuestra experiencia nos indica que el número mínimo de efectivos que es necesario para asegurar la defensa de la ciudadela es de setecientos más otro centenar que están continuamente destinados á misiones de patrulla aprovisionamiento y rescate en total todo eso nos deja con unos trescientos combatientes disponibles y que podríamos transportar rápidamente a cualquier lugar valiéndonos de los vehículos militares pero para poder hacerlo lo primero es decidir por dónde comenzaremos a buscar a ferrand estoy casi seguro que ferrando zo estará en donde estén los zombis que se han marchado apuntó el capitán carlos por lo que propongo que sigamos su rastro hasta que demos con él y qué pasa si los zombis a los que seguimos nos detectan y caen sobre nosotros en campo abierto preguntó josé para ver que respondía a manuel supongo que para prevenirlo podríamos enviar patrullas por delante del grueso de la unidad contestó oeste y dado que no disponemos de radio para comunicarnos sugiero que las patrullas vayan formadas por dos vehículos el primero de vigilancia y el segundo de enlace esa parece una buena opción tuvo que reconocer josé asintiendo con la cabeza sin embargo hay un problema objeto sofía y acariciando el pelo de manuel dijo sabemos que zo es capaz de sentir tu presencia por lo que si abandonas la ciudadela sabrá que vamos a por él y tendrá tiempo para tender emboscadas a lo largo de nuestro camino mientras reorganiza su ejército de muertos o incluso aún peor podría aprobar usar ese momento para caer sobre braganza aprovechando la merma en sus defensores lo sé itió con desgana y es precisamente por eso por lo que he decidido que yo me quedaré aquí para que no se entere de que habéis partido en su busca y devolviendo la caricia añadió sé que tu mayor deseo es encontrar a tu madre así que tú dirás que en ellos tal vez si conseguiste atrapar a ferran zo podais sonsacarle en donde se encuentra ahí quién sabe es posible que en esta ocasión tengas un poco más de suerte gracias por entenderlo mi amor todo esto me parece muy bien comentó josé mirando fijamente a manuel pero ahora vayamos al turrón crees que tú y yo podríamos charlar un ratito a solas necesito hablar contigo de algo importante si claro por supuesto respondió extrañado es que hay algo que te preocupa no tranquilo es sólo por algo personal algo que quiero comentarte que me encontré por el camino con texto evadiendo su mirada y levantándose de la silla a continuación los dos hombres abandonaron la sala y caminaron solos y en completo silencio a través de los corredores y escaleras que conducían a la parte más alta de la torre del homenaje hasta que al llegar fueron recibidos por las ráfagas de aire que azotaban la estructura más elevada de la ciudadela una vez allí manuel se apoyó en una de las almenas miró hacia el horizonte y con voz grave dijo no sé por qué pero intuyo que no quieres preguntarme precisamente por la relación entre tu prima y yo has acertado de pleno contestó josé sacando el bote del bolsillo y situándolo frente a sus ojos que repentinamente se abrieron tanto que parecían estar a punto de salírsele de las órbitas puedes explicarme para qué cojones quieres esto manuel le preguntó a bocajarro que

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