Infernum Z - Libro 1 - Zona de cuarentena - 044 11g71

El depósito de agua continuaron circulando por la ley novecientos cuarenta y uno hasta que se desviaron a la izquierda para rodear galleguillos de campos por la recta que lo salvaba por el este hasta que al llegar á la calle de las eras se desviaron a la izquierda en dirección a un hermoso campanario ahora gira a la derecha le advirtió raúl y sigue por el titubeó un segundo o intentando leer el nombre de la calle sobre el viejo plano por el camino de la gorda eliza vale dijo luisa asintiendo con un movimiento de la cabeza el camino está despejado hay posibilidad de que de repente nos salten encima un montón de zombis según el mapa hasta que lleguemos á gorda liza del vino solamente hay tierras de siembra a así que no deberíamos tener problemas pues menos mal porque empiezo a estar harto de este viaje llevamos una hora de viaje y ni tan siquiera hemos hecho la cuarta parte del camino unos diez minutos después en cuanto alcanzaron la entrada de gorda liza louis lanzó una maldición al tiempo que frenaba en seco y preguntaba de verdad me vas a decir que no hay otra forma de pasar que no implique tener que hacerlo por delante de un cementerio preguntó observando con inquietud la larga y blanca pared del cementerio que se extendía a la derecha de la carretera no no la hay así que déjate de tonterías y vuelve a ponerte en marcha vale pero que conste que esto me da mala espina así que luego no digáis que no os avisé dijo poniéndose nuevamente en marcha comenzaron a atravesar el pueblo siguiendo una calle bordeada por casas de dos alturas y paredes encaladas hasta llegar a un cruce de tres calles no te desvíes tira de frente hockey siguieron adelante por la calle nueva hasta que al llegar a una casa de fachada veis y con un gran ventanal de aluminio como entrada en la calle que quedaba a su izquierda descubrieron un depósito de agua elevado sobre seis pilares de hormigón y coronado por un cilindro de ladrillo y muchos zombis caminando a su alrededor ahí arriba tiene que haber alguien escondido murmuró roberto bajando la venta illa y gritando sacos de huesos venid a por nosotros pero qué coño haces tío exclamó luisa acelerando y saliendo disparado espera espera un poco hombre no me apetece ponerme a disparar y desperdiciar munición que podemos ahorrarnos atrayendo a los zombis para alejarles coño pues podías habérmelo consultado antes de joder clamó al ver aparecer en el retrovisor a todos los zombis doblando la esquina y corriendo hacia ellos la madre que os parió a todos masculló volviendo a avanzar pero controlando la velocidad para no dejarles demasiado atrás unos ochocientos metros después en cuanto sobrepasaron un bonito chalet blanco louis giro a la izq gerda y campo a través avanzó sobre un sembrado hasta alcanzar la carretera paralela desde la que regresó al pueblo a toda velocidad espere dijo pablo bajándose ante la puerta metálica del bombeo y gritando hay alguien ahí arriba nadie contestó hola hay algún superviviente dentro del depósito en esta ocasión una mujer se asomó a la trampilla metálica por la que se adentraba la escalera de mano y dijo si necesitamos ayuda cuántos son dos mi esposo y yo el tiene la pierna rota y no puede bajar vale deme un minuto y regresando al coche dijo baja y hay ayúdame a bajarlo de ahí arriba mientras que louis se lleva a los zombis lejos como cuánto de lejos preguntó danos veinte minutos y regresa a por nosotros te estaremos esperando sobre el techo del depósito inferior el del bombeo de acuerdo les alejaré cuatro kilómetros y volveré a por vosotros en cuanto el coche arrancó para interceptar a los zombis que estaban regresando y volver a alejarlos nuevamente de allí pablo y roberto ascendieron los diez metros de escalera hasta entrar el hueco de mantenimiento del depósito gracias un millón de gracias por ayudarnos les dijo una mujer bastante atractiva a pesar de que era evidente que lleva lleva mucho tiempo sin poder ducharse o lavarse el pelo y que ya debía rondar los cincuenta años no hay de qué y créame que siento todo esto pero antes de nada quítese la camisa por favor que pero es que pretende murmuró confusa y colocando las manos sobre la sucia y ajustada camiseta rosa que llevaba puesta probar clemente desde hacía varias semanas al tiempo que al otro lado del muro de ladrillo que separaba el hueco de del vaso del depósito una voz de hombre les amenazaba me cago en vuestra puta madre dijo un hombre de aproximadamente la misma edad que la mujer pero a diferencia de ella grande y ancho como un oso con la pierna rota y todo soy capaz de reventarlos a los dos hijos de puta dijo esgrimiendo un largo cuchillo estése quietecito que esto no es lo que se piensa a caballero dijo raúl en un intento por calmar