Infernum Z - Libro 1 - Zona de cuarentena - 022 4r6i2

Día dos un mal despertar un dolor insoportable le hizo abrir los ojos sentía la garganta completamente reseca y los latidos del corazón retumbar dentro de su cerebro y a cada nuevo latido un intenso pinchazo parecía atravesarlo de parte a parte se llevó las manos a la cabeza y apretó con fuerza pero el dolor persistía abrió los ojos sus pupilas tardaron unos instantes en enfocar hacia la rejilla por la que entraba una tenue luz una rejilla en donde estaba miró a su alrededor y se dio cuenta de que tenía algo alrededor del cuello que le mantenía inmovilizado levantó las manos y estas tocaron una especie de collar de cuero unido a una art goya sujeta a una superficie de madera un armario qué diablos hacía metido dentro de un armario miró a través de la rejilla no reconocía a aquella habitación pero qué le había pasado y entonces lo recordó todo recordó ganando apretando el gatillo y el intenso dolor que sintió al ser alcanzado pero entonces por qué estaba vivo quien le habia golpeado y encerrado en un armario y sobre todo por qué lo había hecho no habría sido más lógico llevarle a un hospital posó las manos sobre las puertas del armario y empujó con todas sus fuerzas pero estas eran más resistentes de lo que se había esperado así que apoyó la espalda contra la tabla posterior empujó las puertas con los pies y el trasero se rompió al mismo tiempo que las puertas de día ni caía de culo sobre el suelo de madera con la pierna afuera y las posaderas doloridas por un momento se quedó rígido como una estatua al pensar que si su captor continuaba en la casa sin du duda habría oído aquel estrépito y no tardaría en aparecer por allí así que se incorporó rápidamente y corrió hacia la puerta pero entonces notó un brusco tirón en el cuello que frenó su carrera y le hizo caer de espaldas contra el suelo mierda maldijo recordando el collar que había notado al despertarse giró la cabeza descubriendo que esta estaba sujeta a un anclaje del techo del armario por lo que retrocedió hacia el aferró la cadena con las manos y tiró de ella intentando liberarse pero fue inútil el anclaje estaba férreamente sujeto a la madera por lo que se llevó las manos al collar y lo palpó hasta encontrar una ancha hebilla tras liberarse examinó el collar extrañándote al darse cuenta de que se trataba de uno de los collares de los perros de paco manuel moyano preguntó una lúgubre voz a su espalda al oírla manuel se sobrecogió notando que todos sus músculos se congelaban instantáneamente y que el corazón parecía querer salírsele por la boca eres manuel moyano descendiente de alonso moyano volvió a preguntar la voz normalmente se habría da la vuelta lanzado sobre su captor y lo habría matado a puñetazos pero en aquel instante ni podía ni quería hacerlo estaba demasiado asustado como para poder moverse y probablemente por ese mismo motivo girar la cabeza hacia la puerta le llevó una eternidad y lo que descubrió le dejó sin aliento ante él se encontraba un hombre alto extremadamente delgado y vestido con un largo abrigo de cuero negro su cabeza estaba cubierta por un raído sombrero de ala ancha y bajo ella sus ojos brillaban intensamente mucho más intensamente que cualquiera que hubiera visto con anterioridad sí pero quién quién es usted apenas acertó a balbucear mi nombre es gustavo ferrari enzo yo conocí a tu abuelo éramos buenos amigos respondió con voz tenebrosa pero eso es es imposible pues ya ves que no tu abuelo y yo compartimos encierro supongo que ya sabes a qué me refiero dijo dando un paso hacia él a lo que manuel respondió retrocediendo hasta tropezar con la cama no por favor no es necesario que me rehuye as dijo el hombre haciendo una mueca que pretendía parecerse a una sonrisa a ti no voy a hacerte ningún daño como te he dicho tu abuelo y yo éramos amigos y dado que él no era familia de nadie del pueblo ninguno de sus decendientes es culpable de lo ocurrido unos meses antes tu abuelo llegó al pueblo en compañía de su hermano de seis años vinieron huyendo de los combates y yo les acogí en mi casa era un buen hombre y fue un amigo leal y generoso hasta hasta que se sacrificó para que yo pudiera seguir con vida le juré que buscaría a su estirpe y que me aseguraría de que fueran recompensados por su entrega y eso es lo que he hecho tu abuelo quería que sus descendientes o sea tú tuvieran grandes posesiones en las que poder vivir tranquilos que no volvieran a sufrir penalidades o persecuciones que fueran respetados y eso es lo que tú te eh dado ahora te ruego que me dé algo de información y