
Homilía en las ORDENACIONES DIACONALES 25-5-2025 64029
Descripción de Homilía en las ORDENACIONES DIACONALES 25-5-2025 1o6t62
Homilía de Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, durante la Ordenación Diaconal de 25-5-2025 6u571i
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Jesús, Francisco, Don Vittorio, sacerdotes concelebrantes, seminaristas, diáconos permanentes, familias de Antonio, de Jesús y de Manuel, y fieles todos a los cuales agradecemos mucho vuestra presencia, vuestro arropamiento en estas ordenaciones, por lo que implica vuestro amor a la Iglesia y vuestra conciencia de la importancia de este paso que aquí se está dando.
Hemos escuchado la palabra de Dios este domingo sexto de Pascua.
Nos habla, sin duda, como cada día la liturgia es lámpara para nuestro camino, es iluminadora del sentido de la vida, y ha comenzado el Evangelio diciendo, el que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
Insiste, el que no me ama no guardará mis palabras.
Estos versículos evangélicos están ligando estrechamente el amor a la fidelidad a la palabra de Dios.
El que me ama guardará mi palabra, el que no me ama no abordará mi palabra.
No se puede vincular de una manera más fuerte amor y fidelidad a la palabra.
El amor también se está vinculado a la obediencia a los mandamientos de la ley de Dios, a la búsqueda de la voluntad de Dios.
Es contundente el Evangelio.
Son palabras que chocan con nuestra cultura sentimentaloide, emotivista, relativista, en la que solemos reducir el amor a los sentimientos, a los afectos.
Desde nuestro prisma cultural llegamos a hacer una lectura distorsionada del Evangelio, no llegando a creer que Dios no nos juzga por nuestras obras, sino por nuestros sentimientos.
Yo creo que esto está en el paradigma de la cultura en la que vivimos.
Lo importante son los sentimientos, ¿no? Pero bueno, eso con Mateo 25 no se aviene mucho.
Tuve hambre y me distes de comer.
Tuve sed y me distes, o no me distes de comer.
Allí se nos habla de nuestras obras.
El paradigma cultural de nuestros días es que lo importante no son tus obras, sino que seas una buena persona en el sentido de tus sentimientos y tu autenticidad interior.
Pero Jesús, que es el revelador del Padre, viene y nos dice, el que me ama guardará mi palabra y el que no me ama no guarda mis palabras.
Es como si Jesús nos dijese, no es verdad eso de que tú eres lo que sientes, tú eres lo que amas, es decir, tú eres lo que haces, porque haces lo que amas.
Y entonces Jesús nos pide en este Evangelio fidelidad, fidelidad, al tiempo de que nos advierte que el camino de la felicidad que todos buscamos no es el de la facilidad, no, es el de la fidelidad.
Jesús fue muy claro, su mensaje no ocultó la cruz.
Jesús dice, el que me ama guardará mis mandamientos, el camino de la felicidad es el de la fidelidad, no el de la facilidad.
Es decir, que amar a Dios es amar su voluntad, hasta en los pequeños detalles, amar su santa voluntad por encima de nuestros planes.
Es que a veces no terminamos de creernos que Dios nos muestra su voluntad y vivimos como si él no tuviese nada que decirnos.
No nos creemos que el Señor hable y muestre su voluntad mediante las inspiraciones de su gracia, mediante la obediencia en la iglesia, mediante los mandamientos de la ley de Dios.
Y acabamos por vivir como ateos prácticos, llevando nosotros las riendas y la iniciativa de todo.
Es como si Dios apenas tuviese espacio, ¿no? Bueno pues, la ciencia de los santos es la voluntad de Dios.
No basta con amor.
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