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Relatos Sexuales Liberales
La fiesta de mi hermana Marta p3.

La fiesta de mi hermana Marta p3. zs2z

12/2/2025 · 32:43
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Relatos Sexuales Liberales

Descripción de La fiesta de mi hermana Marta p3. 301j1f

La fiesta de mi hermana Marta p3. Nuestra relación había mejorado mucho, pasábamos más tiempo juntos, en la piscina de casa, viendo alguna película o pasando el rato hablando, tenía la sensación de estar con una amiga y no con mi hermana. Estar en vacaciones de verano, influye bastante en eso. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex 4b204y

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Ahora sí, comencemos.
La fiesta de mi hermana Marta parte 3
Continua la historia después de una fiesta y una venganza un tanto curiosa.
Nuestra relación había mejorado mucho.
Pasábamos más tiempo juntos, en la piscina de casa,
viendo alguna película o pasando el rato hablando. Tenía la sensación de estar con una amiga y no con mi hermana.
Estar en vacaciones de verano influye bastante en eso.
Otro de los cambios que note es que veía más veces a Marta en ropa interior de forma accidental.
No debería ser nada extraño, es lo normal cuando se convive tener este tipo de situaciones, pero en nuestro caso sí era extraño.
Ver a mi hermana en ropa interior, hasta antes de la fiesta, tenía que hacer mucha memoria para recordar, en cambio desde la fiesta,
es raro que pase un día y no la vea en bragas, en sujetador o saliendo del baño con una toalla que apenas cubre sus partes.
Una tarde después del entrenamiento de atletismo, me disponía a darme una ducha.
Al llegar al baño la luz estaba encendida, imaginaba que Marta acababa de salir.
Cuando me disponía a entrar, unas braguitas blancas adornaban el suelo del baño.
Marta, espera, espera, espera, no entres.
Marcos, ¿qué pasa?
Recogió sus braguitas del suelo.
Marta, nada, ya está.
Me quedé mirando durante unos segundos embobado.
Marta, ¿qué ocurre?
Marcos, nada, nada.
Marta, ¿te has escandalizado por mis braguitas?
Marcos, ¿pero qué dices?
Marta, jajaja, te has puesto colorado.
Marcos, déjame, anda, que me quiero duchar.
Marta, ¿qué pasa? Que aún le das vueltas intentando saber si Laura o yo, yo o Laura.
Marcos, no he vuelto a pensar en eso.
Marta, por tu forma de mirar mis braguitas yo diría que lo estabas haciendo.
Marcos, si mira, justo las iba a utilizar para pajearme con ellas, pero ya me has jodido el plan.
Marta, jajaja, que cerdo.
La conversación quedó ahí, Marta se fue a su habitación y yo necesitaba una ducha fría.
Aunque había momentos de tensión con mi hermana, no era comparable a los que había con Laura.
Con su amiga sí que había cambiado mucho nuestra relación.
En estas dos semanas estuvo en casa un par de veces y se notaba tensión sexual, hasta Marta se daba cuenta.
Ella no decía nada, pero tampoco nos dejaba ni un segundo a solas.
Un sábado noche, de madrugada, estaba con Marta en el salón viendo una película de acción ochentera.
Estábamos solos, nuestros padres ya dormían desde hacía rato.
Estaba sentado en un rincón del sofá, mi hermana estaba tumbada con sus pies encima de mis piernas.
Era algo normal, si no fuera porque hace tres semanas justas y a esa misma hora,
estábamos en ese mismo lugar disfrutando de una orgia a ciegas.
Por supuesto en total oscuridad.
Si la situación de por sí ya era incómoda, aún podía empeorar.
En la televisión empezó una escena de sexo bastante explícita.
No quise mirar ni de reojo a mi hermana, pero si notaba como ella lo hacía durante unos segundos.
Nuestra ropa era escasa, unos pantalones cortos de deportes era mi única prenda.
Marta llevaba una camiseta larga que usaba de vestido.
Sólo con girar un poco mi cabeza hacia ella, podía ver sus braguitas de color morado.
Aparte de sin pantalones, también era posible que no llevara sujetador.
La maldita escena llegó a su fin,
pero el argumento de la película daba a entender que tendría más momentos incómodos.
Tal vez por eso mi hermana decidió que era hora de irse a dormir.
Marta, bueno hermanito, me voy a la cama.
Marcos, vale, que descanses.
Marta, ¿tú no te vas a dormir todavía?
Marcos, no, me quedo a ver cómo termina la película.
Mi hermana se iba y no pude evitar dar un buen repaso con la mirada a su culito.
Al llegar a la esquina, ella volteó su mirada hacia mí,
me regaló una sonrisa y desapareció de mi vista.
Una nueva escena de sexo en la televisión y la despedida de Marta
provocaba una erección bajo mis pantalones.
No pude evitar tocarme por un segundo, pero no era el lugar adecuado.
Tal vez debía irme a la cama y disfrutar allí de las manualidades.
Apague la televisión, me levante del sofá y cuando puse rumbo a mi habitación,
apareció mi hermana detrás de la esquina.
Me quedé petrificado delante del sofá.
Estaba apoyada en el marco de la puerta,
mordiéndose los labios a la par que me miraba de forma traviesa.
Con uno de sus dedos, empezó a jugar con el bajo de su camiseta
haciendo que ésta subiera y me dejara ver sus braguitas.
Creo que quería celebrar el tercer aniversario de nuestra orgia.
¿Me acerco o no? ¿Le digo algo o mejor no?

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