
El exorcista Segunda parte Capitulo Sexto 2u4g5v
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En 1950, mientras estudiaba en la Universidad de Georgetown, William Peter Blatty descubrió la historia de un chico de 12 años llamado Robbie, quién en la década de los cuarenta fue exorcizado por un grupo de sacerdotes en el estado de Washington, luego de ser diagnosticado como un caso de posesión demoníaca. Este suceso fue muy popular en los Estados Unidos en aquella época y el hecho fue cubierto por los medios más importantes del país. Blatty tomó ese hecho y lo convirtió en una fascinante y terrorífica novela, que resultó un best seller instantáneo en 1971. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/497413 6p3123
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La Bólica de las Noches, Derecha calor, en el espanto.
Un encuentro con la literatura del cielo de lo fantástico.
Novela, cuento, leyendas, relatos de los grandes genios de la literatura universal.
Quedas con tu anfitrión, Reinaldo Martínez.
El exorcista, segunda parte, capítulo sexto.
El miércoles 11 de mayo, estaban de vuelta en casa.
Metieron en cama a Regan, pusieron un cerrojo en las persianas y quitaron todos los espejos de su dormitorio y del baño.
E intervalos lúcidos cada vez menos frecuentes.
Además, ahora se produce una pérdida total de la conciencia durante los ataques.
Esto, que es nuevo, descartaría al parecer la historia genuina.
Mientras tanto, uno o dos síntomas en el campo de lo que llamamos fenómenos parasíquicos.
El doctor Klein pasó por la casa para enseñar a Chris y Sharon a istrar el suero-sustagen durante los periodos de coma.
Insertó las ondas nasogástricas.
Primero, Chris se esforzaba en observar y al mismo tiempo no ver la cara de su hija, en retener las palabras que decía el médico y olvidar otras que había oído en la clínica.
Se filtraban en su alma como la llovizna a través de las ramas de un zausellorón.
—Ha dicho usted ninguna religión, ¿verdad, Mrs. McNeil? —Ninguna educación religiosa en absoluto.
—Tal vez solo Dios.
—Usted me entiende algo muy genérico.
—¿Por qué? —Para empezar, debo decirle que el contenido de muchos de sus desvaríos, aparte de las incoherencias que parfullaba, ha tenido fundamentos religiosos.
¿Dónde cree usted que los puede haber adquirido? —Deme un ejemplo.
—Pues bien, y tiene uno.
Jesús y María 69.
Klein había introducido las ondas en el estómago de Regan.
Primero deben comprobar si ha entrado el líquido en el pulmón.
Les indicó pellizcando el tubo para impedir el paso del suero si...
Síndrome de un tipo de alteraciones que raramente se observa ya, excepto en las culturas primitivas.
Nosotros la llamamos posesión sonambuliforme.
Honestamente, no sabemos mucho sobre ella, solo que empiezan con algún conflicto o sentimiento de culpa que evidentemente conduce al delirio del enfermo, convencido de que se ha poseído de él una inteligencia extraña, un espíritu si se quiere.
Antes se creía que tal entidad poseedora era siempre el demonio.
Sin embargo, en casos relativamente modernos, es generalmente el espíritu de algún muerto, a menudo alguien a quien el enfermo ha conocido o visto, y del que puede inconscientemente imitar la voz, la forma de hablar y a veces, incluso sus facciones, ellos.
Después de que el preocupado Dr. Klein abandonara la casa, Chris habló por teléfono con su representante en Beverly Hills y le anunció con tono desanimado que no dirigiría la película.
Luego llamó a Mrs. Perrin.
Había salido.
Chris colgó el teléfono con un creciente sentimiento de desesperación.
Alguien tendría que conseguir ayuda de...
Los casos más difíciles de tratar son aquellos en que la entidad posesora es el espíritu de algún muerto.
Casi nunca se observan paroxismo, hiperactividad o excitación motora.
Sin embargo, en el otro importante tipo, el de posesión sonambuliforme, la nueva personalidad es siempre agresiva, hostil respecto a la primera.
De hecho, su principal objetivo es destruir, torturar y a veces incluso matar.
Se envió a la casa un juego de correas de sujeción.
Chris, pálida y agotada, contempló cómo Carlas aseguraba en la cama de Regan y en sus muñecas.
Luego, mientras Chris le movía las almohadas en un intento por centrarlas debajo de la cabeza, el suizo se enderezó y giró compasivamente el demacrado semblante de la niña.
¿Mejorará? preguntó.
Un dejo de emoción había teñido sus palabras, las pronunció como subrayándolas levemente por la preocupación, pero Chris no podía contestarle.
Mientras Carla hablaba, ella
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