Estudio Bíblico | Moisés suspende la ofrenda del pueblo - REFLEXIÓN. 2i4h14

Os saludamos a toda la audiencia de Radio Solidaria en este día. Bienvenidos al Estudio Bíblico, continuando con el libro de Éxodo. Hoy, capítulo 36. Vamos a leer desde el versículo 1 hasta el versículo 7. Así pues, Bezalel y Aulíab y todo hombre sabio de corazón a quien Jehová dio sabiduría e inteligencia, para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán todas las cosas que ha mandado Jehová.

Este fue el tema que compartimos la semana pasada. La serie de estudios bíblicos la puedes encontrar en iVoox, en Spotify y también en este canal de Radio Solidaria. Tenemos el llamamiento de Bezalel y de Aulíab, dos hombres que Dios utilizó y derramó el espíritu de Dios sobre él. Espíritu que incluía sabiduría, inteligencia y ciencia en todo arte.

Así empieza este capítulo 36. Dios elige y capacita personas específicas como Bezalel y Aulíab con sabiduría y habilidades para hacer su obra. No se trata sólo de talento natural, sino de dones dados por Dios para cumplir su propósito. Dios no sólo llama, él también nos capacita, nos equipa y cada creyente tiene un propósito. Y cuando tú y yo nos rendimos a su voluntad, él nos capacita para cumplirla con excelencia. ¿Reconoces los dones que Dios te ha dado para servirle en su obra? Es una buena pregunta.

Esto es lo que podemos aprender desde el versículo 1, éxodo capítulo 36. Y ahora llega el versículo 2. Aquí la historia cambia. Cambia por completo porque el título que recibe este capítulo 36 a partir del versículo 2 es el momento en que Moisés tiene que suspender la ofrenda del pueblo. Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana.

El pueblo no sólo dio una vez, sino que cada día traían ofrendas voluntarias. Y esto refleja el corazón generoso. Refleja un corazón comprometido con la obra de Dios. Te vuelvo a hacer una pregunta. ¿Damos sólo lo que nos sobra o somos generosos constantemente con nuestro tiempo, con nuestros recursos o con nuestros talentos? El amor de Dios se expresa en nuestra disposición a dar con alegría y con regularidad. Que esto es lo que estaba haciendo el pueblo en este versículo 2 y 3. El versículo 2, por cierto, menciona el momento en que Moisés llama a estos dos hombres.

Pero también llama a todo hombre sabio de corazón en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría.

La sabiduría y el deseo de servir no nacen del ego humano, sino de el corazón que es tocado por Dios. Aquellos que participaron lo hicieron voluntariamente, movidos por el espíritu. Y eso es lo que hacía el pueblo. Con esa actitud daban, entregaban voluntariamente las ofrendas. El versículo 4 dice lo siguiente. Tanto que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que hacía. Es decir, que los obreros estaban comprometidos.

Llegaron al punto de detenerse para plantear una necesidad organizada. El orden también es parte de la obra de Dios. En el reino de Dios, la alegría, el entusiasmo debe ir acompañado por orden, por dirección. El caos, aunque venga con una buena intención, no honra a Dios. ¿Estamos sirviendo con disciplina, con sabiduría a Dios? Porque esto es lo que refleja este versículo 4. Y ya el versículo 5, a partir de este versículo, viene lo que menciona este título.