Estas son cinco historias de terror que no creerías ciertas 483x28

Hola amigos y amigas, bienvenidos a otro programa más de Me Intriga.

Hoy es especial, hoy doy el salto a YouTube después de más de 10.500 escuchas mensuales en iVoox y otras plataformas. Este nuevo formato no es sólo un cambio de medio, es una nueva forma, una más cercana, de contarte historias que nos inquietan, que nos obsesionan y, en mi caso, me hace seguir buscando respuestas. Aquí no vas a encontrar voces generadas por IA, pero sí que es verdad que me voy a ayudar de imágenes y todo tipo de contenidos. Yo soy Carlos Berrocal y estoy contigo para contarte lo que ocurre cuando la realidad supera la ficción.

Seguiré subiendo los audios a las plataformas habituales, pero aquí, aquí me vas a ver, y vas a sentirlo, vas a sentirlo muy diferente. Y no sólo hablaremos de crímenes y misterios, también volverán las entrevistas a personas brillantes o sencillamente únicas, como las que ya hice a Santiago Camacho, a Marcos Ocaña, a José Manuel Nieves, o personas, o simplemente personas anónimas que tienen algo que contar. Así que si te gusta este contenido hecho con alma y quieres apoyar este proyecto independiente, suscríbete, dale me gusta y comparte este vídeo. Es gratis y marca la diferencia. Comencemos.

Hoy os traigo 5 historias, 5 historias que ocurrieron de verdad, 5 historias oscuras y de personas que vivieron un infierno. Es junio de 2008 en Carolina del Norte. Kim Spangler era una chica que tenía 34 años. Era madre trabajadora y una mujer aparentemente normal, con una vida marcada por la rutina de una tienda de pinturas donde ya llevaba varios años trabajando. Pero lo que no sabía o lo que no quería aceptar aún, es que su pasado le estaba persiguiendo. Durante meses, Kim vivía con miedo, porque había terminado una relación con Ricky Simons.

Ricky Simons era un hombre que había conocido en una etapa muy vulnerable. Ricky había estado en prisión y, aunque al principio pareció rehabilitado, pronto se volvió posesivo, agresivo y controlador. Kim, al ver a esta persona que se había vuelto tan tóxica, la dejó y la denunció, y cambió sus hábitos. Pero eso no fue suficiente. Cada vez más sentía que la estaban observando, en el aparcamiento de su trabajo, cada vez que sonaba el teléfono y nadie respondía, cada vez que el pestillo de su puerta parecía movido. La paranoia volvía.

Pero no era paranoia. El 7 de junio de 2008, uno de sus compañeros de trabajo se acercó con una expresión preocupada. Kim, tu coche está sonando en el aparcamiento. Ella sintió ese escalofrío que no se puede explicar, ese sexto sentido que todos tenemos y que a veces ignoramos, pero en ese momento gritaba dentro de su pecho. Salió al exterior, al aparcamiento, con las llaves apretadas entre los dedos, como si fuera un arma. El coche estaba allí, con la alarma activada y sonando. Miró alrededor. Nada. Abrió, revisó y todo parecía estar normal.

Tal vez fue un simple fallo del sistema, pero el aire estaba denso y tenía una sensación de que algo no iba bien. A pesar de esa sensación incómoda, Kim terminó su trabajo, su jornada laboral. Subió al coche y condujo hasta casa. No pensó más en el asunto hasta la mañana siguiente.

Cuando se levantó, se dio cuenta que se había dormido de más y no revisó el vehículo. No había tiempo. Así pasó la mañana y entre unas cosas y otras no le di importancia a lo que había sucedido el día anterior. Por la tarde, se armó de valor y decidió ir a limpiar el coche. Abrió la puerta trasera, recogió papeles, bolsas y una botella vacía. Y entonces, entonces abrió el maletero. Lo que encontró allí era aterrador. En posición fetal estaba Ricky Simons y estaba muerto.