Epstein: El Precio del Silencio 391d6h

Hola amigos y amigas, bienvenidos a otro programa más de Me Intriga.

Hay un filósofo que siempre me ha llamado mucho la atención, Sócrates. Y es que fue un hombre que creía profundamente que la verdadera sabiduría consiste en reconocer nuestra propia ignorancia.

Este hombre desafió las certezas de su época con preguntas incómodas pero necesarias. Su método de cuestionar todo lo que parecía evidente no fue comprendido del todo y a menudo fue visto como una amenaza. A pesar de esto es precisamente su capacidad para incomodar, para hacernos pensar más allá de lo aparente donde reside su genialidad. Sócrates nos dejó como legado una invitación eterna. Nunca dejes de cuestionar, nunca dejes de aprender y sobre todo nunca dejes de buscar la verdad, porque sólo quien cuestiona despierta.

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Cuando se corre por el desierto la visión de la hierba verde y el agua dulce son muy tentadoras pero a veces sólo se trata de un espejismo. Me intriga, me intriga, me intriga. Con Carlos Berrocal.

En las sombras del poder hay figuras que jamás aparecen en los focos, hasta que es demasiado tarde.

Esta no es una historia cualquiera, es un laberinto de riqueza, tráfico humano, secretos de estado, chantajes y muertes sin explicación. Un hombre se convirtió en el epicentro de una telaraña tejida entre las élites globales, donde las víctimas eran invisibles y los culpables intocables. ¿Quién fue realmente Jeffrey Epstein? ¿Un financiero brillante? ¿Un monstruo con inmunidad? ¿Un peón de algo más grande? Abrimos la puerta a un caso que estremeció al mundo entero pero que, en muchos aspectos, sigue impune. Bienvenidos a la historia que muchos prefieren no contar. Hoy la contaremos nosotros. Brooklyn, Nueva York, años 50.

Una época donde las promesas del sueño americano se tejían entre fábricas, inmigrantes y avenidas llenas de humo. Allí, en un barrio modesto llamado Seagate, en la península de Coney Island, nacería un niño destinado a convertirse en uno de los nombres más siniestros del siglo XXI. Jeffrey Edward Epstein vino al mundo un 20 de enero de 1953, hijo de una ama de casa y un jardinero del departamento de parques de la ciudad. Nada parecía señalar que ese niño de familia judía trabajadora se convertiría en el anfitrión de príncipes, multimillonarios, expresidentes y científicos de renombre. Pero Jeffrey no era un niño común.

Desde muy joven demostró tener una mente privilegiada. Tocaba el piano desde los cinco años y sobresalía en matemáticas. A los 16 años ya había terminado el instituto, habiéndose saltado dos cursos. Fue aceptado en prestigiosas instituciones como Cooper Union y Courant Institute, de la Universidad de Nueva York. Aunque nunca consiguió un título, algo que más tarde sería ocultado y maquillado.