El Arquitecto del Horror: La historia real de H. H. Holmes 1v445

Hola amigos y amigas bienvenidos a otro programa más de mi intriga. Hay una reflexión que quiero dejaros y es que quien comprende que el éxito no es un bien escaso renuncia a la competencia mezquina.

Al aplaudir lo bueno que le sucede a los demás nos libramos del peso que supone la comparación constante. Crecemos al unísono y nuestras pequeñas alegrías unidas se transforman en triunfos colectivos. Cuando celebramos las victorias ajenas fortalecemos la esperanza de que un día seremos nosotros quienes recibamos el apoyo y la iración. Comencemos. En este programa nos adentraremos en la historia de un hombre cuyo nombre retumba en los rincones más oscuros de la crónica negra norteamericana, Henry Howard Holmes.

Conoceremos su infancia turbulenta, el contexto social de finales del siglo XIX y cómo un muchacho aparentemente educado se convirtió en uno de los asesinos en serie más temidos de la historia. Prepárate para este viaje aterrador que nos llevará a descubrir secretos, estafas y un inquietante castillo que se alzaría en la pujante ciudad de Chicago. Sin destripar demasiado puedo deciros que su nombre real, sus múltiples identidades y su innegable astucia nos desvelarán un relato lleno de misterio, ambición y muerte.

Para comprender el origen de la historia de uno de los criminales más enigmáticos del siglo XIX debemos situarnos en la América de mediados de esa centuria. En las pequeñas comunidades rurales de Nueva Inglaterra era una época marcada por grandes contrastes. La revolución industrial empezaba a transformar el paisaje con fábricas, humeantes y ferrocarriles que se extendían llevando la promesa de prosperidad a lugares antes aislados. Sin embargo, la disciplina férrea, la religiosidad estricta y el arraigo de las tradiciones familiares eran pilares aún inquebrantables en muchas de aquellas casas.

En Gilmanton, un tranquilo pueblo de nuevo Hampshire, nació en 1861, aunque algunas fuentes señalan 1860, un niño llamado Hermann Wester Mudgett. La familia Mudgett era modesta, con un padre, Levi Horton, que se describía como alcohólico y de carácter violento, y una madre, Theodate Page Price, unitana, metodista, profundamente religiosa y abnegada. Hermann fue el tercero de cinco hermanos, y en el pronto se percibirían una mezcla peculiar de inteligencia y una personalidad inquietante.

—Hernán, no te quedes ahí mirando. Ven y ayuda con la leña.

—Sí, padre, ya voy.

Se cuenta que Hernán desde niño mostraba un aire distinto a sus hermanos, huraño, solitario, pero muy listo. Pasaba horas leyendo sobre anatomía y ciencias naturales.

La curiosidad por los seres vivos lo empujaban a realizar pequeñas investigaciones con animales, actos que, según rumores posteriores, eran crueles o morbosos. Por otra parte, en la escuela le fue relativamente bien, aunque no se libró de las burlas de sus compañeros.

Una de las anécdotas más citadas de su infancia sucedió cuando, aprovechando su temor a las materias de anatomía, un grupo de compañeros lo encerró en una sala donde se guardaba un esqueleto humano utilizado para lecciones de biología. Un pequeño énfasis en el tema.