
Eragon Parte 8 Libro primero de la Saga El legado Narración Voz Humana x4b67
Descripción de Eragon Parte 8 Libro primero de la Saga El legado Narración Voz Humana 3vk25
Octava Parte de esta fabulosa narración de Eragon de Christopher Paoloni, Eragon de la saga El Legado. Se agradece el apoyo suscríbanse para poder continuar con mas narrativas, Gracias! 5t3137
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Eragon. Una anciana dio un paso adelante y agarró a Eragon por un pie con todas sus fuerzas. La mujer de ojos grises fijó en él una mirada ardiente. En el brazo izquierdo de la anciana descansaba un bulto andrajoso.
¿Qué quieres? La mujer inclinó el brazo y dejó al descubierto el rostro de un bebé.
Desesperada, la mujer dijo. Esta niña no tiene poderes. A partir de mí no hay quien cuide a ella. Y yo estoy muy débil, dice Eragon.
Eragon miró a Ori quien busca de ayuda, pero el enano se limitó a devolverle la mirada con expresión cautelosa. La pequeña muchedumbre guardó silencio.
Bendísela. Eclam, bendísela. Le insistía la anciana.
Eragon nunca había bendecido a nadie. Ese tipo de acción no era algo que se tomara a la ligera en Alagaesia. De pronto, se decidió y pensó en el idioma antiguo. Sería una bendición verdadera pronunciada por alguien poderoso con las palabras de poder. Se quitó el guante de la mano derecha, apoyó la palma en la frente del bebé y entonó.
Atra gulai um ilian taud ono utra ono guaise skol ir fra raud. Si hay palabras que puedan prevenir el infortunio, serán las que acabo de decir. La mujer con una leve reverencia empezó a tapar de nuevo a la criatura, pero en ese momento Zafira bajó el hocico, gozó a la niña entre los ojos con la punta de la lengua y luego se apartó con suavidad.
Un murmullo se extendió entre la muchedumbre, pues en la frente de la niña, justo donde la había tocado Zafira, apareció un fragmento de piel con forma de estrella, tan blanca y plateada como la Hedwey Ignacia de Eragon. La mujer lanzó una mirada febril a Zafira con una gratitud silenciosa en los ojos. Zafira alzó el vuelo de inmediato. Al ver que se alejaba del suelo, Eragon respiró hondo y se abrazó con fuerza al cuello de la dragona.
¿En qué me he convertido, Zafira? Apenas hace un año que soy adulto y, sin embargo, ya he departido con el líder de los bardenos, he sido perseguido por Galbadorid, he viajado con el hijo de Morsan, ahora me piden bendiciones. ¿Puedo ofrecerle a la gente alguna sabiduría que no posean ya? ¿Puedo plantearme algún desafío que no sea más apropiado para un ejército? Es una locura, tendría que estar de vuelta en Carvajal con Roran.
Zafira se tomó su tiempo antes de contestar, pero cuando al fin lo hizo, sus palabras eran amables.
Un embrión que lucha por pertenecer al mundo. Tal vez yo tenga menos años que tú, pero en mis pensamientos soy anciana. No te preocupes por esas cosas, búscala pues donde quiera que estés, en aquello que seas. La gente suele saber lo que debe hacerse y tú solo debes mostrarles el camino. Esa es la sabiduría. Es abrumador. Me siento como si viviera en un mundo imaginario, en un sueño en el que todo es posible. Yo encontré tu huevo, tuve a un jinete por tu torme, batí en duelo con un sombra. No son hatos propios del chico granjero que soy, o que fui. Algo me está cambiando.
Lo que te da forma es tu pierda. Edda necesita a su icono. Tal vez te haya correspondido esa tarea. No sé.
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