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Descripción de Domingo V de Pascua 24i5s
Este breve pero profundo pasaje forma parte del discurso de despedida de Jesús durante la Última Cena. Acaba de salir Judas, el traidor, y en ese contexto tan oscuro, Jesús pronuncia palabras de gloria, amor y esperanza. p15i
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¿Cuántas veces escuchamos que este mundo es un infierno? Del Evangelio de Juan.
Cuando salió Judas del Cenáculo, dijo Jesús Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo.
Pronto lo glorificará.
Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo, y os améis unos a otros como yo os he amado.
Amaos también unos a otros.
En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os amáis unos a otros.
En este quinto domingo de Pascua, la Iglesia nos regala un pasaje profundamente conmovedor del Evangelio de Juan.
Jesús, en la intimidad de la última cena, después de lavar los pies a sus discípulos, les dirige palabras llenas de amor y solemnidad.
Hoy, él nos habla también a nosotros, y nos revela el corazón de su mensaje.
El texto comienza con una aparente paradoja.
Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
Jesús habla de su glorificación en el momento en que se acerca su pasión.
Para el mundo, la cruz es sinónimo de derrota, pero para Dios es la máxima expresión de amor y de entrega.
La gloria de Cristo no es poder humano, sino amor hasta el extremo.
Jesús anuncia también su partida.
Dios mío, ya no estaré mucho tiempo con vosotros.
Estas palabras resuenan con ternura y nostalgia, pero también con esperanza.
Él no nos deja solos, nos deja su espíritu, y un mandamiento que será el distintivo de sus discípulos.
Os doy un mandamiento nuevo.
Amaos unos a otros.
Como yo os he amado, así también amaos vosotros unos a otros.
No es un mandamiento nuevo porque antes no existiera el amor, sino porque tiene una medida nueva.
Como yo os he amado.
Jesús no nos pide un amor genérico, sino un amor que se entrega hasta la cruz.
Un amor concreto, servicial, sacrificial.
Y el amor como signo distintivo.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros.
No son los milagros, ni la elocuencia, ni el poder lo que evangeliza, sino el amor fraterno.
Una comunidad que ama es el mejor testimonio de Cristo resucitado.
Jesús no nos deja un ideal imposible, sino una fuerza transformadora, su mismo amor, que recibimos en la Eucaristía y en su palabra.
Pidamos al Espíritu Santo que nos convierta en testigos creíbles del amor de Cristo, para que el mundo crea.
En este día tan especial para todos los católicos, día en que el sucesor de Pedro, el Papa León XIV, inicia su pontificado y su ministerio como obispo de Roma, pidamos que el mandato de Jesús, amaos como yo os he amado, sea su misión, su alegría y su camino hacia la Pascua Eterna, y que sirva de testimonio para todos y cada uno de nosotros en nuestra tarea diaria.
Que el Espíritu Santo le oriente en todas sus decisiones para construir una iglesia puente entre culturas, cercana y a la escucha de sus contemporáneos.
Amén.
Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org
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