Dios muestra su Agrado - Ernesto J. Lozano (2025-03-13) 4x3fv

Que vamos a hacerlo rapidito. Hoy vamos a pasar al capítulo 8, el 7 lo dejamos, lo pasamos por alto, porque ahí solamente habla de, digamos, de otras edificaciones que hizo David, le hizo casas para sus mujeres y tales, y no quisiera cortar esto que estamos hablando, estamos ahí hablando de lo que pasaba con él, con el templo, ¿no? Aquí vamos entonces, Primera de Reyes, capítulo 8, Vamos a ver solamente hasta el versículo 11 nada más y la la próxima enseñanza, vamos a completar el capítulo.

Yo le he titulado a esto, Dios muestra su agrado.

Esta enseñanza de hoy, Primera de Reyes 8, del 1 al 11, Salomón traslada el arca, dice ahí en la biblia, Salomón traslada el arca al templo. Yo le he titulado a esta enseñanza, Dios muestra su agrado. El pasaje paralelo en segunda de crónicas 5, del 2 al 14. Muy bien, vamos a leer Primera de Reyes 8, del 1 al 11.

Dice así, entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová, de la ciudad de David, la coalición, y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Eitanim, que es el mes séptimo en el día de la fiesta solemne.

Y vinieron todos los ancianos de Israel y los sacerdotes, tomaron el arca y llevaron el arca de Jehová y el tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. Y el rey Salomón y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca sacrificando ovejas y bueyes que por la multitud no se podían contar ni enumerar. Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima.

Y sacaron las varas de madera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera y así quedaron hasta hoy. En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto. Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

Muy bien. Bueno, había sido construido el templo, pero faltaba lo principal. Estaban todos los elementos del templo, todos revestidos de oro y todas las cosas que tenían, las características que tenían, pero faltaba algo. ¿Qué faltaba? Faltaba el arca de la presencia de Dios. Así que entonces podemos decir que el templo, con toda la belleza que tenía, era como un cuerpo sin alma, un candelero sin lámpara o una casa sin residentes, ¿no? Todas las expensas y labores empleadas en esta grande estructura carecían de valor si Dios no las aceptaba. Por eso, cuando toda la obra estuvo terminada, lo único necesario que era a continuación era traer el arca y esto es lo que, en definitiva, tenía que coronar toda la obra.

La presencia del arca y, bueno, y la confirmación también de la presencia de Dios, ¿no? Muy bien, vamos a ver punto número uno. Salomón presidió...