
De la papilla a los macarrones todo son marrones. Con Gemma del Caño (Ciclo Influciencers) w3617
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Dentro de nuestro ciclo Influciencers, Gemma del Caño nos trae una charla interesantísima después de la cual no volverás a ver los alimentos del día a día de la misma manera. Gemma del Caño: Licenciada en Farmacia con especialidad en I+D+i e Industria. Máster en biotecnología, innovación y seguridad alimentaria. Trabaja desde hace 10 años en la industria alimentaria en, I+D+i, Calidad y Dirección técnica. Profesora asociada en el Grado de Nutrición y Dietética de la Universidad Europea Miguel de Cervantes y autora del libro ‘Ya no comemos como antes, y menos mal’ (2022). Comparte secretos de esta industria alimentaria con sus seguidores en Twitter e Instagram, @farmagemma. 5m4xt
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¡Totó! Me parece que esto no es cansa, ¿sabes?
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Bueno, muchísimas gracias.
Es un gusto, un placer, una maravilla poder estar aquí.
Estoy casi como en familia,
porque la divulgación científica en Murcia es referente en toda España
y estar aquí es un poco como estar en casa.
Por si alguien no me conoce, soy Gemma del Caño, soy farmacéutica,
especialista en innovación, seguridad alimentaria.
He hecho muchas cosas en divulgación,
incluso en la tele, en la radio.
Trabajé con Ana Rosa, cada uno tiene sus dramas.
Y, bueno, pues nada, yo venía a contaros hoy básicamente eso,
que de la papilla a los macarrones, todos son marrones.
Vamos a ver qué hace un poco la industria alimentaria.
Así que, a propósito de un caso, os presento a Nicolás.
Él nació semana 38 más 2,
pesó 2,4 kilos.
Y, bueno, todos lo estáis pensando y yo lo voy a decir, es muy feo.
Yo lo puedo decir porque es mi hijo, vosotros podéis pensarlo,
pero no lo digáis, porque no se habla del físico de los demás.
Pero sí, era feo, el puñetero, no pasa nada, muy pequeño, muy feo.
¿Qué le vamos a hacer? Intentaba así como reír.
Orejas, nada más que ojos.
Bueno, era como un pequeño lemur.
Con 2,4 kilos, pues imaginaos,
tuve que quitar toda la ropa que tenía y empezar a coger ropa de prematuro.
Le di lactancia materna durante un tiempo.
Y, bueno, una de las cosas que pasaba
es que, como el niño era pequeño y seguía siendo pequeño,
pues que toda la familia, ya sabéis, que siempre ayuda.
Una de las que más apoyó a esto fue mi suegra,
que me dijo cosas tan maravillosas como,
tu teta no vale, porque el niño no coge peso.
Y, entonces, pues era que tu teta no vale.
Nico estaba por debajo de percentil 3, estos son los percentiles,
Nico estaba por debajo de percentil 3
y crecía por debajo de percentil 3.
Lo que no sabía mi suegra es que, para hacer estas tablas de percentiles,
los niños con los que se hacía
eran niños que les habían dado lactancia artificial.
Que, ok, perfecto, no hay ningún problema,
pero no se puede comparar a la lactancia materna.
Entonces, mi niño iba por así, por debajo, por debajo de percentil 3.
Yo esto no lo sabía, estaba muy agobiada,
hasta que hablé con Ana María, con mi pediatra,
bueno, con la pediatra de Nico, que fue casi más pediatra mía,
donde me dijo, mira, no hagas caso a nadie,
tu hijo va bien, va a tu ritmo, va a su ritmo,
va creciendo poco a poco,
deja de escuchar y atiende a los profesionales.
Yo siempre quiero mandar, y siempre lo pongo en todos los sitios,
un recuerdo a Ana María, porque como no se consolidan plazas
y los pediatras van y vienen 47 veces,
pues no podemos tener al mismo pediatra
durante los años en los que los niños están creciendo.
Ojalá la sanidad pública cambie alguna vez
y volvamos a tener pediatras que se sepan el nombre y la vida
de los padres y de los niños.
Desde aquí, un saludo a Ana María, allá donde esté.
Bueno, este es Nico, después, mucho más majo, ahí lo veis,
ahora tiene 13 años, es guapo, es listo, si alguien lo quiere...
¿No? ¿Seguro?
Bueno, me lo quedaré otros pocos años más.
Pero bueno, ahí lo veis, la cosa cambió,
cogió peso cuando tenía,
tuvo lactancia materna durante 22 meses,
y ahí mi suegra decía, ¿pero cómo le vas a dar la teta?
¿Y qué pasa, te muerde?
Y digo, ¿pero usted muerde? Usted, porque era una...
¿Muerdes la cuchara cuando comes una sopa?
¿A que no? Pues lo mismo, ¿vale?
Se nota perfectamente, o ellos saben perfectamente diferenciar
cuándo están tomando el pecho y cuándo están comiéndose...
bueno, pues un filetillo, ¿no?
Ahí lo veis untado en espaguetis,
porque utilizamos el baby-lead weeding,
que yo no sabía que eso tenía nombre,
que era, básicamente, intenta comer masticando lo mejor que puedas,
siempre con supervisión de Ana María,
porque pensamos que el baby-lead weeding es
darle al niño algo de comer y vete, como si le dieras papilla,
y lo que requiere es muchísimo más esfuerzo,
muchísima más dedicación,
y mirándole, porque el objetivo es que el niño sobreviva.
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