
Descripción de LA COLUMNA SONORA_26_El hilo rojo 4v6kr
LA COLUMNA SONORA es un espacio de opinión semanal que realiza la periodista Carmen Sánchez para el periódico PORTADA.Info. 404125
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La columna sonora por Carmen Sánchez.
La arteria ulnar o cubital, no la olviden.
Es la arteria que va desde el dedo meñique al corazón.
No es el dedo anular, como creemos la mayoría.
Solemos poner el anillo de compromiso en el dedo anular porque decían que era la vena amoris e iba directamente al corazón, pero no.
Cámbiense el anillo al meñique.
¿Saben la historia del hilo rojo? La arteria ulnar sí que va directamente al corazón y ella es la culpable.
Y sí, está en el dedo meñique.
El hilo rojo.
Porque realmente es fina como un pequeño hilo conectado a un gran destino.
Aquel que nos da la vida con su bombeo.
La leyenda asiática habla del hilo rojo que une a las personas y que se anuda en el dedo meñique.
¿Ahora entienden por qué? Por cierto, también es el dedo de las promesas.
O nunca lo han entrelazado con nadie.
Es por esto mismo.
Por el grado de compromiso sincero a la hora de sellar un acuerdo y cumplir con lo prometido.
Y así se representa.
¡Qué curioso! El más pequeño y casi el más emocional.
El dedo pulgar nos ayuda a agarrar todo.
A sujetar objetos.
A incluso pellizcar.
Es el más físico.
El dedo índice es el que indica.
Quizás es el más expresivo.
Pero también el más autoritario y delator.
El que manda.
El que señala.
El que acusa.
El dedo corazón está en el medio.
Pero casi sabiendo lo de la arteria ulnar, le cambiaría el nombre por el dedo largo o dedo mayor, como también he leído.
Dicen que simboliza equilibrio y balance.
Yo no sé de quiromancia, pero soy observadora.
Y solo hay un gesto en el que este dedo adquiere toda su plenitud y es bajando el resto.
Lo del equilibrio vendrá por otra cosa.
¿Ustedes han pensado alguna vez en ese hilo rojo que conecta a las personas? El que va sujeto al dedo meñique.
También existe un hilo invisible de vínculos afectivos que se crean de generación a generación y con las personas de tu entorno.
Pero yo me refiero al hilo rojo.
Al del meñique.
Me parece fascinante pensar que estamos predeterminados a conocer a alguien o a mantener un vínculo, que igual desconocemos con otra persona.
Es más, ¿creen que la han encontrado? El otro día escuché que el enamoramiento y el amor se confunden.
Que el enamoramiento es una fase que no dura toda la vida y que suele ir antes del amor.
Y que el amor se desarrolla tras mucho tiempo de convivencia, de compartir y de superar situaciones.
Y aunque entiendo la distinción que se hace, no me resigno a aceptarlo.
¿Acaso no puedes continuar con esa primera fase mientras se desarrolla la segunda? Porque ese momento inicial más pasional tiene que concluir.
¿No les sigue fascinando a ustedes ver una noche de luna llena? ¿Cuántas veces se han emocionado con la misma canción? Afortunadamente, en las relaciones humanas hay muchos matices.
Ni son todas iguales, ni hay un modelo a seguir.
Por eso, si creen haber encontrado la forma, es importante cultivar y mantener esas conexiones.
Y, por supuesto, encontrar un equilibrio entre la pasión y el compromiso.
¿Pero saben qué? Que ese equilibrio surge.
Se va creando fortuitamente al igual que de forma involuntaria un día se encontraron con un hilo.
Miren, me gusta reflexionar sobre muchos temas.
De hecho, solo con pensar en esto se me ha pasado toda la mañana.
Recuerden que en el mundo de la música De hecho, solo con pensar en esto se me ha pasado toda la mañana.
Recuerdo que en el cole nos gustaba ver la línea de la vida de la mano.
Si tu destino se veía claro, o se interrumpía, o si ibas a tener muchos hijos.
Entonces eran juegos.
Ahora miro la mano y veo más líneas que se entrecruzan.
Muchísimas más.
El tiempo ya ha hecho lo suyo.
¿Pero saben? Yo me voy a cuidar el dedo meñique, que les recuerdo que es el que está conectado con el corazón.
No sea que las moiras actúen caprichosamente, como sucedía en la mitología griega, que hilaban, medían y cortaban el hilo de la existencia humana.
Y el mío lo rompan antes de hora.
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