LA COLUMNA SONORA_20_La importancia de tirar de las orejas 4a48z

La columna sonora por Carmen Sánchez
Últimamente estoy asistiendo a muchos cumpleaños,
fiestas sorpresas que se organizan, comidas con amigos que preparan
y aunque mi deber sería quedarme en casa y estudiar, ese ha de ser mi objetivo a corto plazo,
no puedo más que pensar ¿y si mañana ya no estoy?
Quizás visto así les parezca un pensamiento un poco fatalista,
pero desde que falleció mi padre es algo que tengo muy presente ¿y si mañana ya no nos levantamos?
¿y si hoy fuera nuestro último día?
Así que como entenderán, aunque mi deber sea uno, mi realidad es otra.
Excusas dirán muchos, yo prefiero cambiar la palabra excusa por motivos, no tengo excusas, tengo motivos para hacerlo.
Y en este momento donde me sigo autoconvenciendo de que disfrutar es bueno, les vengo a hablar de los cumpleaños,
pero de los cumpleaños de cuando éramos pequeños,
esas tardes de fiesta en el salón de casa con merienda, refrescos y tarta,
esas fotografías donde se veían a los abuelos al lado del nieto, los tíos y algún que otro vecino que quería compartir esos momentos contigo,
veo cómo lo hacemos ahora y siento cierta morriña.
Y digo hacemos porque somos los padres y madres quienes al final lo consentimos y quienes lo organizamos.
Ahora es como si los amiguetes invitados tuvieran que pagar el menú,
se han ido de boda, saben a lo que me refiero, ¿te hacemos bizum? Y yo pienso, no,
cómprale tú un regalo o no se lo compres que no es necesario, pero no quiero bizum,
hay forma más impersonal de actuar.
Esto es lo que pienso, pero yo también soy de las que hago bizum,
como ven aquí también difiere lo que digo y lo que hago.
Y eso de ir a las casas se acabó,
entre pequeñas que las tenemos y que nosotros no queremos mareos ni limpiezas,
qué perezosos y vagos nos estamos volviendo, ¿eh?
Pero oigan que a los chiquillos esto les es indiferente,
se lo pasan igual de bien en casa o fuera de ella, mientras estén con sus amigos se olvidan hasta de nosotros.
Y los regalos, pues al final acabas comprando tú algo que sabes que le va a gustar.
Para el resto de padres y madres es más cómodo y a nosotros nos da igual,
pero ¿no han tenido alguna vez algún regalo de esos
que o no sabes cómo funciona o para qué sirve o si alguna vez lo utilizarás,
regalos que te hayan hecho sonreír o incluso alguno que directamente no te ha hecho gracia?
En cada uno de esos obsequios también había una ilusión por parte de quien te lo entregaba,
pues esto ya no pasa.
Les estamos quitando emociones negativas que deberían sentir, como la frustración.
¿Por qué nos empeñamos en que nos sufran?
Sentir pena o dolor es algo humano y es algo que deberían aprender por ellos mismos y ser capaces de autogestionarse y encontrar una solución
para revertir este sentimiento.
Estamos educando niños de cristal.
Hay una canción de Joel López que dice
y lo intento cada día ser todo lo que había imaginado y me encuentro que la vida siempre tiene algo preparado
que supera cualquiera de mis fantasías,
nada comparado con lo que realmente sucedía.
Y sí, un día te levantas y alguien ya no está.
Y por último, ¿se han dado cuenta que ya casi nadie tira de las orejas en los cumpleaños?
Tirar de las orejas es bonito.
Miren, en la antigüedad oriental se creía que el tamaño de los pabellones auditivos era proporcional al grado de sabiduría
y ¿saben quiénes lo tenían más grandes? Los ancianos y las ancianas.
Ellos eran las personas más sabias.
Así que si quiere hacer bízum, hágalo.
Si no quiere llevar un regalo o no pagarlo porque igual no puede, no pasa nada, está invitado igualmente.
Pero no olviden tirar de las orejas
porque le estará deseando una larga vida llena de sabiduría.
¿Qué? ¿Le he convencido que es importante ir a los cumpleaños o no?
La columna sonora por Carmen Sánchez