El cardenal Richelieu, terror de España y de los mosqueteros 4i6t5p

Gestábase el cardenal en su solio con todo despotismo, mandando a trompa y talega, y dando a golpe y martillo donde más sería, descuartizaba reinos, partía provincias, descuadernaba repúblicas, dividía estados, enfurruñábase con el conde duque de Olivares y el conde duque contra él, y todo era trisca, tápala, barahunda y chacota.

A todo esto estabase Felipe IV como se estaba, rodeado de alanos, de lisonjeros y palacieos.

Hallábase en la última de sazón Luis XIII, gloriosísimo rey de Francia.

Todo cuanto quería componer, descomponía el cardenal.

Amigo del rey de la paz, jugaba con las olivas al mismo tiempo que la púrpura del ministro estaba llena de bombardas y cañones de artillería.

Quedéme dormido con semejantes pensamientos y alborotose la cesera, y subieron a inquietarla la turba de los espíritus animales.

Es verdad que tengo por costumbre el soñar, pero en el sueño de este día he visto cosas prodigiosísimas.

Yo vi, en magnífico templo y en ornato superior con blandones como navíos de alto bordo, tumbada la persona y rollizo corpachón del cardenal, con todo el ropaje e insignias correspondientes a este carácter.

Representóseme la fantasía, hallarme a solas con el cadáver y dije, qué brava ocasión para anatomizar semejante calavera.

Por Dios que se han conocido en Francia anatómicos famosos, pero no me han de ganar con la coyuntura presente.

En efecto, tomé el cuchillo de la imaginación y empecé a desjarretar la calavera, y encontré doce más que medianos senos en el profundo del calaverario de este purpurado y repurpurado ministro.

En uno de ellos encontré la altivez dominante, espíritu diabólico y perniciosos juicios con que alucinó los ánimos de Francia para encender la Europa en viva guerra, alterar los mares, inquietar los pueblos, sublevarlo todo y dar, como dijo Claudiano, el derecho a la maldad.

Anatomía de la cabeza del Cardenal Richelieu, primer ministro de Louis XIII, rey de Francia, Francisco de Quevedo.

Duplessis, más conocido como Cardenal Richelieu, el pérfido villano de la novela de Alejandro Dumas Los tres mosqueteros, fue un personaje real y además bastante influyente en la Francia del siglo XVII.

Su vida transcurrió en un ambiente principesco y político, al ser él mismo parte del estamento nobiliario por nacimiento, pero también del clerical por profesión.

Aunque Armand Duplessis se ocupó de que esto no fuese un impedimento para ejercer todo tipo de cargos, ya que llegó a ser diputado de los Estados Generales, secretario de Estado para el Exterior y la Guerra, miembro del Consejo Real, ministro principal de Francia y ministro del rey Louis XIII.

Un currículum de película, como podemos comprobar, y probablemente ya nos gustaría a todos tener un currículum tan gigante, sinceramente.

Pero vamos a conocerlo por partes, ya que, como sucede con los árboles, la vida del Cardenal Richelieu tiene profundas raíces, un grueso tronco y unas ramas que con el tiempo produjeron frutos que fueron más allá de su propia persona.

El señor trascendió ya a su existencia.

Para comenzar, digamos que el Cardenal nació el 9 de septiembre de 1585 en la ciudad de París, que ya por entonces era la capital del Reino de Francia.

Para ponernos en contexto, se trata de finales del siglo XVI, bajo el reinado del rey Enrique III de Francia.

Es el mismo año, también, donde comenzó la guerra entre Isabel I de Inglaterra, de la donestia Tudor, y el ya anciano rey Felipe VII.