El asesino en serie de Järvenpää 2q554g

Ninguno de los casos que trataremos en Paradero Desconocido ha sido resuelto en la actualidad, por lo que es de especial importancia abordarlos sin importar los años que hayan pasado.

En el programa especial de hoy vamos a hablar de un asesino en serie que puso en jaque a la policía de Finlandia, especialmente en la localidad de Jarvenpa.

Quedaos con nosotros para descubrir más en otro caso sin resolver, aquí, en Paradero Desconocido.

3 de noviembre de 1990, Jarvenpa se sumerge en una noche fría y silenciosa.

Esta pequeña ciudad al norte de Helsinki, rodeada de lagos y bosques, está a punto de convertirse en escenario de una historia que marcará para siempre a Finlandia.

Perteneciente a la región de Ursima, se encuentra ubicada a 37 kilómetros al norte de la capital, un lugar asombrosamente hermoso a orillas del lago Tursulanjärvi, con un gran trasfondo cultural finés.

Elena Merilainen ha pasado toda la tarde en casa de una amiga en Jarvenpa, bebiendo y charlando, pasando un buen rato.

Sin embargo, ella vive a unos 47 kilómetros de distancia, en la ciudad de Rihimati, por lo que debe tomar el último tren de la noche si quiere volver a casa.

Entre su jersey amarillo se enfunda una chaqueta marrón y se coloca su gorro hecho de ganchillo.

Se despide de su amiga y abandona el edificio, dirigiéndose a paso raudo hacia la estación de tren de Jarvenpa.

Es cerca de medianoche, hace mucho frío y Elena trata de guarecerse del frío en el andén.

Un hombre se acerca, cabello oscuro, chaqueta de cuero, habla con calma.

Le pregunta a dónde va y se ofrece a llevarla.

Como se ha hecho muy tarde y hace mucho frío, decide aceptar la invitación.

A fin de cuentas, aunque reservado, el hombre parece sincero y parece que quiere ayudarla.

Juntos abandonan la estación y suben a un coche blanco tipo Mazda y observa que en el asiento trasero hay una sellita para niños.

El detalle de la sellita la tranquiliza, parece un padre cualquiera volviendo a casa.

Cierran las puertas y el coche se pone en marcha.

Las calles pasan mientras el calor del interior contrasta con el frío exterior.

El hombre saca unas pastillas de uno de los bolsillos de la chaqueta y se las toma.

Le ofrece a Elena, quien acepta, y las acompaña con un poco de alcohol, sin sospechar nada.

Sin embargo, poco después el sueño empieza a apoderarse de ella y se queda dormida en el asiento.

Pasado el rato, se despierta y observa que la carretera pavimentada destino a Rijimati ha sido sustituida por un camino de gravilla rodeado por un oscuro bosque.

Ella le pregunta que por qué no se dirigen a la ciudad, a lo que él responde que ha tomado un camino secundario, pero siguen dirigiéndose a Rijimati.

Sin embargo, minutos después, detiene el vehículo en un claro y le propone a Elena pasar la noche allí, a lo que ella le indica que quiere volver a casa.

Él acepta, pero se excusa alegando que tiene que ir a orinar.

Sale del coche y Elena decide aprovechar para tomar el aire.

Justo cuando está saliendo del vehículo, el hombre decide atacarla por sorpresa.

Cuchillo en mano, se lo clava por la espalda en el cráneo, aunque poco esperaban ambos que el cuchillo quedara amortiguado por la lana del gorro que Elena llevaba desde el principio de la noche.

El instinto de supervivencia le permite reaccionar.

Rápidamente se levanta y sale corriendo a toda prisa, tratando de alejarse de su atacante lo antes posible.

Mientras se aleja, escucha como dice, no me ha salido bien esta vez.