
Descripción de Ascensión (meditación) 361j64
En la Ascensión se revela la persona de Cristo. Conviene caer en la cuenta de cómo acontece. ¿Qué nos revela la Ascensión de la persona del Señor? Porque, en él, los acontecimientos no son solo acontecimientos, son revelación. Desvelan su persona y desvelan el plan de Dios. En primer lugar, la ascensión al cielo supone previamente un descenso... 464v3b
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Hemos comentado la Ascensión del Señor, celebramos el 1 de junio, pero tenemos que añadir algo, porque en la Ascensión es verdad que se desvela, se revela también la persona de Jesucristo, y conviene caer en la cuenta cómo acontece eso, qué nos revela la Ascensión de la persona del Señor, de quién es, de cómo es, de qué nos trae, de qué se lleva, de qué nos deja, qué nos revela la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo, porque en Él los acontecimientos no son sólo acontecimientos, son revelación, desvelar su persona y desvelar el plan de Dios. Y esto lo tenemos que tener, claro, muy presente. Bueno, vamos a ver.
En primer lugar, la Ascensión al Cielo supone previamente un descenso del Cielo. Si ahora sube es porque bajó. Es la segunda persona de la Santísima Trinidad. Es la Palabra Divina. Es el Hijo. Repito, si ahora sube es porque bajó. Es porque bajó a los hombres. Se hizo hombre, se hizo carne, habitó entre nosotros, vivió con nosotros, padeció por nosotros. La cruz.
La cruz es el signo, la señal, pero además la prueba de hasta qué punto descendió. Hasta los infiernos del sufrimiento. Hasta los infiernos donde sólo caen los que pecan. Hasta ahí.
Pero al mismo tiempo que descendió, claro, subió. ¿Y qué es ese subió? ¿Qué sube? Bueno, sube una persona, Jesucristo. Pero ha sufrido un cambio. Porque esa persona, a lo largo de sus, no sé, si 30 años o los que fueran, se ha cargado de acontecimientos. Los ha vivido. Y esos acontecimientos, como pasa siempre, han entrado en él. Son su historia. No son recuerdos. Son su historia. De tal forma que él es un entramao, un cosido de todos esos acontecimientos. Y ahora, como digo, sube. Pero entonces, ¿quién sube? El que bajó. Es decir, nuestro Señor Jesucristo.
Pero sube con todo lo que ha vivido. Y con todo lo que ha vivido, entra en el seno de la Trinidad de donde bajó. Con todo lo que ha vivido. Ahora no es una vida vacía para vivirse, para estrenarla.
Ahora es una vida llena. Es una vida repleta de sucesos. Es una vida donde ha tenido que tomar decisiones. Donde ha sufrido. Sufriendo, aprendió a obedecer. Sufriendo, aprendió a obedecer. Bueno, pues ahí estamos. Bajó y subió. Y con él, pues, de alguna manera, anticipadamente, hemos subido nosotros. Porque ya somos inseparables. Hemos comido su cuerpo y bebido su sangre. Somos parte de su persona. Donde él esté, estaremos. Donde él viva, viviremos. Pues con él hemos vivido.
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