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El Alzamiento,de Brian Keene 2/3

El Alzamiento,de Brian Keene 2/3 6x456a

18/4/2025 · 03:17:27
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Descripción de El Alzamiento,de Brian Keene 2/3 3w2x18

Nada permanece muerto mucho tiempo. Los muertos están volviendo a la vida, inteligentes, decididos… y hambrientos. Huir parece imposible para Jim Thurmond, uno de los pocos supervivientes de este mundo de pesadilla. Pero el joven hijo de Jim también está vivo y en peligro a cientos de miles de kilómetros. Pese a las terribles adversidades, Jim jura que lo encontrará… o morirá en el intento. Junto a un anciano sacerdote, un científico devorado por la culpa y una ex prostituta, Jim se embarca en un viaje a través del país. Juntos se enfrentarán a los vivos y a los muertos vivientes… y al aún más terrible mal que los aguarda al final de su viaje. dl4d

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Capítulo 8. La Autopista 64 cruzó unos cuantos pueblos vacíos en su recorrido a través de las montañas de Virginia Occidental, antes de adentrarse en Virginia, y Martín susurró una plegaria en agradecimiento. Cuanto más vacíos estuviesen los pueblos, más posibilidades tenían de eludir a los no muertos. Jim condujo hacia el sol naciente mientras Martín experimentaba con la radio, comprobando las frecuencias AM y FM. Todas las emisoras emitían las mismas 24 horas de absoluto silencio.

La autopista estaba cubierta por una densa niebla, pero Jim no bajó de 100 por hora pese a los ruegos de Martín de que frenase un poco. Pero, salvo por la niebla matutina, la carretera estaba despejada. Ambos se sorprendieron ante la ausencia de vehículos, solo habían visto una media docena de coches abandonados, la mayoría de ellos en la última salida. Pese a ello, Jim accedió a ponerse el cinturón de seguridad para tener al anciano contento.

¿Qué tal la espalda? ¿Va mejor, gruñó Martín? Reconozco que esos analgésicos que conseguiste en la gasolinera están haciendo su efecto. Cruzaron las salidas de Clifton Ford, Hot Springs y Crow, pueblos alejados de la autopista y rodeados de montañas. De entre los árboles que rodeaban Crow surgía un brillo naranja y varias columnas de humo negro que se extendía hasta la carretera.

¿Paramos? Preguntó Martín. Jim pasó por delante de la salida sin frenar.

No. Ahí no se nos ha perdido nada. Pero si el pueblo está ardiendo y todavía hubiese gente viva. Pues será mejor que vayan pensando en marcharse. Además, si realmente queda gente viva, quizá fueron ellos los que empezaron el fuego. Puede que fuese la única forma de salvarse. Martín reflexionó sobre ello en silencio.

¿Sabes? Dijo minutos después, no hemos encontrado supervivientes desde que dejamos Wheates Alphard Springs. Sí. Pero tampoco hemos visto ningún zombi.

Eso es cierto, pensé que nos encontraríamos con más. ¿A dónde ha ido todo el mundo? Si te refieres a los zombis, respondió Jim, no tengo ni idea. Ten en cuenta que los pueblos de esta parte del estado son pequeños y están muy diseminados, la mayor parte de la gente vive en granjas, en casas aisladas o en cabañas de caza en mitad de la nada. Si se mueren y vuelven a la vida, lo más seguro es que no los. Veamos por aquí. Donde más zombis vi a la vez fue en Lewisburg, pero porque vivíamos en un barrio residencial. Pero no deberían estar trasladándose. Preguntó Martín. Comen gente como nosotros nos comemos una hamburguesa.

Si no encuentran comida, empezarán a emigrar a donde haya más. Sí, seguro que ya están en ello, respondió Jim. Pero acuérdate de que Virginia Occidental está cubierta por cientos de miles de kilómetros de montaña. La mayor parte del estado es bosque. Si están moviéndose por este tipo de terreno, es poco probable que nos encontremos con uno, humano o animal.

Pero te diré una cosa, no estoy del todo de acuerdo con eso de la comida. ¿Qué quieres decir? Bueno, no están comiendo, de eso no hay duda. Ambos lo hemos visto. Pero te has fijado en una cosa. No se comen todo el cuerpo. No es como en las películas, no hacen pedazos a la víctima y la devoran hasta dejar los huesos limpios.

Martín se estremeció. Perdón, reverendo. Pero entiendes lo que digo. Nos comen como si fuésemos alimento. Pero se aseguran de que la víctima conserve la movilidad para que pueda convertirse en uno de ellos. La mayoría de los zombies con los que nos hemos encontrado conservan los , sobre todo las piernas. Y todos tienen cabeza.

Vi a uno al que le faltaba la mandíbula inferior. Pero apuesto a que el cerebro lo tenía intacto, ¿a que sí? El predicador asintió y Jim continuó. Parece que la clave está en el cerebro. Como hablábamos ayer en la iglesia, es como si algo se apoderase del cerebro después de la muerte y reanimase el cuerpo, como un parásito o algo así.

Tú dijiste que eran demonios, y puede que así sea, no lo sé. Pero sean lo que sean, estoy seguro de que al principio había muchos zombies que no podían moverse. ¿Por qué? Porque cuando todo esto empezó, la gente moría por otras causas que no eran acabar como cena para un zombie. La gente que había sufrido accidentes o que había muerto en un incendio, o qué sé yo. Gente con la columna o el cuello rotos, con las piernas cortadas de cuajo, cosas así. Después, a medida que los vivos eran asesinados por la oleada original de zombies, las muertes por causas naturales disminuyeron. Cuanta más gente muere a causa de los zombies, más cadáveres conservan la cabeza.

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