5º Domingo de Pascua ( ciclo C ) 6nx4i

Quinto domingo de Pascua, que en su ciclo C proclama el evangelio de Juan 13, versículos del 31 al 35. Son tan sólo cinco breves versículos, pero que recogen un pasaje que es trascendente para San Juan. Lo voy a leer.

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús, ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo, pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado. Amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os amáis unos a otros.

Estamos en un momento culminante, Jesús ha instituido la última cena, sabe que se acerca su pasión, dice ahora es glorificado el Hijo del Hombre. En el evangelio de San Juan la glorificación se refiere a la crucifixión, en ella Cristo es glorificado, en ella ya se adelanta la propia resurrección, y Jesús advierte, me queda poco de estar con vosotros, es decir, se está despidiendo, y cuando alguien se despide, manifiesta sus últimas voluntades. ¿Y cuáles son las últimas voluntades? Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros, como yo os he amado.

Y además, subraya, este será el distintivo, será la marca, el santo y seña vuestro. En esto conocerán que sois discípulos míos, si os amáis unos a otros. Hay una expresión muy conocida de un padre de la iglesia llamado Tertuliano, a caballo entre el siglo segundo y tercero, una expresión que es, mirad como se aman. Él escribió un libro llamado Apologeticum, en el que intentaba defender a los cristianos de las persecuciones que estaban recibiendo.

Y para defenderles, él recogía el testimonio de cómo muchos paganos, cuando veían a los cristianos, les iraba la buena relación que tenían, cómo se ayudaban, cómo se sostenían especialmente a los pobres y a los débiles que había entre ellos. La expresión era, mirad cómo se aman. Esa era la frase de iración hacia los cristianos.

Pues bien, es obvio que esos cristianos estaban cumpliendo el último testamento que Jesús nos había dejado, amaos unos a otros. Otro autor como San Juan Crisóstomo, insiste en que la marca especial de los cristianos no es el sacrificio o el ayuno, es el amor al prójimo. Y tiene una frase muy curiosa en una de sus homilías.

Dice, el Señor no dijo en esto conocerán que sois mis discípulos, si hacéis milagros. No, eso no lo dijo. Dijo, en esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros. Ese será nuestro distintivo. Cuando no haya ni envidias, ni rencores, ni odios, entonces estará presente Jesús. El propio San Agustín, hay un momento en que hace una pregunta, ¿tienes duda de si dentro de ti está el Espíritu Santo? ¿Estás inquieto por saber si tienes al Espíritu contigo o no le tienes? Dice, mira, fíjate en si amas a tu hermano. Si amas a tu hermano es que el Espíritu Santo está contigo. Si no es que quizás le has rechazado.

Pues bien, llegados aquí, hagámonos una pregunta, demos un paso más. Jesús ha dicho en sus últimas voluntades, os doy un mandamiento nuevo. ¿Por qué dice que es nuevo el mandamiento de amar al prójimo? Porque es verdad que en el Antiguo Testamento, en muchos pasajes, ya se decía que había que amar al prójimo. Por ejemplo, en el libro del Levítico, capítulo 19, versículo 18, allí se dice, no te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. Entonces, ¿por qué se dice que es nuevo? Os doy un mandamiento nuevo. Tres son las razones para poder decir que es un mandamiento nuevo. Bien, primero, porque es nuevo por el modelo del que partimos para amarnos, que dice, amaos como yo os he amado. Nuestro modelo es el amor de Jesucristo. Él nos enseña a amar.

Jesús es la escritura.