36 - Trabalenguas andaluz 177318

Capítulo treinta y seis trabalenguas andaluz el acento andaluz tiene por naturaleza una simpatía especial y para mí de todos los andaluces el de cádiz es sin duda el más gracioso un gaditano es capaz de provocarte la risa contándote el chiste más malo del mundo o la anécdota cotidiana más intrascendente eso sí los de cádiz hablan rápido y juntan mucho las palabras se requiere cierta concentración para entenderles empecé a familiarizarme con el acento regional después de llevar dos días viajando por los pueblos de sanlúcar de barrameda y chiclana de la frontera siempre escuchando el quillo por aquí el quillo por allá que supongo no es más que una reducción de la palabra chiquillo en aragón dicen co como abreviación de chico o meñique pero él quiso andaluz me suena más elegante y menos tosco que el aragonés con el que parece que estás llamando a la burra y lo digo con conocimiento de causa pues viví en tierras aragonesas durante tres años volví de nuevo a la costa de cala en cala por senderos y pistas a borde de acantilado me detuve en la cala del aceite era mediodía de pie apoyado sobre un soporte de madera bajo un sol intenso contemple la estela de brillantes que los rayos de sol formaban en el mar en otras circunstancias aquellas vistas hubieran sido un paisaje más como tantos otros pero viajando así estaba más abierto al asombro y a la incertidumbre sin una rutina clara sin un reloj justiciero todo tenía su lado hermoso un paisaje un puente un árbol un camino de piedras una montaña un río río una casa en ruinas y ahora una cala con el mar lleno de diamantes acababa de pasar conil de la frontera siguiendo el camino paralelo a la playa tal y como indicaba el rutómetro de la trans andaluz tras atravesar una riera por un puente de madera la viñeta de la guía decía bien claro continuar hasta llegar a un riachuelo y después cruzar por la playa de repente todo era verde me detuve un momento en la torre atalaya una de las cinco torres vigía que quedan en pie desde la época en que se utilizaban para avisar de las invasiones piratas al fondo se veía la silueta blanca de conil de la frontera que en contraste con el verde de la hierba parecía una pincelada de nieve llegué al riachuelo y miré hacia la playa pero la playa no estaba había subido la marea y por aquel paso el agua me llegaba hasta las rodillas solté un leve bufido ante el desengaño siempre fastidia tener que retroceder por el mismo camino si hubiera tenido experiencia quizá hubiera intentado cargar la bici al hombro y pasar ese trecho a pie pero la inseguridad me hizo volver sobre las huellas de la y con la suerte de descubrir un atajo un camino que se dirigía hacia la carretera evitándome unos kilómetros de camino ya rodado un tractor con una larga barra transversal obstaculizaba el paso mientras su conductor reposaba medio tumbado junto a la rueda delantera llevaba un sombrero que le tapaba la mitad del rostro signo evidente de que estaba durmiendo la siesta me acerqué despacio para bordear el tractor sin hacer ruido dios sabe cuánto respeto ya una buena siesta pero el hombre era de sueño ligero y se despertó levanté el brazo a modo de saludo mientras él me miraba pasar con una mezcla de extrañeza y curiosidad talla el candado taller candado me gritó tras ponerse en pie yo no entendía lo que quería decir aquel lenguaje era tan incomprensible para mí como el catalán de gerona profunda hice un sobreesfuerzo por identificar aquella palabra que parecía repetirse dentro de la frase influenciado por el paisaje prácticamente solo barro y charcos de deje que me estaba advirtiendo de que tan cacao es decir está encharcado qué exagerados son estos andaluces pensé cómo se ponen por cuatro echar coordenada así que sin dejar de pedalear le contesté imitando lo mejor que pude es su forma de hablar estoy acostumbrado estoy acostumbrado y yo tallar candado talla el candado decía él insistiendo a gritos el camino como ya intuía yo terminaba en la carretera pero justo al final había una verja de metal que impedía el paso y la puerta estaba cantada mierda no puede ser pensé exam vine el candado comprobé que estaba bien cerrado le di un par de meneos y antes de soltarlo bruscamente contra la verja descifre lo que había intentado decirme el paisano del sombrero está echado