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Audiolibro "Una Vuelta y un Después"
48 - El peor enemigo de un ciclista

48 - El peor enemigo de un ciclista 1i2766

23/5/2024 · 04:39
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Audiolibro "Una Vuelta y un Después"

Descripción de 48 - El peor enemigo de un ciclista 3h1c4i

Cataluña. Todos los que andamos en bici conocemos las adversidades que pueden presentarse en la ruta. Pero hay una, una en concreto que puede llevarte a la tumba. Esa es precisamente la que nuestro viajero intentó evitar a toda costa. ------ Si te flipa LEER. Libro en papel y/o formato electrónico en: biciruling.com La aventura continúa.💙 Para todo lo demás, biterkás. 6i3oq

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Capítulo cuarenta y ocho estrés asfáltico y ahora qué por dónde tiro fue lo que me pregunte por la noche en vinaroz con el mapa extendido sobre la cama y el gps en la mano mientras escuchaba el sonido de la lluvia golpeando la ventana el objetivo seguía siendo el mismo intentar evitar la concurrida carretera nacional trescientos cuarenta con su intenso tránsito de camiones pero las alternativas escaseaban día ventoso arcén peligroso el refrán del día pudo escapar de la n trescientos cuarenta por una carretera secundaria pero después de solo siete kilómetros se terminó y me devolvió a la carretera nacional otra vez tuve que viajar por el estrecho arcén amenazado por los camiones y por si fuera poco co zarandeado por el viento lo que multiplicaba el riesgo de salirme de la vía lo que popularmente se conoce como irse a por uvas o por la barranquilla así aguanté hasta amposta en la provincia de tarragona donde esperaba poder salir por fin de la maldita carretera pero no me iba a resultar fácil en el centro urbano el puente que cruzaba el río estaba en obras por tanto solo tenía dos opciones cruzar a nado con la bicicleta y el equipaje o hacerlo por el único puente disponible el de la autovía casi me daba menos miedo el agua que el asfalto pero finalmente opté por la segunda opción que no resultó menos arriesgada cuando descubrí que justo al entrar en el puente el arte desaparecía ya era imposible echarse atrás me vi obligado a hacer una contrarreloj de unos trescientos metros con el máximo desarrollo metido a una velocidad tan endiablada que ni el mismísimo miguel indurain en el record de la hora a partir de ahí el estrés asfáltico desapareció por fin volvieron la calma y la soledad de los caminos de tierra que con el nombre de sendero noventa y dos transcurren por el delta del ebro entre canales y campos de arroz el día estaba feo de narices con nubes grises a poca altura y mucho viento pero el simple hecho de no ver el asfalto ni los letrerito con la inscripción en trescientos cuarenta en blanco sobre fondo rojo transformaba aquel día gris en radiante y maravilloso parece mentira cómo estos pequeños detalles pueden devolverle a uno la sonrisa en la ampolla me agobié con la búsqueda de alojamiento estuve más de una hora yendo de un lado a otro buscando inútilmente todo estaba cerrado el sol ya tenía el pijama puesto cuando gracias a las indicaciones de un señor encontré un lecho donde pasar la noche se trataba de un edificio bastante antiguo pegado la esta ción de tren donde alquilaban habitaciones la señora encargada estaba ausente y me informaron que tardaría unas dos horas en llegar así que aparqué latre quien la puerta y me metí en el bar que estaba justo debajo por la fachada el bar parecía un antro pero en cuanto abrí la puerta comprobé con alivio que no era así estaba decorado como una taberna inglesa y resultaba muy agradable entre el murmullo de la gente se mezclaban el acento inglés y el catalán de forma casi promiscua los que llevaban el bahar eran ingleses así que tuve que sacar del bolsillo mi oxidado inglés para pedir un bocata de rosbif y una cerveza que me supieron a gloria pues no había comido nada en todo el día después me entretuve escribió algunas notas en el diario investigando cuál podría ser la ruta del día siguiente a eso de las ocho de la tarde una señora bajita menudita pero enérgica entró en el bar saludando a todo el mundo a su paso usted es la señora que alquila las habitaciones verdad le pregunté estaba segurísimo de que era ella no podía ser otra me alquiló una habitación por trece euros no es difícil imaginar cómo era para muchos sería un cuchitril pero a mí me parecía la suite de un hotel de cinco estrellas una cama una ducha con agua caliente y un lugar seguro para tequila cada vez que pasaba un tren temblaban las paredes según la fuerza del temblor y su duración iba contando los trenes y adivinando de qué tipo eran cuarenta y cinco segundos este es de mercancías seguro dos segundos éste es fácil solo la máquina veintidós trenes antes de lograr el arte

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