19-05-2025 Haciendo y deshaciendo se va aprendiendo- 10 Minutos con Jesús 1a5u23

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves y que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía, Inmaculada, mes de mayo, San José, mi padre y señor, ángel de mi guarda, intercede por mí. Hace un tiempo presencí una escena sencilla y preciosa. Era en un colegio, al mediodía, en horario de extraescolares, y allí una madre había montado un taller de costura con niñas de 10 ó 11 años, que estaban confeccionando para la actuación de otras alumnas más pequeñas unas capas rojas con su capucha, para vestirlas de simpáticas mini caperucitas rojas.

Con qué ilusión y empeño estas niñas iban recortando los patrones y después dando forma y cosiendo las piezas. Y venían una y otra vez a mostrar a esta mamá sus logros y también sus dudas y sus dificultades. Imagínate, los rostros de ilusión y satisfacción o las muecas de decepción o tristeza. Pues bien, esta mamá las animaba constantemente con cariño y paciencia. Les repetía, niñas, haciendo y deshaciendo se va aprendiendo.

Aunque claro, en ocasiones era necesario descoserlo ya cosido para corregirlo, o volver a cortar un patrón con más acierto, o ambas cosas, vaya. Y estas costureras aventureras volvían de nuevo a la mesa de trabajo y poco a poco el perchero se iba poblando de capas rojas con capucha, de excelente factura, listas para la función. Que por cierto, fue un éxito.

Haciendo y deshaciendo se va aprendiendo. ¡Qué lección más maravillosa! Esta madre me explicó que ella la había aprendido a su vez de una profesora suya que le dejó huella. Y esta realidad conecta con tus palabras en el Evangelio de hoy Jesús. Nos dices ilusionado, el que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi padre y yo lo amaré y me manifestaré a él. Recibir y cumplir tus mandamientos, eso es amarte. Pero resulta evidente que nuestra correspondencia a tu amor es imperfecta.

Procuramos hacer, sí, pero tantas veces no hacemos lo suficiente, o no acertamos, o directamente lo hacemos mal y necesitamos reconocerlo y volver a empezar, deshacer. Es el Espíritu Santo el que nos anima, nos lo aseguras también hoy. El Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todo y os recordará lo que os he dicho.

Jesús, que dejemos actuar hoy lunes y cada día y siempre a tu Espíritu Santo. Que él nos guíe en ese hacer y deshacer para aprender. Y quizás es tu Espíritu Santo el que nos sugiere hoy lo siguiente. Existe un momento privilegiado para hacer, deshacer y aprender, que es el sacramento de la penitencia.

Y todavía más si lo complementamos con la dirección espiritual o acompañamiento espiritual, que es lo mismo. Hacer, porque examino mi conciencia, me duelo, me encamino a un ministro de la iglesia y verbalizo sinceramente mis culpas. Todo eso es hacer. Deshacer, porque tu misericordia se encarga de quitarnos ese peso y me impulsa a reparar en lo posible.

Borrar el mal, procurar repararlo, rectificar mis defectos, eso es deshacer. Y aprender, que Jesús cuando asumo mi propia debilidad y me apoyo en tu bondad infinita y me propongo con tu ayuda gestos concretos de mejora, entonces mi alma progresa en el amor a ti y a los demás y a mí mismo. Jesús también nos dice hoy explícitamente, el que me ama será fiel a mi palabra y mi Padre lo amará, iremos a él y habitaremos en él. Es decir, que las tres personas divinas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, habitáis dentro de nuestra alma.