23-05-2025 Como Yo, tú - 10 Minutos con Jesús 6u635w

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Los judíos, el pueblo judío, llamaba a Dios Yavé y Yavé había entregado a Moisés en el Sinaí los diez mandamientos. Con el tiempo, a los diez mandamientos escritos en aquellas tablas, los judíos habían añadido muchos otros mandamientos, costumbres que se convirtieron en mandamientos y llegaron a tener unos 613 mandamientos que abarcaban toda la vida. Toda la vida era un mandamiento.

Estaba todo reglamentado, la comida, el cuidado de los animales, cómo se organizaban las fiestas, el trabajo y con tanto mandamiento se hacían un lío, porque claro, dime tú a mí, con tanto mandamiento y no sabían bien cuáles eran los principales, porque podían estar todos al mismo nivel y lavar los platos al mismo nivel que socorrer al prójimo que se está ahogando o lo que sea.

Por eso Jesús, durante su predicación, fue enseñándoles, fue aclarándoles para que aprendieran a ir a lo esencial. ¿Qué es lo esencial? ¿Dónde está lo esencial? Y por eso un día Jesús les dice, y nos lo dice a ti y a mí, tú nos lo dices Jesús, lo esencial es amar al Señor con todo el corazón, con toda la alma, con todo el cuerpo, con todo y amar al prójimo como a uno mismo.

Y en esta explicación de los mandamientos, en la última cena, al final de su vida, cuando le quedan pocas horas de vida, Jesús se viste de Moisés y añade un nuevo mandamiento, que es algo muy original. Dice así, un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado. El nuevo mandamiento de Jesús no se trata de hacer una cosa nueva, concreta, o de no hacer algo que está mal.

El nuevo mandamiento no es ni siquiera la Eucaristía. Se trata de algo muy fuerte.

Amaos como yo os amo. Que mi amor se prolongue en la historia a través de vuestras vidas, a través de vuestros corazones. Porque esta es la fuerza que puede cambiar el mundo.

Es el puente que nos une unos a otros. Es un mandamiento y al mismo tiempo es una misión.

Se trata de que el mundo vea cómo nos amamos para que se acerquen todos a Dios y ellos también le amen. Que los demás vean en ti y en mí el amor de Dios. Que los demás aprendan de ti y de mí, en ti y en mí, cómo es Dios. Tú eres un libro abierto donde otros pueden leer quién es Dios. Te voy a contar una cosa de un santo. Podría contar de muchos santos, pero te voy a contar una de san Josemaría. Él instituyó una costumbre familiar, una costumbre en los centros del Opus Dei de gente joven, de labor con gente joven, una costumbre curiosa.

Y es que en todas esas casas donde suele haber una biblioteca, una sala de estudio, un estudio para que la gente trabaje y estudie, muy importante ahora que estamos al final de curso, yo vivo en un ambiente rodeado de educadores y de educandos, de gente que está estudiando en la universidad, en los colegios. Ahora estamos al final, estamos agotados todos, los profesores, los alumnos, los padres, todo el mundo está agotado. Pues san Josemaría quiso que hubiera un cuadro con esta frase del Señor. Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado.