04x17-PSICOPATAS 6n7323

Has llegado a la casa del acantilado con Paco Moreno.

Bienvenido. Siempre saludaba.

Siempre tenía una buena cara. ¿Quién lo iba a pensar? Pocas expresiones de este tipo dicen tanto con tan pocas palabras. Sobre todo la sorpresa. Vamos, como si saludar con educación fuese incompatible con asesinar. Aunque, siendo justos, lo que en realidad expresa esta frase, por ejemplo la de siempre saludaba, es lo que impacta que resulta o lo impactante que resulta que alguien cercano, a simple vista inofensivo, pueda ser capaz de algo tan extremo como matar a otra persona. Este tipo de sucesos a menudo salen en los medios de comunicación y nos suelen dejar pensando. Quizá los psicópatas no sean muy diferentes a los demás, por lo menos en apariencia. Puede que cualquier situación, idea u ocurrencia visceral tengan el potencial de cambiar, de evolucionar y de desembocar en un desenlace macabro.

Quizá ese pensamiento no es muy distinto de cualquier otro que hayamos tenido a lo largo de nuestras vidas. Algo que experimentamos ayer. Algo que estamos experimentando ahora mismo. Lo que sí es distinta es la forma, la manera en la que todo se se tuerce. La forma en la que se precipitan las cosas a partir de un momento determinado. ¿Pero cuál es ese motivo? ¿Por qué todo evoluciona de esa manera? ¿Acaso es diferente la mente de un psicópata? La mayoría de los seres humanos tenemos dentro de nosotros la capacidad de cometer un asesinato. Eso yo creo que lo tenemos claro. Aunque el psicópata quizá no sabe si tiene dentro la capacidad para sentir emociones que el resto entendemos como normales. Quizá todo sea verdad. No tienen capacidad de sentir las emociones como el resto de personas. Y también es verdad. Todos somos capaces de cometer un asesinato.

Muy probablemente todo está relacionado con la forma en que nuestro cerebro madura durante los primeros años de nuestra vida. Ha habido multitud de casos donde se ha intentado escudriñar las características de la estructura del cerebro humano a través de todo tipo de resonancias magnéticas de personas, de convictos, que han tenido una especie de trastorno antisocial de la personalidad. Y los resultados indican que el estrés emocional infantil es la causa más probable de que estas estructuras cerebrales implicadas en los sentimientos y en la toma posterior de decisiones maduren mucho antes de lo que se debería. Y esto da lugar a unas consecuencias realmente terribles. Desde hace mucho tiempo sabemos que el sufrimiento emocional intenso en la infancia es una característica común en la mayoría de los presos por asesinato. Ahora también sabemos cuál es el mecanismo que hay detrás de eso.

Parece que existe una aparente reducción de la sustancia gris y un incremento de la sustancia blanca que tenemos en el cerebro, que son aspectos claves en la maduración del mismo de este órgano y que afectan a los primeros años de vida. El cerebro de un niño sometido a un intenso estrés emocional, sobre todo, se blinda, se cierra, se protege, hace una especie de cortafuegos, se vuelve inmune al sufrimiento. Es una especie de mecanismo de defensa. Y la parte negativa es que esta alteración temprana, tan temprana, tiene consecuencias desastrosas. La arquitectura del cerebro básico de un niño se transforma cuando se somete a este estrés. Rompe, rompe los puentes que darán lugar a tener sentimientos y una forma de sentir, podríamos decir, y para entendernos, común, la más general, la que nos ocurre al resto de las personas.