
"¡Va por ti, tita!" Entrevista a Laude González. 5poq
Descripción de "¡Va por ti, tita!" Entrevista a Laude González. 5d1d6s
Mikel Muñoz entrevista a su abuela, a Laudelina González, Mujer de Cangas de Onís 2025. Su historia es un ejemplo de superación, fuerza y coraje, que merece ser contada a las generaciones más jóvenes. Gracias, Laude, por todo lo que das sin pedir nada a cambio. La familia Radio Arbolín te lleva como ejemplo. 4vm41
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Buenos días, arbolinos. Hoy tenemos a los micros de nuestra radio a una mujer muy especial para Cangas de Onís.
Se trata de Laudelina González Álvarez, aunque todos la conocen como Laude.
Nacida en Las Rozas, ha sido desde temprana edad una vecina comprometida, cercana y muy activa en la vida social y cultural del consejo.
Su implicación en el voluntariado, su participación en eventos deportivos y su labor en asociaciones como Emburria, Rosapalo y Galván, la han convertido en una figura muy querida.
Por todo ello, ha sido reconocida como Mujer Canguesa del año 2025 y, además, es mi abuela.
Bienvenida, tita. Es un honor tenerte con nosotros.
Gracias, cariño. Y yo estoy muy orgullosa de que tú me entrevistes.
¿Cómo recuerdas tu infancia, tita? Muy bien, éramos cinco hermanos y teníamos pocas cosas con que jugar, pero jugábamos con lo que había en casa.
Con palos hacíamos baques, con latas de sardines hacíamos como si fueran los coches.
Y bueno, jugando a la peonza, a la comba y nada, muy bien.
Yendo al río a bañarnos todos, que éramos muchos. Una infancia feliz, la verdad que sí.
¿Y mis bisabuelos a qué se dedicaban? Pues tus bisabuelos, pues mi padre era panadero y mi madre cocinera.
Pues siempre cocinera, cocinaba en Torreón, en el restaurante de Torreón.
Y mi padre trabajaba en arriendas, en la panadería.
Y por parte de tus otros bisabuelos, uno era camionero y ella ama de casa.
A los 11 años pasas de vivir en las rozas a vivir en cangas.
No son tantos kilómetros de distancia, pero ¿fue fácil ese cambio en plena adolescencia? Sí, para nosotros fue un cambio espectacular.
De estar en el pueblo y venir aquí al instituto, como venían mis hermanos en bicicleta.
Entonces vivir aquí, que vivíamos en el barrio del Fondón.
Entonces teníamos el instituto al lado y, hombre, fue un cambio...
Estábamos, por decir un poco, en la capital.
Estábamos en un pueblo y vinimos para aquí y teníamos otras cosas que allí no teníamos.
Y esa niña de 11 años, ¿cómo se imaginaba el futuro? ¿Qué soñaba ser? No sé, siempre me gustó muchísimo.
Yo quisiera haberme dedicado a coser, que me encantaba haber aprendido a coser.
Y no pude porque en aquel tiempo aprendías a coser con una modista y había poques...
No es que hubiera poques, pero sí había muchos críos que querían aprender a coser y yo no tenía sitio.
Entonces lo que hice fue aprender a bordar a máquina.
Y bueno, pues yo soñaba con saber coser bien.
Que ahora hago algo y ya sabéis que en casa arreglo todo lo de casa.
Sobre todo a vosotros.
Pero bueno, en plan aficionada.
Con 13 años tienes que dejar de estudiar para empezar a trabajar.
¿Cómo recuerdas ese momento? Bien, a ver, yo estudiaba relativamente normal.
Tampoco era muy lista, pero bueno, tampoco era tonta.
Pero bueno, un tercero decidí dejarlo, mi padre no estaba de acuerdo.
Pero bueno, empecé a trabajar en una fábrica que había aquí en Cangas de envasar patates frites, ahí en el parque.
Y ahí estuve un tiempo.
Y después ya fui pasando, estuve pendiente mucho tiempo en una tienda aquí en Cangas de ultramarinos.
Y ahí fue donde conocí a tu abuelo.
Y empecé con él con 14 años, que casi me matan en casa.
Pero bueno, a final salió la cosa y a final me casé con él y fue lo mejor que me pasó en la vida.
La vida sigue y conoces a tu marido, con el que tienes tus hijas, Verónica y Estela.
Y pronto retomas el trabajo.
¿Era fácil en esos años compaginar el trabajo con la vida laboral? Bueno, a ver, yo como siempre estuve limpiando y limpiaba por las casas.
Teníamos la suerte que en aquel tiempo yo muchísimas veces llevaba a tu madre conmigo al trabajo, que en la casa no te ponían problemas.
A ver, cuando no iban al cole y les querías eso, pues podías llevarles.
Eran buenos, se sentaban allí, llevabas algún juguete, se entretenían los horas que estaba yo allí trabajando.
Y así me fui compaginando.
Y después ya cuando eran un poco mayores ya quedaban en casa soles.
Que en este tiempo ahora no se puede hacer, pero con 5 y 6 años quedaban en casa soles.
Ahora escúchate, entadita, que alguien te quiere decir algo.
Hola mamá, me han pedido que envíe un audio hablando sobre ti y creo que es difícil que tan poco tiempo pueda expresar todo lo que significas para mí.
Además de mi niñera, eres mi amiga, mi confidente y mi apoyo cada día.
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