TA10- José Antonio Medina, El Coto de Quevedo y su Estrella Michelin 5g5p5u

Bienvenidos a un nuevo podcast de Territorio de la Arcaza. Mi nombre es Toni Fitor y aquí ha mirado mi colega Miguel Linares. Hola chicos, ¿cómo estáis? Pues bueno, hoy nos encontramos en plena provincia de Ciudad Real, en un enclave espectacular, como podréis ver, en uno de los lugares que, para mi entender, es referencia absoluta de la gastronomía cinegética. Nos encontramos en el Coto de Quevedo y, bueno, una pasada que nos atienda el artífice del proyectazo este, José Antonio Medina. Un millón de gracias de abrirnos las puertas de vuestra casa. Que va, un millón de gracias a vosotros por acordaros de nosotros.

Al final, la gente del pueblo somos muy humildes y que nos llamen para que quieran escucharnos, es un sitio precioso, hay que venir sí o sí. Sobre todo aquí es, ya sabéis que nos dedicamos a la caza, principalmente, y el Coto de Caza, el nombre es por Coto de Quevedo, por el Coto de Caza. ¿Nos puedes explicar un poco el Coto de Quevedo? ¿Cómo empezó esto y por qué nombre? Empezó de una manera, al final mis padres se dedicaban a dar cacerías, mi madre estaba en el hostal de Siempre de Puebla del Príncipe, de ahí nació la conexión de las cacerías con un pequeño hostal de carretera con comidas, y venía gente sobre todo del interior de Castilla León y, sobre todo, lo que más venía eran alicantinos, valencianos, el más malo.

Una afición desde que eras niño. ¿Sabes la cantidad de valencianos y alicantinos que salen? Muchos valencianos van mucho a Castilla León a cazar, pero es algo típico de toda la vida. Desde que yo era un niño era algo así. Entonces, nosotros teníamos estos terrenos arrendados de caza, que los seguimos manteniendo hoy en día mis hermanos. El alrededor del restaurante es un coto de caza. Es todo, no, gestionamos cuatro cotos de caza, no propiedad nuestra, la propiedad nuestra sólo es el hotel, la finca de aquí del hotel, que tenemos en propiedad unas 30 hectáreas que están integradas dentro de uno de los cotos de caza que gestionamos. Gestionamos en total cuatro fincas, pero todas han ido unidas a una al lado de otra, entonces si giramos, podemos cazar 360 grados alrededor del hotel. Ahora estamos en el centro, en el epicentro de todo el área de caza.

Entonces se compraron unas parcelas aquí y todavía se mantiene. Llevamos más de 30 y tantos años cazando en esta misma zona. Antiguamente el restaurante lo teníais casi a la totalidad para los cazadores. Claro, los primeros años de construcción de esto no se abrió al público, sólo era uso exclusivo de los cazadores. Luego, a raíz de la crisis económica, se decidió abrirlo al público, porque nosotros, una familia pequeña, humilde, que mi padre cuando se fue a Madrid en los finales de los 70 era electricista, entonces no le gustó nada la ciudad y se vino al pueblo a montar un bar y a vivir feliz. Entonces mi madre se quedó en la cocina, mi padre ahí, pero a mi padre le gustaba el campo más que las amapolas.

Y vio que venían a una pensión que teníamos de siete habitaciones con dos baños encima del bar, venían siempre todos los años los mismos cazadores. Y ya llegó, como lo típico, que antes se utilizaba mucho la palabra, che Joaquín, a ver si para el año que viene nos busca usted una finca. Y yo creo que se le encendió la bombilla. En vez de buscarle la finca, ¿por qué no la cojo? La riendo yo y gestiono las cacerías, porque antiguamente había mucha caza autóctona. Era increíble, la cantidad de conejos, liebres, llegaba la media vida y disfrutaba la gente como locos. Venían aquí codornices, que no sé cuántos años llevo sin ver las codornices. Eso era terrible. Y los altamontes en verano, y parece que han desaparecido. Antes se recogía el trigo y vías el remolque y parecía eso una película de saludo.

Al final es debido a los pesticidas. Yo imagino que influye todo el trigo, al final es un trigo tratado para que aguante más las sequías y que al final la rentabilidad, muchas veces la agricultura va unido, no va unido con la ecología o un poco con todo este tema, pero es un tema difícil, contrariado. Ingorroso, pero al final todo lleva a lo mismo. La agricultura tradicional es muy distinta a la de hoy.