(T.4) Capítulo 3. El crimen de Sheila Barrero 333e2d

¿Existe el crimen perfecto? ¿Puede alguien seguir tranquilamente con su vida después de haber cometido un asesinato? ¿Quién paró aquel coche? ¿Por qué motivo decide terminar con la vida de Seila? ¿Estáis listos y listas para sumergiros en un nuevo misterio? ¿Si se hace acompañarme a un nuevo episodio de lo que la verdad esconde? Soy Irene y esta semana vamos a hablar sobre el caso de Seila Barrero.

Seila Lorena Barrero Fernández nació en Degaña, Asturias, en 1981.

Era la menor de cuatro hijos. Era una chica muy agradable y dulce.

No era confiada en exceso y tenía un carácter fuerte.

Una cosa curiosa de Seila es que, aunque era preciosa, no le gustaba que le sacaran fotos o que la grabaran en vídeo.

Seila salía con Teo Sabugo. Según su familia, era su novio de toda la vida, pero habían roto en varias ocasiones y una de ellas fue a finales del 2003.

Pero en noviembre, Seila regresa con Teo y planifican un viaje juntos a Tenerife.

Seila había estudiado turismo y de lunes a viernes trabajaba en una agencia de viajes en Gijón.

Entre semana vivía con su hermana Mónica y la pareja de esta, pero los fines de semana volvía a Degaña, a casa de sus padres.

Seila quería comprarse un piso, por lo que de lunes a viernes trabajaba en la agencia de viajes, pero los viernes y los sábados trabajaba en un local sirviendo compas.

El local se ubicaba en Villablino.

El viernes 23 de enero del 2004, Seila coge su coche, un Peugeot 206 de color blanco, desde Gijón hasta Degaña.

Esa misma noche trabaja en el par y como cada viernes, regresa a casa.

El sábado 24 de enero del 2004, su padre acompaña a Seila a un taller de Villablino para que un mecánico revisara su vehículo.

Cada uno va en un coche, para que cuando Seila deje el coche, puedan volver juntos a casa.

El chico del taller le dice que el coche estaría entre el domingo y el lunes, por lo que Seila llamó a sus amigos para que a las diez y media de la noche alguien la recogiera y la llevaran hasta el par para trabajar.

Sus amigos la recogen y todos juntos van a cenar a una hamburguesería.

A medianoche, Seila entra a trabajar y todo está tranquilo.

A las tres de la madrugada entran por la puerta del pub, el hijo del dueño del taller y la novia de este y le entregan las llaves.

Dicen que el coche estaba bien, que lo han revisado y que no tiene nada, que lo han dejado en un par de calles más adelante y Seila por ello está muy contenta.

Los amigos de Seila van a las cuatro de la mañana a tomar algo al pub y a las siete de la mañana todos juntos se irían a otro sitio a tomar lo último.

Como el coche de Seila estaba un poco lejos, dos amigos suyos, José Manuel y Vivi, quedaros con estos nombres, se ofrecieron a llevarla en coche.

Los tres se suben al coche y la dejan donde estaba el coche de Seila.

Los dos coches viajan juntos hasta Cabo Allés de abajo.

Ahí sus amigos se separan.

Los amigos se habían dado cuenta de que uno de los faros traseros del coche de Seila no funcionaba, así que José Manuel nada más llegar a casa le mandó un mensaje para decírselo y añadió que le avisara cuando llegase a su casa.

El destino de Seila estaba a menos de diez minutos del cruce donde sus amigos la habían visto por última vez.

Además Seila conocía a la perfección esas carreteras, pero las horas pasaron y Seila no apareció en su casa.

Sus padres no se preocuparon, pensaron que se había quedado en casa de su hermano que vivía en Villablino.

Recordemos que el padre no sabía que le habían devuelto el coche y por esto la madre decide llamar al hermano y este le dice que no estaba con él.

En ese momento llama a Seila y nadie lo coge.

La familia de Seila tenía una costumbre y era que todos comían juntos los domingos, pero ese día no será como todos.