(T.4) Capítulo 2. Los crímenes de Ramón Laso 1l6h4b

¿Hay gente nacida para matar? ¿Puede alguien cometer el crimen perfecto? ¿Sin cuerpo no hay delito? Esto es todo lo que nos podemos plantear al escuchar el nombre de Ramón Lasso.

¿Estáis listos y listas para sumergiros en un nuevo misterio? Si es así, acompáñenme a un nuevo episodio de lo que la verdad se esconde.

Soy Irene y esta semana vamos a hablar sobre los asesinatos de Ramón Lasso.

Ramón Lasso Moreno nació en Jaén en 1955.

Según su hermana María, Ramón nunca había sido un niño problemático.

Tenía amigos, era atento, cariñoso y muy familiar.

Cuando tenía 14 años se fue a vivir a Amposta.

Allí viviría con uno de sus tíos, que era guardia civil.

Según algunas fuentes consultadas, Ramón junto a su amigo Miguel Camacho dicen que montan un prostíbulo.

Alquilaron una casa con cuatro habitaciones y contrataron a varias prostitutas.

Ramón se convertiría en proxeneta.

Pero pasado el tiempo, Ramón y su amigo discuten y Ramón acaba perdiendo los papeles.

Empieza a gritar, pegar golpes y a romper la casa.

Por lo que el negocio cerró.

Otras de las fuentes consultadas dicen que Ramón era un hombre normal, trabajador, honrado y que se enamora de la hermana de su amigo, Dolores Camacho.

Nacida en 1963 y más conocida como Lolita.

Dicen que era una mujer dulce, encantadora y que todos la adoraban.

Dicen que su relación era muy buena y que al poco tiempo de empezar juntos, se casaron.

Tuvieron dos hijos, Daniel y Carlos y como en muchos casos, de puerta para afuera, todo era idílico.

Pero de puertas para adentro, nada era lo que parecía.

Ramón le era infiel a su mujer.

Con Teresa Burgos.

Teresa, al igual que Ramón, estaba casada y tenía hijos.

Y aprovechaban cuando su marido se iba a jugar al fútbol con amigos, que Teresa se quedaba sola y Ramón iba a visitar la casa.

Pero una tarde el marido de Teresa salió antes de jugar al fútbol.

Y el hombre llegó a casa y perdió los papeles.

Se peleó con Ramón y descargó toda su ira.

Lolita, por la otra parte, se enteró de esto y le dijo a Ramón que se quería separar.

Algunas fuentes dicen que ella le dijo que se quería llevar a los niños, ya que ella era la que ejercía como mamá de casa y siempre estaba con ellos.

Y así llegamos al 9 de junio de 1988.

Pero entonces ocurre un giro inesperado en la historia.

Ramón llega un día a casa y se encuentra con dos elementos muy llamativos.

El coche de Lolita había desaparecido.

Y ella había desaparecido con él.

Ramón decide llamar a su tío, con el que había estado viviendo y era guardia civil.

Y juntos la buscaron por todas partes.

Pero no la encuentran por ningún lado, por lo que deciden ir a casa de los padres de Lolita.

Los padres de la chica dicen que no saben nada de ella.

Y a la búsqueda se les une Juan Camacho, el padre de Lolita.

Y los tres la siguen buscando.

Pero paralelamente a esta búsqueda, un maquinista con la ruta Barcelona-Valencia, cuando pasa bajo un puente en la P7, vio a lo lejos una mujer acostada en las vías.

Empieza a intentar frenar y a pitar, pero no le da tiempo por lo que terminó atropellando a la chica. Esto ocurrió a las dos de la madrugada y sería una hora después cuando la guardia civil avisa a Ramón que se monta corriendo en el coche que va acompañado de su tío y de su suegro.

Cuando llega la guardia civil se revelan algunos puntos que no tienen mucho sentido.

En la escena del crimen no hay sangre, ni una sola salpicadura, pero hay algo más impactante para la guardia civil, y es que cuando Ramón se acerca al cuerpo de su mujer coge la cabeza por el cabello, la levanta a la altura de su cara, la mira fijamente y después lentamente la deja en el suelo.