Suecia y Portugal - 9x19 - #EuroMag321 345b5g

Son las 5 de la tarde y comienza Eurolife Radio. Eurovisión al ritmo de la vida.

A Rachel León, buenas tardes, buenas tardes, buenas tardes, buenas tardes, buenas tardes.

Kai, Napa, Marco Bosniak, Prince, Mirjana Conte, Tautumeitas, Emi, Melody, Clemen, SkodraElectronic o Neo9, todos ellos tienen algo en común, y es que han ganado las preselecciones de sus respectivos países sin ser, a priori, favoritos. Algunos contaban para ganar jurado o televoto, o incluso para ser alternativa, pero eran otros quienes encabezaban las apuestas, esas a las que llevamos años mirando y que este año han fallado como hemos fallado todo hijo de vecino.

Ayer por la noche, a altas horas de la madrugada, hablaba con Juanma Jiménez sobre lo del Melody Festivalen y la Eurovisión que se nos avecina, y reflexionando llegué a la conclusión de que estamos en un cambio de era, como otras tantas que ha habido en el festival. Creo que la participación de Kari ya marcó un punto de inflexión, y si bien no ganó, sí que abrió la puerta a una etapa nueva del Eurofestival. Poco a poco vemos cómo se va imponiendo una narrativa más finesa sobre la sueca en la forma de afrontar el festival.

Pasamos de una Eurovisión impoluta, perfecta, milimetrada, a una Eurovisión muy trabajada, sí, pero donde la naturalidad o el error son parte de la esencia. Vamos hacia una Eurovisión mucho más valiente y arriesgada, que deja a un lado las fórmulas que sabe que le funcionan, sí o sí, por probar estilos, sonidos, idiomas y ritmos nuevos que son una apuesta. Suecia ha sido el ejemplo de esa Eurovisión de la década pasada, y Finlandia lo será de los años venideros.

El primer paso para escenificar ese cambio lo vimos anoche en el Melody Festivalen. Dábamos por hecho de que el jurado daría por ganador absoluto a Munchermelow, siguiendo la tónica que ha marcado la Eurovisión estos últimos años. Pues bien, Munch ganó, pero lo hizo con apenas dos puntos de diferencia y consiguiendo un 12 menos que los CAI. En el televoto, si bien la puntuación no lo refleja, el arrase de CAI debió ser histórico, tal y como comentaron en el post-festival.

Suecia, el ejemplo por antonomasia de lo que ha sido la Eurovisión de los 2010 y principios de 2020, se ha rendido a la evidencia de esta nueva era.

Este cambio, no obstante, no ha sentado bien a todo el mundo. Varios participantes, especialmente han sido Munchermelow, Erik Segested o John Lundvik, han expresado su enfado por el resultado, su decepción y su intención de no volver a la competición. Declaraciones en caliente, sí, pero que denotan lo mucho que el establishment le revienta que llegue un outsider y le gane con sus mismas cartas. Declaraciones donde se señala el hecho de que por segundo año consecutivo Suecia va representada por unos foráneos, noruegos el año pasado y fineses este.

Esas declaraciones solo visibilizan el hecho de que algo ha cambiado y puede estar en camino de cambiar. Leí hace poco un análisis sobre Donald Trump, Elon Musk y toda la caterva de nazis que gobierna EEUU en este momento. Pues bien, este análisis decía que cuando un imperio está en decadencia, en camino de desaparecer, no lo hace en buenos términos, no lo hace nunca en esos buenos términos, lo hace reventándolo todo.

Lo estamos viendo con Estados Unidos y todo lo que están haciendo con los aranceles y con Ucrania. Y salvando mucho las distancias, lo estamos viendo desde hace unos años aquí con Eurovisión. Y desde ayer, con el Melodio Festivalen. Carilla sigue siendo como una amenaza a ese establishment eurovisivo al que representa Lorín. Nemo era un outsider, sí, pero uno que no molestaba tanto, porque no deja de venir de un país rodeado de montañas y perdido en Centroeuropa.

El gran trono escandinavo, desde el que se dicta cómo es la Eurovisión, lo ostenta Suecia desde hace muchos años. Y Finlandia lleva unos cuantos amenazando ese liderato con una fórmula que cada vez más países compran. Ayer mismo lo compró Suecia. Ese miedo también viene por el hecho de que el equipo de compositores de CAI, en el equipo de compositores de CAI, perdón, son los mismos