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NOVELAS DE AGATHA CHRISTIE
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EL REPARTO DEL BOTÍN

EL REPARTO DEL BOTÍN 251045

15/5/2025 · 19:33
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NOVELAS DE AGATHA CHRISTIE

Descripción de EL REPARTO DEL BOTÍN 1pw6

Un acto generoso será el inicio de varios juegos entre el dadivoso y sus agasajados. 6w6r32

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

El reparto del botín. 2020. Horacio José Fuentes. El reparto del botín.

Ahora sí estoy totalmente solo. Se dijo el polaco cuando escuchó por la radio la noticia de que cuatro asaltantes habían muerto resistiéndose a la orden de detención. No necesitó escuchar los nombres para saber de quiénes se trataba. Recordó el robo al banco del año anterior, en el cual también había participado. Su primer y último robo. Estuvieron de acuerdo en esconder el dinero en una casa que Rolo tenía alquilada con nombre falso.

Se comprometieron a no realizar más robos, continuar cada cual con sus trabajos y esperar que todo se fuera tranquilizando. Él volvió a su trabajo de pintar casas. Hacía varios meses que no se encontraban y suponía que todos estaban cumpliendo lo pactado. Pero evidentemente no era así. El botín seguía según creía en aquella casa alquilada. La policía no había logrado encontrarlo y aparentemente tampoco tenía pistas de ninguno de ellos. Las investigaciones tomaron caminos distintos y muy alejados de la verdad y finalmente el caso quedó irresuelto y en el misterio. Lamentaba mucho que sus compañeros se hubieran descuidado.

Tal vez entusiasmados por el éxito de aquel primer robo, los hizo confiarse. El final no podía ser peor. A pesar de la tristeza y la angustia, rápidamente una idea comenzó a rondar en su cabeza. Iría a buscar el dinero escondido, aún a riesgo de que ya no estuviera allí y sobre todo lo más riesgoso que la policía estuviera emboscada esperando.

Igualmente decidió ir. Sería todo lo cuidadoso que fuera posible. Especuló un poco en cuál sería el horario conveniente para ir y llegó a la conclusión que cualquier horario podría ser bueno y malo a la vez. Prefirió ir media mañana. En los barrios en esas horas hay poca gente en la calle. Llegó a eso de las 9.30 y efectivamente no se cruzó con nadie.

La casa parecía vacía. Observó unos instantes la vivienda y luego sin la mínima duda entró en la vivienda. Por un segundo su corazón latió a gran velocidad, esperando oír la orden de que se quedara quieto, seguida de los habituales insultos que el miedo dispara aún en los que se encuentran en situación ventajosa. No hubo órdenes ni insultos. La casa estaba vacía. Velozmente buscó el bolso con el dinero.

El miedo retornaba, porque por un momento pensó que ya no estaría en el lugar precario que había elegido Rolo, la carcasa de un lavarropas en desuso. Sin embargo, ahí lo encontró, el bolso y los dólares. Estaba todo. Después de todo, sus amigos habían sido leales. Eso lo entristeció más. Se dijo que seguirían vivos de no haber continuado con los asaltos. Tenía un pasaje hasta el final del recorrido, pero decidió que bajaría en cualquier ciudad que le agradara.

Durante el viaje pensó mucho en lo que podía y debía hacer. Gastar el dinero dándose gustos en parte lo seducía. Viajaría, iría a buenos hoteles. Los dólares eran como una herencia que ya no sería reclamada por nadie. No le pertenecía a nadie. Tampoco a mí, pensó contrariado.

Los cinco meses siguientes los pasó ocupado con los billetes. La obsesión por la plata de la herencia lo tuvo un tiempo a maltraer, pero apenas usó una mínima porción para su existencia. Al resto lo guardó con la firme convicción de no tocarlo jamás. Sin embargo, ese dinero le molestaba, le causaba preocupación. La decisión de no utilizarlo ya no lo tranquilizaba. Ahora sentía que debía hacer algo más. Una idea comenzó a perseguirlo. Debía repartir el dinero. Luego de pensarlo un poco decidió hacerlo, pero no sabía cómo. Deseaba desprenderse del dinero, pero no de cualquier manera. Era necesario.

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