
Descripción de El primer día 25f4e
Dejamos durante un año lo que nos rodeaba: familia, trabajo, amigos o estudios… Y el primer día era, probablemente, el más temido. El 27 de julio de 1988 me tocó incorporarme a filas. En este episodio recuerdo cómo fue esa larga jornada en la que la que parte de la generación del “baby boom” española (nacidos a finales de los sesenta y principios de los setenta) nos convertimos en militares durante los siguientes 12 meses. 6t5146
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Aún permanece fresco el recuerdo del primer día en el que me tuve que incorporar a filas en puertollano donde resido no se hacían fiestas de los quintos sé que algunas celebraciones en ciertos pueblos de este tipo llegaron a resultar muy desmaya gradas así que simplemente me fui despidiendo en los días anteriores de mis familiares estaba la costumbre de soltar la la pasta como ayuda económica en estos días de servicio a la patria y célebre la despedida con los amigos tomando unos cubatas afrontando con resignación lo que me venía por aquella época ya era habitual ser objetos y algunos conocidos se sorprendieron de que no tomará ese camino lo tenía claro que después de varias prórrogas de estudio mi camino el del servicio militar advertido por el hermano mayor de un amigo que había estado una mil y un par de años antes estuve entrenando en un gimnasio desde meses atrás para llegar en unas condiciones físicas aceptables esa fue una de las recomendaciones junto a la que ni se me ocurriera apuntarme para cursos de cabo no mostrarme ocioso en el cuartel y saber quedarme treinta y cuatro años después no se si estaba en lo cierto pero cumplí las tres reglas así que en la mañana del miércoles veintisiete de julio de mil novecientos ochenta y ocho termine de preparar la bolsa con lo indispensable ropa interior o calcetines un pijama una toalla un pantalón vaquero para alguna salida un polo desodorante productos para el afeitado una navaja multiusos de esa suizas de color rojo un bocadillo de tortilla para el viaje que me hizo mi madre una lata de falta de limón y un cuaderno de notas casi no me haría falta nada de eso porque esa misma noche me entregaron todo el uniforme ropa para la cama y los cubiertos y en ese cuaderno de notas a notaría el material recibido divisas y distintivos en el ejército como lanzar una granada o partes del fusil m el veintisiete de julio recuerdo estar desayunando en casa con el sonido de fondo del programa de radio de luis del olmo anunciando la noticia del suicidio de rafia escobedo a la once de la mañana estaba en la estación para coger el tren que me acompañaría a lo largo de un año mi madre junto a una de mis hermanas y mi sobrina no pudo evitar las lágrimas en la despedida que alegría me daba cuando la llamaba o le mandaba alguna foto de militar no le importaba que volviera con respeta te he cargado de ropa sucia después de varias semana más con tal de verme escuché decir a un compañero que para las madres a pesar del trabajo resultaba un orgullo mostrar el tendero con toda la ropa de color caqui y bien cierto que es al menos en mi caso así que me tocó despedirme en un tren abarrotado de gente que regresaba o iniciaba sus vacaciones en ese verano del ochenta y ocho primer destino manzanares no la estación de este pueblo ciudad real leño nudo de comunicaciones por entonces al igual que alcázar de san juan estaba plagado de reclutas de diferentes pueblos y todos están perdidos como yo aunque había un subterráneo para acceder a los distintos andenes y evitar cursar las vías las atravesamos sin miedo con ese valor que te da la inconsciencia de la juventud pasamos de un lado a otro hasta que por fin nos enteramos cuál era la dirección y el andén correcto la mayoría parábamos en sevilla pero había otros futuro soldados que se dirigían hacia cádiz y las bromas no faltaron una vez subimos al tren poneros una patada en el culo les decían algunos si todos reíamos pero tendría algo de cierto la recomendación sería peligroso ubicarse pensé por un momento algo acojonados en el mismo con donde cómic y a eso de las siete de la tarde llegamos a sevilla a la salida de la estación de san bernardo volvimos a mostrarnos igual de perdidos allí no había nadie para recibirnos hubo quien propuso coger un autobús de línea hacia el cuartel y otros por tomar un taxi yo fui de los que subir a un taxi nos montamos otros tres compañeros más hasta completar lo y fuimos al cuartel que iphone ya no que sería nuestra casa durante los próximos cuarenta y cinco días que duraría al campamento para que el taxi gustosamente rechaza el dinero que me ofrecieron para compartir económicamente el coste de la carrera y pasamos al cuartel ahora comprendo lo que podría ser sentir un negro cuando en esas películas americanas que veíamos accedía a una universidad donde los blancos eran mayoría éramos el centro de las miradas y ya teníamos las patadas creo recordar que coincidió con la hora de visitas de familiares me dirigí con la máxima cortesía un suboficial los galones comenzaban ya intimidar para ver que hacíamos a partir de ese momento y donde debíamos dirigirnos el primer lugar señalado fue la peluquería es curioso como la memoria guarda relación con canciones en ese momento en el que la máquina se desliza sobre mi cabeza sonaba la canción de danza invisible reina del caribe tuvo siempre me acompaña y aburrido advierte un extra
Comentarios de El primer día 1k6u5v