El perro Simba 1l4u6l

Audio relatos de jota m núñez retortillo el perro chimba hace unos años me mudé a un entorno rural alejado de la hipocresía y del estrés con el que el mundo urbano nos invita a convivir a mi llegada el reducido número de vecinos del pueblo que aun lo habitaban me recibió de una manera más o menos cordial vamos con el recelo comprensible hacia lo extraño por lo demás de aquí de esta pequeña aldea del interior solo puedo destacar sus bondades el silencio de los campos el aire puro la tranquilidad y la amigable compañía de los animales en su momento compré un pequeño chalet de dos alturas con un generoso terreno alrededor de la vivienda que la circunvala por completo desde la terraza a la que tiene mi habitación en la segunda planta puedo ver también parte de la parcela de uno de mis vecinos más allegados en concreto la zona lateral que linda con los límites de mi casa desde esta posición aventajada vi llegar en su día a la pareja que con toda la ilusión de quien estrena una vivienda nueva se aventuraba a penetrar en el gratificante pero sacrificado mundo de la independencia familiar se los veía felices entre el gran número de carantoñas arrumacos deslices sexuales encubiertos que se dedicaban en el jardín no hacía falta mucha imaginación para adivinar esto último aunque procuraban buscar un ángulo muerto de su propiedad donde no alcanzar a la vista de sus vecinos toda esta efusividad continuó durante algunos años y después se fue marchitando con el tiempo po ahora el objeto de sus caricias parecía ser otro un perro con una enorme cabeza que la hacía desproporcionada al resto de su cuerpo sin embargo aquel simpático perro cabezón se ganaba día a día el cariño de sus amos e incluso el mío desde la distancia con su alegre trotar y sus muestras más sinceras de lealtad como me gustaba ver correr a aquel perro que no se separaba de las faldas de sus amos con los años aquella familia se fue agrandando primero con la llegada de un niño y con la de una niña poco después entonces delimitaron en la parcela el espacio por donde simba podía desarrollar su actividad con una valla de madera que con el tiempo se convirtió en el límite de su mundo pues ya nadie lo invitaba a traspasarlo viejo y cansado como estaba se le veía introducir el morro entre los vanos de la cerca llamando en silencio a sus dueños de ese modo pasaba las horas simba y así se agotaba la vida de la pareja pareja a la de su perro hoy he salido de nuevo al balcón la chica vive sola en la casa desde que se separó de su compañero alrededor un enorme silencio se extiende en todas las direcciones me parece que los dos pequeños se encuentran en el jardín si allí están puedo verlos desde aquí asomando sus caritas mustias y apesadumbrada entre los minúsculos huecos de la vaya