OVNIS: Una Buena Cosecha | DI 12 46d4n

Bienvenidos a Mythic.

Hoy continuamos relatando el diario de Avi Loeb, uno de los astrofísicos con más talento de este planeta.

Su frase más celebrada dice.

Busco inteligencia en el espacio porque a menudo no la encuentro en la Tierra.

Una rica cosecha de alambres y fragmentos en la trayectoria de IME-1.

Diario de un viaje interestelar, parte 12.

Después de una noche sin dormir, salí a la cubierta del Silver Star para contemplar un hermoso amanecer.

Mientras esperaba el inicio del quinto recorrido a lo largo de la segunda mitad de la trayectoria más probable del primer meteorito interestelar reconocido, IME-1.

La recolección fue tan rica como la del cuarto recorrido.

Encontramos múltiples alambres, fragmentos planos e incluso un clavo curvado de tipo Brad, usado en carpintería y aparentemente de origen humano.

En el cuarto recorrido, el trineo chocó con un cubo de pintura en el fondo del océano.

Tomé una muestra de la pintura y pedí a Ryan Wood que comprobara si contenía plomo, abreviado como PB en la tabla periódica.

El blanco es un color comúnmente usado en barcos de la Armada de EU, y desde 1978 el uso de plomo en la pintura fue prohibido por ley.

Si el cubo cayó desde un barco de la Armada estadounidense que se acercaba a Japón durante la Segunda Guerra Mundial, deberíamos detectar PB en nuestro analizador de fluorescencia de rayos X.

Podemos estimar, dentro de un orden de magnitud, la cantidad de clavos y cubos de pintura por kilómetro cuadrado en el fondo del océano en esta ubicación.

El área combinada de los recorridos 4 y 5 fue el doble del ancho del trineo, aproximadamente medio metro, multiplicado por la longitud de la línea explorada, unos 10 kilómetros.

Esto representa una fracción de kilómetro cuadrado, lo que implica que podría haber unos 100 clavos o cubos de pintura por kilómetro cuadrado en esta zona del lecho marino.

Aunque esa cifra puede parecer razonable en el caso de los clavos, es mucho más alta de lo que esperaba respecto a los cubos de pintura de la Armada.

Si fuera cierta, indicaría que el personal naval fue particularmente negligente con el medio ambiente, contaminando el océano con abundante basura.

Cualquiera que arrojara ese número de cubos de pintura en una calle concurrida de Manhattan sería arrestado por alteración del orden público y vandalismo por la policía de la ciudad de Nueva York.

Esconder tanta basura bajo una masa de agua de más de un kilómetro de profundidad equivale a barrer la suciedad bajo la alfombra.

La pregunta clave en el análisis de hoy es si los alambres o fragmentos planos recuperados en los recorridos 4 y 5 fueron todos fabricados por humanos o si algunos podrían haber sido entregados por IME-1 como producto de una civilización tecnológica extraterrestre.

Hemos recuperado varios cientos de gramos de materiales de los recorridos 4 y 5.

Esto nos permitirá hacer una calibración precisa del entorno de fondo y analizar la composición y la abundancia de elementos radiactivos en las muestras más inusuales.

En contraste con la basura naval, la basura interestelar es nuestro tesoro.

Nunca arrestaríamos a nuestros vecinos interestelares por vandalismo o alteración del orden público.

Más bien, podríamos inspirarnos para enviar nuestras propias ondas espaciales a su vecindario.

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