
Migraña: Cicatrices del 37, de Coquín Artero (Contenido Explícito) 6j60
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No era español. Ni hablaba bien el idioma. Pero eso no importaba. Norman Bethune llegó con un bisturí, una cámara… y una urgencia que no entendía de banderas. En memoria de Norman Bethune🖤 A todas las personas inocentes que perdieron la vida en aquella guerra. 🙏 ✨ Un relato escrito por Coquín Artero y narrado por Olga Paraíso Entre carreteras bombardeadas, madres huyendo con sus hijos y miles de personas atrapadas en el fuego cruzado, él llegó con una ambulancia, con sus manos, con esperanza. 🎙️ Voz: Olga Paraíso 🎼 Música cierre final: Epidemic Sound con licencia para este podcast Amazing Grace (Acapella Version) Sven Karlsson Biografía Coquín Artero: Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1979, El entorno urbano de la década de los años 80 marcó profundamente su estilo y formas como autor. El polígono de Jinámar, como lugar en el que desarrollar sus primeros estudios, marcó sus dinámicas de convivencia y le otorgó las primeras dosis de relativismo cultural. Cursó estudios universitarios en la Universidad de Barcelona, la UNED y la UGR respectivamente aunque su oficio siempre estuvo orientado hacia las artes plásticas y escénicas, de tal forma que lleva 24 años trabajando de tatuador en su estudio de Gran Canaria. ✅Publicaciones: Cuentos macabros Volumen I: historias de un apocalipsis zombi. ⚔️Crónicas ocultas del Puerto de La Luz: Compendio de relatos de terror y drama humano por entregas mensuales, con nueve fragmentos publicados y ambientadas en el puerto principal de Gran Canaria. ⚔️Cuentos macabros Volumen II: colección de relatos con origen en el desorden mental y el horror cósmico. Grapas mensuales de las que hay publicadas las cuatro primeras. ⚔️Huecos de un sueño roto: El Círculo de Lovecraft. ⚔️Las cavernas del destino y Ni un paso atrás: GTM ⚔️Carne con queso: revista Mordedor ⚔️En las entrañas de Kowloon: Windumanoth https://www.amazon.es/stores/author/B09S5TFX2R 🗒BIO Olga Paraíso: https://instabio.cc/Hleidas Si esta historia te ha cautivado y deseas unirte a nuestro grupo de taberneros galácticos, tienes la oportunidad de contribuir y apoyar mi trabajo desde tan solo 1,99 euros al mes. Al hacerlo, tendrás exclusivo a todos las historias para nuestros mecenas y podrás disfrutar de todas las historias sin interrupciones publicitarias. ¡Agradezco enormemente tu apoyo y tu fidelidad!. 🚀 🖤Aquí te dejo la página directa para apoyarme: 🍻 https://ivoox.descargarmp3.app//552842 🚀 ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/552842 4t221
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Un podcast de ciencia ficción, terror y fantasía dirigido por Olga Paraíso. Ficciones sonoras con las que podrás sumergirte en otra realidad. No era español, ni hablaba bien el idioma, pero eso no importaba. Norman Bezún llegó con un bisturí, una cámara, y una urgencia que no entendía de banderas. Lo vieron aparecer en el peor momento, cuando la gente huía por la carretera como ganado en estampida. Mujeres embarazadas, niños descalzos, hombres con el cuerpo abierto y el horror volando desde el cielo.
Entre Málaga y Almería, en febrero del 37 no hubo una batalla. Fue una cacería, una masacre, una columna de miles de civiles, bombardeada y ametrallada sin piedad. Y en medio del caos, el cirujano, con un coche, sangre hasta los codos y una idea que cambiaría la historia de la medicina para siempre. La primera ambulancia móvil, improvisada, sin recursos, pero efectiva. Cargaba heridos, los sacaba de allí, curaba lo que podía, y cuando no pudo más, cuando no quedaban vendas ni manos suficientes, empezó a fotografiar.
Porque alguien tenía que dejar constancia, porque alguien tenía que decir, esto ocurrió, yo lo vi, yo lo intenté. Pero durante décadas, nadie quiso mirar esas fotos, nadie quiso hablar de él, no encajaba en ningún relato. Mientras tanto, al otro lado del mundo, Canadá lo convertía en héroe. Aquí, sólo algunos recuerdan su nombre. Y una cala discreta, junto a la costa, lleva un título, El paseo de los canadienses. Hoy vamos a contar su historia, sin adornos, sin mitos, sólo lo que fue.
Porque a veces, la humanidad también se escribe con bisturí, con fango y con sangre seca. Migraña, de Coquín Artero. 5 de febrero de 1937. Málaga parece haber recibido el disparo de perdigones de una escopeta divina. María Teresa camina entre los socavones, ajena a la desgracia. Inmersa en su condena personal, miles de veces más intensa que la guerra. La migraña lleva años martilleando su cráneo desde dentro, y el sonido constante de las máquinas en la factoría es lo único que la ayuda a convivir con el malestar. Sólo quiere llegar al trabajo.
No es capaz de reparar en los heridos que se amontonan a la entrada del hospital. Tampoco en que cada vez hay menos casas en el camino. No hace caso a los bombardeos de primeras horas de la noche, ni al de cada mañana al salir el sol. Sólo quiere llegar al trabajo. Sin saberlo, se encuentra por última vez con su primo, que después de hacerle saber que la fábrica había sido destruida, le recomienda huir de la ciudad y se marcha serpenteando entre la polvareda y los escombros de una ciudad arrasada.
María Teresa ya no tiene un trabajo a dónde ir. El camino de vuelta es caótico. Mira las facciones de la gente sin poder apartar la vista. Parecen haber envejecido de golpe. Eso le convence más que las palabras de su pariente. Al doblar la última esquina, bajo el andamio de contención encajado entre su casa y la del vecino, un niño acuclillado de entre 5 y 6 años.
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