
Miércoles 21 de mayo – Juan 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. z4419
Descripción de Miércoles 21 de mayo – Juan 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. 3v5c3x
Meditación del día 21 de mayo de 2025 Palabra de Vida 235649
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
El que permanece en mí y yo en él. Ese da fruto abundante.
Fijaos que hay una palabra preciosa que es la palabra permanecer. Algunas personas creen que por mucho que se muevan, por más experiencias que tengan, por más cosas nuevas que conozcan, que eso les va a llenar su vida. Y no se trata de conocer nuevas experiencias o de visitar nuevos lugares, se trata de saber cuál es el sitio en nuestra vida. Y muchas personas saben cuál es su sitio como madres o como abuelas, cuál es mi sitio como hijo ante mis padres o en mi trabajo.
Y claro, ¿y cuál es mi sitio en la vida? Mi sitio en la vida como creyente es Cristo. Vivir en Cristo, vivir de Cristo, contar con Cristo, aprender de Cristo. Pero qué bonito lo que dice Jesús. Si permanecéis en mí, si no veis de acá para allá, hoy una espiritualidad, mañana otra, hoy voy a probar no estar, hoy sí estar, hay mucha gente que es muy inconstante.
Y precisamente Jesús decía, con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. ¿Y qué es la perseverancia? Ser fiel a lo cotidiano, ser fiel a lo sencillo y permanecer. Por eso muchas personas se han preguntado, ¿y cuál es mi sitio en la vida? Si a lo mejor no pinto nada, si a lo mejor no le importa a nadie, si a lo mejor soy una persona que me he quedado sola, que tengo menos trato.
Y dices, bueno, ¿cuál es mi sitio en la vida? Y los jóvenes, efectivamente, todavía están buscando su vocación, una llamada, una persona con la que compartir vida. Las personas que a lo mejor estáis en el ecuador de vuestra vida, si habéis encontrado ese sitio, pero bueno, todavía con miedos, inseguridades. Las personas mayores, la fidelidad, mi sitio es la fidelidad y es permanecer con Jesús. Porque en todo puede estar Cristo. Y entonces, efectivamente, vemos que nuestra vida puede dar frutos. Muchas veces no vemos los frutos de nuestra vida.
Muchas veces sabemos que hacemos cosas buenas y, aparentemente, no se ven los resultados.
¿Cuántas oraciones habéis hecho por vuestros hijos? ¿Cuántas intenciones habéis puesto con buena voluntad? Y, aparentemente, los frutos no se ven. Pero es que los frutos de Cristo no son los éxitos. Los frutos de Cristo no son los triunfos, que todo se ha dado como yo espero. Los frutos que da Cristo suceden dentro. Y es un corazón capaz de Dios. Es un corazón que es noble. Es un corazón que quiere vivir en la verdad. Es dejarse llevar por la gracia. Y por eso, creo que todos podríamos decir, mi sitio en la vida es Cristo. Y todo lo demás, en la medida en que estoy con Cristo, será positivo.
En la medida en que no estoy con Él, no tendrá ningún valor. Los frutos, los resultados de mi vida, ¿para qué estoy yo aquí? ¿Le he hecho el bien a alguien? ¿He servido para alguien? Eso déjaselo a Dios. No te hagas preguntas que ahora no tienes capacidad para entender la respuesta. Puesto que Dios se mueve en otras dimensiones, Dios no es un contable que va llevando una contabilidad de lo bueno y de lo malo, sino que Dios es un Padre, es una Madre que te aprueba. No te hace una enmienda a la totalidad, sino que te aprueba en tu totalidad con tus debilidades.
Tu sitio en la vida es Cristo. Tu sitio en la vida es el corazón de Jesús. Y ojalá que nunca, nunca quieras salir de Él.
Comentarios de Miércoles 21 de mayo – Juan 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. 63259