La Maldición de Strahd 54 2qu39

Bienvenidos a Horror Cósmico, el podcast de rol que te hará perder cordura.

Hemos abandonado ese cubil, el cubil de Kirill, el cubil de esa manada de hombres lobo.

Hemos dejado atrás a Zuleika. Después de haber derrotado a la esposa de Kirill, ella ha insistido en quedarse, intentar reclamar lo que ella considera que es su puesto en la manada. Pero creo que no lo tenéis muy claro, que ella sola lo consiga. Pero eso nos detiene, abandonando ese cubil. Me atrevo a decir eso porque vi cómo intentaban convencerla, le ofrecieron vuestra ayuda.

Incluso le dijeron que fuera con ustedes, pero ella insistió en quedarse. Han pasado varias horas, ya habéis descendido por esa ladera de esa montaña hacia la ciudad de Kars. Lleváis varios más en el grupo, niños, media docena, tal vez más, mal preparados para el tiempo que hay ahora. Se acerca la noche, el viento sopla con fuerza.

Podemos escuchar eso, cómo aúlla entre las ramas de los árboles, y cómo ese viento trae esos copos de nieve que se van pegando a todo, a vuestras capas, a vuestro pelo, en vuestras pestañas, en vuestras cejas. Creo que iba abriendo camino Valkar, sabe moverse por los bosques, sabe evitar dejar huellas, que sea difícil seguir vuestro rastro, aunque esa oscuridad que os empieza a rodear os ayuda. Después de algunas horas llegáis al camino, al camino de Svalich.

Os sentís con la seguridad que os proporciona este viejo camino, fuera de este bosque, aunque el viento sigue soplando con fuerza. No podéis ver más allá de unos 10 metros, 15 tal vez. Me imagino que avanzáis hacia el oeste, hacia el pueblo de Kars, después de una horita más caminando, y ya con la noche encima, entre vosotros, veis las murallas de Kars, murallas de piedra. Parece que la ciudad está mucho más fortificada que la de Valaki.

También tiene algo que lo hace curioso, y es cómo parece que esas murallas hayan rodeado el bosque, es como si hubieran puesto murallas al bosque. La muralla cerrada, este pueblo está al refugio de los acantilados de las montañas, y las murallas llegan por los dos extremos, haciendo una esquina. Hay dos torres de vigilancia junto a la puerta principal, y podéis ver cómo salen luces de dentro de esas torres de vigilante. Las puertas son de madera enorme, y todo está cubierto de nieve, y parece que esa nieve seguirá creciendo.

Perdón, me mata la alergia. Detrás de las murallas,