Mentiras Eternas, Acto II Sesión 25 1726g

Bienvenidos a Horror Cósmico, el podcast de rol que te hará perder cordura.

La sesión de hoy va a empezar en uno de esos barrios, de esas zonas más exclusivas de la ciudad de Boston, donde esos edificios empiezan a tomar altura. Centros de oficina, banco, el downtown de Boston. En mitad de la calle un coche de lujo, que reconocemos, el coche de la familia Westwood, se aleja a calle arriba y ha dejado a nuestra protagonista, Carolyn, frente a su casa.

Después de casi dos semanas fuera de Boston, por fin vuelves a estar frente a ese edificio, frente a tu casa, Carolyn. Atraviesas esa puerta, llegas a ese enorme recibidor, paredes altas, lámparas Art Deco, todo brilla bajo esa luz luminosa de esas lámparas, mármol bien pulido, escaleras, incluso uno de esos modernos ascensores que no necesitan ascensoristas con esa enorme botonera. Subes hasta tu piso, tu piso oficina o consulta.

Cuando el ascensor avisa de la llegada con ese sonido, con esa campanita y las puertas se abren, ves ese pasillo moquetado, con esos sujeta alfombras, que no sé cuál es el nombre realmente, de color dorado, que contrastan con el rojo de la alfombra mullida y cara. El máximo silencio, ninguna radio, no se escucha nada sino la tranquilidad de tu hogar. Probablemente muchas de estas puertas que tenemos en este pasillo ahora mismo no haya nadie, porque se utilizan para trabajar.

Pero ahí estás, en el pasillo de tu casa, que bien te ha costado. ¿Ya la pagaste, Carolin? ¿O todavía estás pagando la hipoteca de este negocio? Poco a poco, poco a poco. Solo me faltan unos 60 años de hipoteca. Qué bien, ya te queda menos. Pero la voy a amortizar rápido, porque cada vez la gente con más dinero tiene más tiempo y se busca más problemas.

Tal vez Janet sea generosa a la hora de pagarte por tu servicio. Sin duda ella no se ha llevado un tiro en la espalda, ni una mordida. Ella lo dirige todo desde la seguridad de ese hangar.

Carolin, caminas hacia tu casa. ¿Quién ha cuidado de tu gato? ¿Le has dado la llave a alguien para que pueda entrar a alimentarlo? ¿Se le ha dado el gato a alguien? No, dejé la ventana abierta, como hace siempre. El señor Sir June Peladilla Picante realmente es muy capaz y autónomo. De hecho, en casa yo nunca tengo comida para gatos. Él vuelve siempre por mi inestimable compañía.

Interesante. ¡Pero es mío! ¡El gato es mío! ¡No es callejero, es mío! ¿Tiene collar ese gatito? Sí, claro.