LVO Preferiti - Los "Otros" Cinco d4m3f

Muy buenas noches y bienvenidos a La Verdad Oculta, a un capítulo que nos lleva desde las frías costas de Suecia hasta las selvas de Myanmar, desde las calles de Marsella hasta los templos de Sri Lanka y al corazón vibrante del Congo. Seré su guía hoy 4 de mayo de 2025. Siento que hoy en día Roma está temblando bajo un cielo gris, como si supiera que algo grande está por venir.

Hace 14 días, el 21 de abril, el Papa Francisco nos dejó, cerrando una era que tocó el alma de millones con su humildad y su amor por los olvidados. A sus 88 años, Bergoglio partió, y el silencio que dejó pesa como una catedral. En tres días, el 7 de mayo, el miércoles, 133 cardenales entrarán en la Capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel, para elegir al próximo Vicario de Cristo. ¿Quién será el que asome al balcón de San Pedro? ¿Qué historias, qué sueños, qué sombras lo llevarán hasta allí? Hoy no vamos a hablar de uno, sino de cinco hombres, cinco cardenales, cinco vidas.

Estos podrían cambiar el rumbo de la Iglesia. Anders, Arborelius, Charles Maugh, Beau, Jean-Marc, Abelín, Malcolm, Ranjith y Fridolin Ambongo Besungu. Ya saben que en la verdad oculta no ofrecemos rumores vacíos, ni simples especulaciones. Vamos a caminar por sus mundos, a escuchar sus corazones, a desentrañar sus luchas.

Imaginen conmigo que estamos en un café frente al Tíber, con un espresumeante el castillo de San Angelo de fondo, mientras Roma susurra nombres, decenas de ellos. Pónganse cómodos, suban el volumen y vengan conmigo, porque vamos a disfrutar del último especial de los preferiti de este conclave 2025, porque la verdad, ya lo saben amigos, como siempre, espera para ser revelada.

La verdad oculta, con Mario Escudero. Pero antes de conocer a nuestros cinco cardenales, déjenme pintarles una escena. Roma está de luto, pero también en ebullición. El 21 de abril, en la Residencia Santa Marta, el cardenal Camarlengo llamó tres veces a Jorge Mario Bergoglio, golpeando su frente con un martillo de plata. Un rito que suena a otra época, aunque hay voces que dicen que eso del martillo ya no se utiliza actualmente. Es más que probable.

El papa muerto, anunció, y el anillo del pescador fue destruido ante los ojos de los cardenales, de algunos de ellos. La plaza de San Pedro se llenaría entonces de peregrinos, mezclando sus rezos con el llanto. Francisco, el jesuita que caminó con los pobres, que habló de misericordia en un mundo de muros, ya no está.

Varios medios lo llamaron el papa del abrazo. Y no hay mejor manera de decirlo. Su legado es un tapiz de esperanza y controversia, de puertas abiertas y debates encendidos. Aunque sí, las ventanas siguen cerradas. Durante los novendiales, los nueve días de duelo establecidos desde 1274 por Gregorio X, Roma ha llorado y preparado el camino. Los restos de Francisco, vestidos con sus hábitos blancos, fueron expuestos en la basílica, y miles de fieles desfilaron para despedirlo. Ahora, a tres días del cónclave, la ciudad respira expectativa.

Varios medios, que he leído estos días, como La Razón, describen al cónclave como un rompecabezas de fe y estrategia, porque Francisco nombró a esos 108 cardenales, de 133 totales que hemos nombrado en varios episodios. Su influencia es inmensa, pero los cónclaves, ya lo saben, son impredecibles. Puede que de todos los candidatos que hemos tocado en estos especiales, ninguno sea el elegido. Eso sí, probablemente formarán parte de ese grupo conocido como grandes electores, que manejarán los designios del cónclave. Como dice un viejo refrán romano, quien entra como papa, sale como cardenal, se lo he repetido en numerosas ocasiones en estos días.

El Espíritu Santo no le da esquinielas, y en la capilla sixtina cualquier cosa puede pasar.

El cónclave es más que una lección.