
IX Sobre la resignación (Máximas) - Epicteto 5s1n1r
Descripción de IX Sobre la resignación (Máximas) - Epicteto 3x362b
Obra: Máximas. Autor: Epicteto. Traductor: José Ramón Naranjo. Narración: Carlos Brito. Obra completa digital https://drive.google.com/file/d/1dOMn8NxDVvxr_q2WAwwAugHnQ8dbrgiJ/view?usp=sharing 166h64
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1. No pidas nunca que sucedan las cosas como tú deseas, sino desea que sucedan como suceden,
y prosperarás siempre. 2. Cuando estamos a punto de embarcar,
pedimos a los dioses vientos favorables, con objeto de llegar pronto a destino.
Y mientras nos son concedidos, ¿no hacemos sin observar consternados el viento reinante?
¡Ay de mí! ¡Siempre viento norte! ¿Cómo embarcar con este viento contrario?
¿Cuándo soplará viento sur? Amigo mío, ¿soplará cuando le plazca,
o mejor dicho, cuando le plazca al que es su amo y señor?
¿O es que eres dispensador de vientos cual otro eolo?
3. Acostúmbrate a que no podemos disponer más de lo que depende de nosotros,
y hemos de tomar lo demás tal cual llega. 3. Trasca decía que prefería morir hoy,
a ser desterrado mañana. Oyendo esto, le replicó Rufo,
4. Aquel que se acomoda a lo que fatalmente sucede sabio,
y apto para el conocimiento de las cosas divinas. 5. Siempre y en todo momento debemos hacer lo que
de nosotros depende, permaneciendo firmes y tranquilos respecto a lo demás.
6. Si me veo obligado a embarcarme, ¿qué debo hacer? Pues lo que está en mi mano,
y es acorde a mi razón. Es coger el barco, el piloto, los marineros, la estación,
el día y el viento favorable. He aquí cuanto depende de mí.
7. Luego, si en alta mar sobreviví en una tormenta, ya no tengo yo nada que hacer.
Todo es asunto del piloto. 8. Que la embarcación sosobra,
pues en vez de gemir, llorar o apesadumbrarme, me dispongo a hacer lo que esté en mi poder y
facultades para salvarme, sin dejar de pensar que todo lo nacido tiene que morir, según ley general
de la que yo no puedo librarme. 9. Porque no soy la eternidad,
sino simplemente un hombre, una parte del todo, como una hora es una parte del día.
10. Y así como cada hora llega y pasa, yo que he venido, debo pasar a sí mismo.
11. Y si debo pasar, ¿qué más da la manera de hacerlo, ya sea por medio de la fiebre,
ya por la acción del agua? 12. Nunca ni por motivo
alguno debes decir, he perdido tal cosa, sino, la he devuelto.
¿Ha muerto tu mujer? ¿La has devuelto? ¿Te han desposeído de tu hacienda?
¿Has hecho una simple restitución? ¿Que el que te desposeyó es un malvado?
¿Y a ti qué te importa de qué mano se sirvió el que te lo dio, los bienes para desposeerte,
luego de ellos? De modo que no te quejes y disfruta de la vida, como el viajero disfruta
de la posada que el camino le depara, mientras te permita serlo.
7. Si los dioses me abandonan, como me han abandonado en la indigencia, en la oscuridad
y en el cautiverio, no es porque me tengan odio. ¿Qué amo es capaz de aborrecer a su
fiel servidor? Tampoco es por descuido, pues los dioses no descuidan ni las cosas al parecer
más insignificantes. Lo que quieren es ponerme a prueba, para cerciorarse de si tienen en
mí a un buen soldado, de si soy un buen ciudadano. Es decir, ¿qué quieren?
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