Irene Montero: La Farsa de los Héroes Políticos 1m5411

El partido político Podemos viene a salvarnos. Otra vez a reivindicar el espacio de la verdadera izquierda y ya son más intentos que victorias. Sé que es pedirte mucho, pero estamos en un momento crítico y solo una mujer pacifista y valiente va a hacer la tarea que hay por delante. Esas eran las palabras de Ione Belarra a Irene Montero en un acto celebrado este pasado 6 de abril bajo el lema por la paz y contra el régimen de guerra. Se consumaba así que Irene Montero será la encargada de comandar a Podemos en las próximas elecciones generales.

Envuelta en su clásica retórica de justicia, paz y feminismo, este anuncio con tintes heroicos nos recuerda al cartel que usaron en 2019 con Pablo Iglesias tras su vuelta por la baja de paternidad. Ha vuelto, rezaba el eslogan. No era el tráiler de una película de superhéroes, era otra vez el truco del héroe político, la eterna dialéctica neomarxista que no se basa en resultados sino en emociones, el relato del salvador que regresa porque el pueblo lo necesita. Tras ser preguntada por una posible coalición con Sumar, Irene Montero rechazó tal propuesta, aludiendo que Sumar debía integrarse en el PSOE ya que sus posiciones en torno al rearme estaban más cerca que nunca del Partido Socialista.

Un par de días después, Mónica García, ministra de Sanidad, dirigente de Mas Madrid, Médica y Madre, contestaba a Montero declarando que lo que quiere Podemos es echar al gobierno para presentarse ellos como los salvadores. Y sin que sirva de precedente, la ministra García acierta, o al menos en parte, pues en todo este circo político y mediático, la imagen del héroe que viene a salvarnos de las garras del villano son en realidad ansias de poder envueltas en palabras resultonas.

Las izquierdas tolerantes de buen corazón, feministas e igualitarias, enfrentadas una vez más por quien asaltará los cielos. Y es que no es la primera vez que la izquierda de las buenas intenciones no es capaz de actuar de diferente manera a como ha hecho siempre. Emociones y palabrería hacia afuera, pero puñaladas hacia adentro. Políticos que nos hablan de salvación cuando no pueden ni salvarse entre ellos. Pero claro, si hay estados de promedio, podemos esperar lo peor. Las necesidades y miedos de la población han sido históricamente aprovechadas por los estados en forma de políticos para mantenerse en el poder.

La figura del salvador político es una artimaña más de la maquinaria burocrática. No surge de una demanda genuina de las personas, sino que es el propio estado el que, habiendo quitado al pueblo la autonomía de solucionar sus problemas, se presenta ante todos como salvador de los mismos problemas que causa. Una especie de deidad que protege al pueblo. Decían los antiguos catecismos que la astucia del demonio era hacer pensar que no existía, y el profesor Anchobastos completaba esto diciendo que la astucia del estado es hacer pensar que existe.

La izquierda neomarxista actual es una consecuencia más de esta retórica, una construcción artificial alimentada por propaganda y adornada con estética revolucionaria. Ya fueran Lenin, Mao o cualquier líder comunista, la idea de llegar y salvar al pueblo para acabar asentándose en el poder es más antigua de lo que muchas personas creen, y Podemos ha entendido esto muy bien. La huida hacia adelante encuentra su clímax en el neomarxismo, pues siempre hay un enemigo externo al que culpar.

Las cloacas del estado, el patriarcado o la justicia machista son habituales en su diálogo. Siempre encuentran un nuevo chivo expiatorio al que culpar de su fracaso y al que usar como justificación para el retorno de sus líderes, o lideresa en este caso. Y esto no solo afecta a Podemos, la retórica del héroe es una habitual en la política. Cada uno a su manera. Tenemos al magnánimo Pedro Sánchez, el moderado Alberto Núñez Feijo, el salvador de España Santiago Bascal y ahora la maquinaria.